«Caso Icheon» (AU)

XX

Los rayos del sol apuntaban que la tarde ya estaba avanzando, una vez saliendo del establecimiento de Sulli.

La brisa de los inicios del mes de Octubre avisaban que el otoño estaba proclamando su temporada, el clima era perfecto, sin calor y ligeramente fresco por el viento.

Dado a que ya habían pasado horas desde la mañana cuando habían llegado al local de bisutería a las diez y habiendo esperado la llegada de Sulli para hablar con ella, el reloj ya marcaba las tres de la tarde justo cuando HyukJae le preguntó al castaño que lo acompañaba si se encontraba hambriento.

DongHae no quería causarle molestias al peli negro así que se negó, lamentablemente su estómago hizo un ruido demasiado alto para que el otro lo escuchara, admitiendo que su apetito estaba en su punto más alto.

Después de una insistencia por parte de HyukJae, DongHae terminó por aceptarlo e iniciaron su trayecto hacia un restaurante especializado en carne coreana.

Siendo honestos, DongHae no quería ir a comer en público con HyukJae. Si bien pasaba los días comiendo en los escombros a su lado, era muy diferente hacerlo en un lugar con más gente, temía el sentirse incómodo por parecer que estaría hablando solo debido a que nadie más que él podría verle y escucharle. Con excepción de Sulli hasta ahora. Lo cual lo tenía aún un poco desconcertado.

La impresión que la mujer le había causado era diferente a lo que hubiera imaginado, él pensaba que la persona con la que Sora les había recomendado consultar sería una mujer de edad avanzada con pensamientos más allá de la realidad, no una joven que se veía casi de su edad con una vibra que lo hacía sentir tranquilo y en paz.

HyukJae, por su parte, experimentó sensaciones que hace mucho no había sentido desde que no podía tener contacto con ninguna persona con vida, pero al ser reconocida su presencia por Hyuna y ser visto y escuchado por Sulli, había albergado la alegría que iba en aumento desde el primer día como cuando DongHae habló con él.

Pensando en la lectura de cartas sobre el detective, HyukJae analizó la interpretación que Sulli les había expresado, especialmente en que tenían que conocerse a profundidad para poder conocer la razón de su conexión.

Los dos habían pasado ya alrededor de cuatro meses juntos entre las actividades de DongHae y las investigaciones para saber lo que sucedía con HyukJae. Pero debían admitir que nunca habían hablado más que de trivialidades y no de asuntos verdaderamente personales. Si bien habían aprendido las acciones y manías del otro por la cercanía, no se conocían realmente.

Y, aprovechando la situación y lo que había mencionado Sulli, HyukJae por fin tenía la excusa perfecta para conocer el pasado de DongHae, ese pasado que no se atrevía a preguntar por temor a ser inoportuno. Pero le daba demasiada curiosidad por escuchar las preocupaciones de sus amigos cuando el detective les había dicho iría con Sora a terapia, o también sobre las fotografías que adornaban su departamento.

Al llegar al restaurante, los hombres entraron y se sentaron en una mesa algo apartada del centro pero junto al gran vidrio de la fachada. Agradecían que era entre semana y casi no había clientes en el establecimiento. El joven encargado tomó la orden de DongHae y después de unos momentos regresó para servirle.

—Gracias—Dijo DongHae con una sonrisa al joven que contestó con una reverencia y lo dejó para que disfrutara sus alimentos.

—¿Qué has pensado sobre lo que Sulli nos ha dicho?—Preguntó HyukJae viendo a su amigo poner su carne a cocinar.

—No comprendo totalmente lo que nos quiso decir.

—¿Respecto a qué?

—¿Qué es lo que nos podría unir? Los dos somos diferentes y por eso es que nunca nos topamos antes del accidente.