Capítulo 45.

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La felicidad no dura tanto como puede durar el dolor. -A. Moretti.

Alessia.

No encontraba aire; mi respiración se torno lenta a medida que el taxi se acercaba a la casa, era extraño volver luego de vivir prácticamente otra vida. Y no debería sentirme así, con tanta pesadumbre, pero a la vez con tantos anhelos: quiero ver a mis padres, pero, también quiero retrasar el encuentro por días o unas horas más.

Me he puesto un alto, ya que lo he popuesto demasiado, se supone que tenía que venir está mañana cuando Nicolás se fue de viaje. Más sin embargo, quise quedarme en su casa durante la mañana. Jianna no estaba, en cambio, fue bueno porque sirvió para hablar conmigo misma.

Nadie sabe que regrese, se figura que me encontraría con Julia en Venecia pero ella piensa que sigo con Nicolás en su casa, mis padres no tienen idea de que ya estoy en Italia y mejor así. Estuve a nada de llamar a Stephan e irme con él, lamentablemente, ya no podía, no podía seguir huyendo.

Detuve el taxi en la entrada porque prefería caminar con mi maleta hacia la casa. Abandoné el auto yendo hacia mi hogar. Cuando estuve en la puerta, toque tantas veces y me angustie porque nadie contestaba. Volví a hacerlo y al fin vi la luz cuando Sarita me abrió recibiéndome con una sonrisa.

—Hola, Sarita —la saludé dándole un presente que traje para ella en mi bolso—. Es para ti, espero te guste.

—Muchas gracias, señorita, Alessia —Miraba el regalo con ilusión—. Bienvenida a casa.

No había murmullos ni nada, se sentía muy vacía.

—¿Dónde están mis padres?

—Han salido de viaje, se fueron el fin de semana. Creo que regresan en tres días.

—Que raro, mamá no me dijo nada.

—Ha sido de imprevisto, la señora estaba muy triste y el señor ha armado un plan en la casa de campo con sus amigos.

Asentí pensativa, me sentí mal porque sé que está así por cargar con preocupaciones y entre ellas figuro yo.

—¿Y Idara?

—Se fue con ellos.

Abrí los ojos.

—¿Idara? ¿La misma Idara? ¿Mi hermana?

Sarita se rió y luego se arrepintió.

—Si, quiso acompañarlos. Iban a estar sus amigas más cercanas y algunos familiares.

—Vale, gracias, Sarita. Subiré la maleta y luego daré una vuelta por el viñedo.

Complete mi tarea al llegar a mi cuarto, una de las cosas más fenomenales después de viajar es llegar a casa y tirarse en su cama. Mirar su cuarto y sentirse feliz. Este sitio para mí lo era todo en pocas palabras, tanto como mi bosque y sé que dejarlo me dejara cicatrices que tendré que sanar.

Debo avanzar, acostumbrarme y ver como creo algo para mí, lo único triste es que no tendrán los mismos recuerdos, empezar de cero a veces no es tan bonito como lo pintan porque se quedan muchos momentos en los sitios que amaste y eso no se recupera en otro lugar.

Antes de ponerme melancólica abandoné la habitación y fui hasta el viñedo supervisando el trabajo que mi papá y Nicolás completaron. Ya no hay vid enferma, pronto pueden volver a plantar. Ni siquiera me di cuenta cuanto había caminado, de un momento a otro estaba fuera de casa otra vez caminando por las áreas verdes que adornan este sitio y que nunca me di la tarea de explorar.

A pesar de que hay muchas partes descuidadas, el lugar tiene su encanto y encontré flores y plantas que jamás había tocado. Me detuve en cada sitio para tocar y descifrar estás plantas, hasta vi animalitos nuevos, casi me emociono y los agarro para tocarlos.

A través de ti  [COMPLETÁ] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora