Capítulo 6.

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La espada más aguda es una palabra pronunciada con enojo. -Guda.

Maratón 1/2.

Nicolás.

Salgo airado, con la satisfacción corriendo por mis venas, la excitación en mi piel y las ganas en mi boca. Ese beso me acaba de dejar todo más claro; ahora con mucha más razón quiero a esa mujer conmigo.

Recordar su lengua, su cuerpo tiritar, el anhelo por tocar mi boca y el descontrol de su cuerpo, no hacen más que confirmarme que ella no es indiferente a mis deseos. Aún tengo el sabor del desenfrenado beso y el dibujo de su cintura en mis manos.

Esta chica es difícil en muchos aspectos, y sé que en lugar de ganar puntos con ella, los estoy perdiendo. No sé porque soy tan impulsivo, obre de mala forma, se no debí dejarla sola ella estando ciega; se le hará difícil llegar a su casa si no conoce el alrededor del todo.

Pero mi orgullo esta elevado ahora mismo y no volveré por ella.

Rememorar el hecho de que estaba abrazado a otro, me hace querer investigar quién es el imbécil que gozaba de sus manos alrededor de su cuello, no quiero estorbos en mi camino, suficiente tengo con las escasas contestaciones de Alessia. Demonios, ¿por qué se hace la difícil conmigo?, ¿qué le cuesta ser amable y hacer las cosas más fáciles para mí?

«Esta vez no será fácil, Nicolás»

Me susurra mi subconsciente, nunca le doy la razón, pero hoy la tiene. Alessia Moretti no es una chica factible, pero eso no me detendrá. Cuando te empecinas en obtener algo, tu mente no deja de imaginarlo, de quererlo y de idear miles de forma para obtenerlo; así es como funcionamos: vivimos anhelando lo que no tenemos.

Necesito beber para calmar las ansias. Observo la hora en mi reloj, el tiempo pasa tan jodidamente rápido que ni siquiera nos damos cuenta, aun mas cuando hay entretenimiento, el tiempo camina primero que nosotros y eso también nos jode en muchos sentidos.

Al rato, estaciono mi auto fuera del bar, entrando y vislumbrando un par de ojos marrones y cuerpo robusto enfundado en un traje; camino hacia la barra y el chico alto me sonríe cuando nuestros ojos se encuentran.

-Hey, pensé que no vendrías -pronuncia saboreando el Vodka.

-Pensaste mal, me puedes traer lo mismo -le digo al chico de la barra, quiero algo muy fuerte para disminuir mi estrés.

El chico me pasa mi bebida prontamente, lo bebo de un solo trago y le hago seña para que me sirva otro, esperando calmar los miles de pensamientos asfixiantes que se asientan en mi cabeza, tan controladores, tan devastadores.

-Veo que has tenido un día de mierda -deduce sonriendo.

Mi silencio le afirma lo que mi cara y rigidez delatan, bebo mi bebida sin reparar en nada, ni nadie; el ardor que provoca en mi garganta me hace sentir portento.

La bebida es la mejor manera de olvidar toda la miseria que se hace protagonista de nuestra vida.

Sé que no es la mejor solución, pero vamos, hay veces en las que ya no resistes martirizar tu mente constantemente, solo quieres olvidar y dejar de pensar por una vez en la vida, dejar de sentir y estar en paz.

Le mente suele ser nuestro peor enemigo.

-Nicolás, hermano. -Una voz un poco afónica frena mis cavilaciones; veo a mi amigo, Slade Manichi, frente a mí, sus ojos verdes se conectan con los míos, sonriendo, una sonrisa que da entender lo feliz que esta, al igual que su mirada, al igual que su típica ropa casual; es el tipo más sencillo que conozco.

A través de ti  [COMPLETÁ] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora