Capítulo 3.

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Un deseo no cambia nada. Una decisión lo cambia todo. -Jackson Brown.

Alessia.

Despierto por el ruido ensordecedor que hace abajo, mamá debe estar haciendo algunos de sus postres con esas máquinas ruidosas qué nos hacen despertar a todos en la casa; una de mis partes favoritas cuándo cocina es escucharla cantar a todo pulmón.

Como me fascinaría poder verla y no cansarme nunca de su presencia tan alegre, lamentablemente me es imposible.

Llevo días pensando en la operación, pero, sinceramente no me siento capaz de operarme, algo muy dentro de mí me dice que aún no es el momento para hacerlo, no puedo negar que el miedo me hace alucinar para cada día retroceder y decir "no" en cada momento, a veces quisiera, otras veces no lo quisiera. Soy de las personas que cambia de opinión cada segundo optando por la última respuesta.

Necesito esperar que el tiempo transcurra, es lo que hacemos todos los seres humanos cuando algo nos agobia; luego definiré mi situación, buscare un buen doctor que pueda hacerme estudios realmente buenos en donde pueda aclarar el por qué de mi ceguera, ya que el doctor anterior nunca aclaro nada, solo decía que era una ceguera temporal, la cual según él se podía operar y ver inmediatamente.

Doctores como esos no deberían existir. No obstante, si ése doctor es idiota, yo soy el triple de estúpida ¿Cómo me pude dejar operar con una persona sin principios laborales? Llego a la conclusión de que la desesperación de ver y que mi familia se sintiera orgullosa, me hizo actuar apresuradamente.

La desesperación suele ser el fracaso y ese día pude comprobarlo.

El día que decida operarme quiero tener la certeza de que voy a vislumbrar el mundo, de lo contrario no voy a volver a entrar en una sala quirúrgica. Total, ya he vivido la mayor parte de mi vida en la oscuridad, no pasa nada si continúo en ella.

Idara siempre me recuerda: que sí no veo nunca podré conseguir novio y hacer una familia, como si eso lo fuera todo, como si tener familia es el sueño de todos o es una obligación cuando no es asi; la sociedad ha impuesto esa parte, mas no es lo que deberíamos seguir, cada quien sigue el sueño que le apetezca, vinimos a hacer feliz con nuestras propias reglas, no con las que impusieron otros.

Me rompieron el corazón hace años atrás, esa vez confirme lo que tanto Idara recalcaba, que nadie me amaría con sinceridad, y después de aquello jamás me he vuelto a enamorar y creo que no lo haría, no quiero regresar a lo mismo, no quiero hacerme daño y sentirme menos. Aún me cuestiono que tenía en la cabeza en esa época para aceptar tener una relación con ese chico, era tan ilusa e indefensa que me deje llevar por palabras bonitas las cuales fueron mi perdición, dejándome destrozada.

Comprendí que es tan devastador tener el corazón esparcido en pedazos, por ello, no quiero la operación, es duro sufrir por cosas que no puedes conseguir.

Muchas veces le doy más felicidad a otros que a mí misma y eso jugo en mi contra en aquel tiempo.

En vez de felicidad, me dieron tristeza.

—Buenos días a mi perra favorita. —La voz de Julia me hace saltar del susto.

—Joder, Julia, me asustaste.

—Dios que dramática, mejor levantemos tu lindo trasero de la cama, necesitas darte un baño.

Julia es la única persona con la cual me siento más cómoda a la hora de vestirme y guiarme hacia el baño, lo hace sin ningún interés y de corazón, es a la única que le permito ampararme en algunas cosas.

No me gusta que mamá me ayude, no es por hacerla menos, sino porque no permite que me bañe ni haga el intento de cambiarme. Por lo menos Julia me permite hacer el intento de bañarme, aunque tumbe todo y ella muera de la risa.

A través de ti  [COMPLETÁ] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora