El sonido de una flecha chocándose contra el suelo resonó una vez más por toda la sala de entrenamientos. No había logrado su objetivo, para variar. La joven miró fijamente a la diana que tenía enfrente e inspiró profundamente. Una, dos, tres veces. Pasó un minuto, luego dos. Quizás cinco. Suficiente descanso. Debía sacar otra flecha. Zoe bufó, enfadada y frustrada a la vez, y, después de sacar otro proyectil, alzó de nuevo la mano con la que sujetaba la ballesta, un pesado armatoste de unas 150 libras. Las manos le temblaban, pero consiguió levantar su arma lentamente. Concentrándose a más no poder, la niña cerró un ojo para precisar el golpe. Un chasquido. La flecha voló por los aires de nuevo, para llegar a clavarse en una de las esquinas de la diana.
---Basta de entrenamiento por hoy---dijo una voz, alzándose detrás de ella.
La respiración de la niña estaba acelerada. Necesitaba más, no podía dejar las cosas así. Tenía que practicar, practicar, seguir practicando. Practicar hasta que le dolieran las manos. Así es como se hacían las cosas en la Legión, eso era todo lo que había conocido en su vida. No podía siquiera pensar en parar. No podía, no podía.
Zoe apretó los dientes y, sin hacerle caso a la orden de su hermano, sacó otra flecha y la colocó en el canal de su arma. La niña alzó el brazo de nuevo, sujetando la ballesta con las dos manos, y cerró los ojos. Poco a poco, dejó un ojo abierto. Con cuidado, como si le estuvieran dictando unas instrucciones silenciosas, apretó el gatillo. En menos de un segundo, la chica contuvo el aliento. La flecha pasó de largo la diana, y se clavó en una de las paredes, reforzadas con algún material blando del que Zoe no conocía el nombre.
Zack se le acercó con detrás, pero la niña sacudió la cabeza y estiró la mano, a punto de sacar otro de sus letales proyectiles. No quería parar, todavía no. Llevaba dos meses practicando, no podía ser la única persona de su equipo que no sabía dominar su arma todavía. Blake había elegido una pistola pequeña, Colt un grupo de cuchillos que se podían lanzar desde una distancia determinada. Además, con la ayuda de Dixon, el chico había conseguido investigar lo suficiente como para lograr hacer una serie de líquidos que, usados de determinada forma, podían matar o dejar inconsciente. Venenos.
---No voy a parar ahora---gruñó Zoe, alzando la ballesta de nuevo. Otra flecha voló por los aires, y pasó a clavarse en la diana, cerca del centro.
---Tienes que descansar, Zoe---señaló el chico, situándose a su lado y quitándole el arma.
«Tengo que hacerlo» murmuró Zoe en su mente, esperando que su acompañante captara la indirecta. «Todavía no soy lo suficientemente buena, Zack»
---Has mejorado mucho en los últimos meses---dijo Zack, dejando la ballesta en su sitio---. Éso es suficiente para mí. Te estás haciendo daño, fantasmilla, ¿es que no lo ves?
Zoe se miró los brazos. Éstos, llenos de cortes cicatrizados, parecían doloridos. Pero la niña no sentía dolor. No sentía sus ojos verdes enrojecidos, sus profundas ojeras, la palidez de su rostro. Se estaba esforzando más de lo que debería, pero no le importaba. Debía seguir, seguir, seguir.
Antes de que su hermano pudiera siquiera adivinar lo que iba a hacer, la niña recuperó su ballesta y sacó otra flecha, acercándose un poco a la diana. Con cuidado, el proyectil fue colocado en el canal del arma de nuevo.
«No voy a parar» se dijo a sí misma. Con lentitud, Zoe alzó su ballesta de nuevo.
---Zoe, he dicho que ya basta---gruñó Zack, acercándose a ella de nuevo.
---No voy a parar. No ahora.
Zack se acercó un poco más y, con cuidado, le quitó el arma de la mano. Zoe se le quedó mirando sin ver, pero no opuso resistencia, al menos por el momento. En un único movimiento, el chico lanzó, con las dos manos, la ballesta lejos de ellos, que rebotó contra la pared y se quedó ahí, estática. Por suerte, no se había roto por el refuerzo que contenían las columnas de la sala, acolchadas por dentro para evitar accidentes.
ESTÁS LEYENDO
Juego de Héroes: Máscaras Negras [COMPLETA]
FantasyTras los muros de una oscura prisión, tres jóvenes tratan de luchar contra el destino para el que son entrenados: Destruir el mismo mundo que les entregó sus habilidades. Para ello, tendrán que forjar peligrosas alianzas, arriesgándose a sufrir trai...