Capítulo 20.

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Tu cuerpo es como el vino dulce: Suave, delicioso y adictivo. —Nicolás Lombardo (Y.S).

Nicolás.

No sería capaz de rogarle a nadie, porque soy muy orgulloso, siempre debemos saber que si en un lugar no nos quieren no debemos estar suplicando; siempre primero tú, luego los demás y eso es algo que el insignificante de Alfonso no conoce.

Sus acciones no me intimidan, tampoco me asustan, pero si me jode que Alessia pese a no demostrarlo le gusta que él esté aquí, suplicando por su atención. Es algo que jamás tendrá de mí, ni suplicas, ni amor.

Me cansaba que tenga a Stephan ansiando por ella tanto como Alfonso. El puto mundo tenía que entender que no se puede ansiar lo ajeno.

«Nicolás Lombardo pareces un desquiciado hablando de esa manera. Cálmate»

Cállate, me importa un carajo.

No sé porque Alessia se atreve a darme órdenes sacándome de su casa cosa que no pensaba hacer, soy de los que dirigen, no de los que son dirigidos.

Así que me quedé a esperar, para dejarla ahí con sus padres o más bien fastidiarla, la mejor escena llegó cuando los padres estaban ahí, entusiasmados por la supuesta operación que yo me invente, sin saber que es lo menos importante para mí.

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—!Oh! —escucho una exclamación por parte de recepción y un grupo de chicas al visualizar mi presencia en la empresa y mi rostro relajado, como si el humor se refleja en mis ojos.

El sol se filtra por la ventana de la oficina y me pregunto quién dejó mi oficina a la claridad del sol, odio que la claridad entre hacia aquí, me gusta la oscuridad tal y como está mi oficina decorada en negro con muebles de madera antigua y cuero. Por esa razón me gusta mantenerla con su cortinas cerradas y que solo las luces de las lámparas le obsequiara luminosidad.

Cierro las cortinas, en seguida, me concentro en ver algunos diseños para los próximos vinos que vamos a crear cuando la vendimia este lista, observo todo lo que hay dibujado en el papel, y mi brillante genio se esfuma, es un diseño espantoso, ni siquiera puedo examinarlo como normalmente hago. ¿Quién haría un dibujo antiestético?, las botellas son muy estrechas y en color rojo y para empeorar el caso el logo es en tono verde, un verde muy luminoso.

En esa mierda de botella no entrara ni un litro de vino, las personas nos demandarían por vender una botella de vino vacía. ¿Quién diablos tienes estos gustos tan especiales? Odio este pigmento, jamás lanzaría un vino con este tipo de botella: estrecha y colores que no complementan el diseño. Se empeñaron bastante para joderme la mañana.

Marco el número de mi secretaria para que venga inmediatamente y la veo entrar por la puerta arreglándose la falda un poco nerviosa, ella sabe que cuando la llamo de esa manera no le voy a decir nada lindo.

—¡¿Quién diablos hizo esta mierda de diseño?! —pregunte estrellando el papel en la mesa.

—Supongo... Que los encargados de diseño gráfico señor —habla tratando de no notarse nerviosa.

—¡¿Supones?! Aquí en esta empresa no se trata de suponer, crees que llegue a dónde estoy solo por suponer. Haga el favor y averigüe quién diablos hizo este diseño sin gracia y encargarse de su despido, porque si lo hago yo, lo voy a desprestigiar por inepto.

Estaba llegando a pensar que este disparate lo hicieron a propósito ¿Cómo un diseñador gráfico hará tremenda mierda?

—E-s-t... Está bien... Señor —dice cabizbaja.

A través de ti  [COMPLETÁ] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora