Era viernes por la mañana su avión había aterrizado más rápido de lo previsto, creyó que podría dormir un rato más pero la azafata le había despertado para anunciarle su llegada. Aún recuerda haber hecho un escándalo a la hora de bajar de su Jeep privado en donde había venido con su asistente personal, odiaba el frío de las mañana, y aún más odiaba ser despertado, era un martirio para el los viajes simplemente los odiaba.Desde el momento de tener que empacar cosas hasta las aburridas horas que tenía que tener para poder llegar a su destino, era muy estresante. Desde que fue mandado al extranjero a estudiar nunca imagino ser llamado llamado por su padre pidiéndole su regreso a Corea, bueno desde un principio el mismo lo había mandado para no tener que lidiar con el, desde que había entrado una fría noche de un martes a su despacho, esa noche en particular no había podido dormir por lo que vago por toda la mansión en busca de algo divertido que hacer, pero lo que encontró fue algo realmente inesperado, asqueroso, humillante sin derecho del perdón.
Ese bastardo que tenía como padre no era digno de tener a la bella mujer que era su madre, su figura materna era a la única que respetaba y dejaba que lo manejara, pero aún que no lo quisiera admitir sabía que su padre apesar de todo lo había criado para ser igual que el, no podía negarlo, lo odiaba, pero tampoco admitía que no eran exactamente iguales en algunas cosas.
—señor hemos llegado, me encargaré de dar aviso a su padre usted mientras puede ir y descansar en su habitación, espere señor!—
Salió del auto apenas paro, sin escuchar los llamados de su asistente personal se apresuró a entrar por la puerta de la mansión donde vivió de niño, un aire nostálgico recorrieron sus venas al pasar y caminar por la casa, su estómago se revolvió al darse cuenta como lo hacia sentir, —el no debía permitirse enseñar a su padre cuánto le afecto que lo alejara de ellos como si fuera un simple objeto que estorbaba en su camino—.
Suspiro sacudiendo su cabeza alejando y despejando su mente, sus manos abrieron las puertas del ya conocido despacho de su padre, no pidio permiso y con pasos seguros llego hasta el escritorio del hombre el cual lo veía divertido detrás de este.
—que costoso es tu internado como para que no te enseñen modales, pediré sin duda un reembolso—
Su padre ahora no tan grande como lo recordaba se paró y camino hasta estar frente a el, portaba un traje gris pegado dejando ver los músculos que poseía orgulloso, sus cabellos largos castaños le llegaban hasta los hombros, y sus dientes blancos relucieron cuando le regaló una gran sonrisa, <como un conejo> así describía su madre a la sonrisa de su padre, y odiaba cuando la comparaba con la suya.
Su padre le estrecho la mano, y de un momento a otro empezó a halagarlo por el cambio drástico con el que había llegado, algo que lo enorgullecio puesto que él igual concordaba que ya no era el chiquillo escuálido que alguna vez había vivido en esa gran casa. presumía una estatura alta, y un aura elegante, su complexión era dura y fuerte después de todo no se tomaba horas ejercitandose por nada, sus cabellos castaños los cargaban muy bien peinado y para nada largo, a el no le gustaba tenerlo como su padre, hacerlo solo haría que su madre siguiera diciéndole cuánto se parecía a el.
Después de un rato decidio hablar por la verdadera razón por que lo había buscado primero en su casa, puesto que para eso hubiese buscado primero a su madre quien era por la que más había aceptado a regresar.
—padre puedo saber el motivo, de tu llamado?— sus palabras no vacilaron y enfrentó al hombre quien dejó de admirarlo para enforcar su dura mirada en el.
—no puedo solo querer que regresaras por qué si?— había un tono burlón en su voz lo que lo hizo enojar más.
—no, no puedes...no cuando el motivo de que me apartaras de tu camino fue por encontrarte con aquella sirvienta esa noche...— escupió sus palabras y sonrió de lado al ver cómo el aura alegre de su padre ahora se transformaba.