Capítulo 2.

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La única diferencia que hay entré un capricho y una pasión eterna es que el capricho... dura más tiempo. -Oscar wilde

Nicolás.

—Más fuerte Nicolás, por favor —pide.

No la contradigo dándole eso que grita. Nuestros cuerpos están sudorosos, empiezo a penetrarla con ímpetu proporcionándole unos gruñidos, estamos al borde del éxtasis. Su cintura tan diminuta y sus pechos a la disposición me ponen rápido. Mis manos tocan sus pezones mordiéndolos y provocó que su cuerpo se estremezca ante el tacto placentero.

Mis manos se mueven por todo su cuerpo en conjunto con mi boca, arremeto con agilidad concediéndole satisfacción. Sus gemidos me hacen enloquecer, su boca se apodera de mis labios; nuestras lenguas sincronizan perfectamente en un beso apresurado, tanto que ella gime con solo besarme.

—Argh, esto es la gloria, Nicolás.

Le proporciono varias estocadas más y nos corremos ambos. Joder, se siente magnífico correrse de esta manera, salgo de su vagina, tiro el condón a la basura y caminó hacia la ducha directamente dejándola tendida en la cama con su respiración precipitada. Abro el grifo y dejo que el agua sacie mi cuerpo, y me limpie completamente.

Pasó unos minutos en la ducha refrescando mi cuerpo con cada gota de agua que se esparce sobre el. Salgo de la ducha minutos más tarde y enrolló una toalla en la parte baja de mi abdomen, en seguida, tomo mi ropa y empiezo a colocármela.

Veo como la rubia de melena larga y ojos claros me mira provocadora. Eso no hará que me quede, no me gusta quedarme a dormir cuando se acordó un rato no una noche, no me gusta ilusionarlas más de la cuenta; soy de los que piensan que no es bueno ilusionar, cuando no darás nada a cambio.

—¿No vas a quedarte? —pregunta cautelosa.

—No.

—Nunca te quedas, Nicolás, solo me utilizas. Podemos llegar a tener algo mejor que unos minutos de sexo. Yo te quiero, lo hago de verdad —masculla con el rostro contrariado, la observo por unos minutos y suspiro por su arrebato.

—Sabes perfectamente que no puedo darte más, así que no empieces. Es un acuerdo mutuo, no he faltado a mi palabra.

—Puedes, pero no quieres. Sí algún día cambias de opinión estaré aquí. Tienes miles de chicas preciosas, inteligentes que estarían encantadas de estar contigo y aun no escoges. Ten claro que es imposible no enamorarse de lo que eres, Nico —afirma.

—Así es, no quiero, ni querré.

Me limito a responder a la rubia, se levanta de la cama caminando hacia el baño un poco disgustada dejando a la vista su perfecto trasero. Siempre es la misma mierda, no entiendo cuándo van a entender que no puedo dar más que sexo, no puedo tener una relación afectiva con nadie, jamás podre. No considero que sea el momento.

Esto es lo que me conduce hacer lo que estoy pensando y creo que acabo de encontrar la candidata perfecta para satisfacer mi obsesión, lo siento mucho por Leonardo, pues lo aprecio bastante, pero mi deseo esta primero.

Esa chica me dejo anonadado, su belleza es irreal. Si se pudiera ver en un espejo estaría seguro que amaría su atractivo: esos malditos ojos que cautivan son tan azules como el mar y su rostro posee rasgos tan delicados como si hubiese sido tallado por ángeles y brujas: para matar y hechizar; cada parte de ella fue creada para eso, la luz y la sensualidad que desprende atrae, aun con su condición: es malditamente perfecta.

Nunca nadie me había puesto tan rápido sin mostrarme su cuerpo o sin tanta interacción, no sé si el hecho de que sea ciega me haga sentir muy deseoso o el simple hecho de encontrar lo que he estado buscando. Y sé que no solo es deseo o afán, también me atrae, parece inteligente y buena persona. Me sorprendió, descubrirla fue excepcional y es más de lo que imagine. Ella me parece muy interesante y eso me ha llamada mucho más que cualquier otra cosa.

A través de ti  [COMPLETÁ] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora