La oscura noche caía sobre la ciudad cuando lograron atravesar sus fríos e inhóspitos muros. La oscuridad traía consigo su helado frío, y eso era malo. Como sombras deslizándose por su propio territorio, los siete chicos avanzaron hacia un edificio algo derrumbado y ruinoso que se alzaba detrás de un estrecho callejón.
La lechuza de Nio, Ada, aulló cuando uno de los cubos de basura crujió, probablemente por causa de alguna que otra rata. Ninguno de los chicos dijo nada, pero Nio y Pícaro intercambiaron una mirada fugaz. Sí, no era un lugar especialmente bonito, no era muy útil. Pero albergaba mucho más significado del que ninguno de ellos podría llegar a pensar. Pícaro lo sabía. Pero no iba a dejar que nada le detuviera aquella vez. Nada.
Pero, al contrario de lo que ellos pensaban, les estaban esperando.
Mientras avanzaban, Pícaro dirigió su mirada hacia las paredes del callejón. Éstas, llenas de graffitis y algunos ladrillos sueltos, estaban agujereadas, quizás por meros impactos de bala. Por si ésto no fuera poco, también poseían algunos rasguños y cortes.
Además, si se observaba atentamente, el chico podía observar dos pares de ojos dorados, casi exactamente iguales, tan primitivos como el aullido de un lobo, surgiendo entre la oscuridad. Los experimentados se pusieron en tensión casi de inmediato, pero el resto del grupo permaneció tranquilo.
---Vigía Este y Corredor Sur---susurró Zack a sus compañeros---. No nos harán daño, nada de atacar.
Pícaro se relajó casi al instante en el que puso un pie en el callejón. Estaban en casa. Todos. Habían vuelto vivos; hambrientos, heridos y desaliñados, pero vivos. Éso lo relajó al instante. Sin embargo, Zack, Nio y Kayla no parecían compartir su alivio, y el chico se preguntó por qué.
No necesitó preguntárselo dos veces. Un gruñido, parecido al de un perro, resonó en las paredes del callejón. El chico tragó saliva y, en menos de medio segundo, pudo adivinar que se encontraban en problemas. Porque aquél gruñido pertenecía a un enorme pastor blanco suizo de pelaje nevado. Rockie, la mascota de Hunter. Y éso solo significaba... Que el chico debía de estar justo detrás de él. Al alzar la vista hacia los ojos de Hunter, el único jefe del clan que solía hacer guardia a ésa hora de la noche, sin embargo, lo supo. Supo que estaban en problemas. Esos ojos ambarinos estaban envueltos en furia. Furia dirigida hacia ellos.
---Ni una sola nota---comenzó el chico de pelo negro, con una mueca crispada congelada en su cara---. Puestos desocupados, habitaciones vacías. Dos de los cuatro Invocadores desaparecidos, además de un Vigilante y uno de mis mejores Espías---Hunter clavó sus ojos en Zack, que bajó la mirada, algo avergonzado---. Espero que tengáis una buena explicación.
El chico que lo acompañaba, Tommy, sonrió de alivio en cuanto se acercó un poco más a ellos. Pícaro quería devolverle la sonrisa, pero el miedo le había paralizado tras el discursito de Hunter. Estaba asustado, no podía negarlo. Los demás podrían arreglárselas con cualquier castigo que le pusieran, pero su caso era distinto. A los ojos de Jefes, él seguía siendo un extranjero y un... ¿Traidor?
---Tenemos una buena explicación---murmuró Zack por fin, con los ojos posados en el suelo.
Hunter clavó sus ojos en él al instante. El chico se revolvió un poco, pero no alzó la mirada. Estaba nervioso, de eso no cabía duda. Antes de su pequeña escapada, Zack era uno de los más dedicados aprendices, a veces demasiado centrado en su trabajo de Vigía, pero era lo que le gustaba hacer. El chico disfrutaba del silencio. Pero ahora, sintiéndose como un ratón acorralado, el chico parecía más inexperto que el mejorado más novato.
---Me encantaría oírla, Vigía Norte---se burló el Jefe, agarrando con fuerza la correa de su "adorable perrito", que gruñía a su lado.
---Teníamos una... Misión---comenzó Zack, con un brillo extraño en su mirada---. Una explosión había resonado en la Prisión Ayla, y... Pensé que podría haber una causa---El joven detuvo su explicación abruptamente, y giró la vista para mirar a su hermana---. Así que reuní a mi equipo y fuimos hasta allí.
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Juego de Héroes: Máscaras Negras [COMPLETA]
FantasyTras los muros de una oscura prisión, tres jóvenes tratan de luchar contra el destino para el que son entrenados: Destruir el mismo mundo que les entregó sus habilidades. Para ello, tendrán que forjar peligrosas alianzas, arriesgándose a sufrir trai...