Capítulo 5. [Segundo Encuentro]

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Pestañeo varias veces, ¿Sorprendida, incrédula? El mensaje de Valentina me ha dejado corta de aire. Respiro, y cuento hasta veinte mil. En este momento, contar hasta tres se queda cortisímo.

Siento la mirada inquisidora de Alessandro a mis espaldas y sé que he demorado más de lo habitual. Ni siquiera he contestado. Mis dedos están inmóviles, así como mis piernas y mis sentidos para reaccionar. La maldita pregunta se repite constantemente en mi cabeza, y mi subconsciente se ríe de mí.

"Te emocionó, ¿Verdad?, Tú y Valentina. Juntas. De novias, recordando la adrenalina de viejos tiempos".

Cierro los ojos cuando siento las manos de Alessandro en mi cintura. Me da un ligero y delicado apretón y me estremezco. Sus toques siempre han causado tanto en mi, que me es imposible pensar en algo más allá que no sea en él, y en sus caricias.

—¿Todo está bien, nena?—me pregunta al oído. Como un susurro—. Te has puesto pálida.

—Es mi madre—contesto rápidamente, evitando su mirada. Dejo el móvil a un lado, y finalmente decido que es hora de girarme y verlo a los ojos. Lo hago, despacio, y lo siento analizar cada una de mis facciones mientras se sonríe—. Retomando el tema de tu viaje... ¿Cuándo sería?

—Cuatro días—me contesta, y me sorprendo. Al parecer él lo nota y se aproxima a hablar—. Es muy pronto, lo sé. Pero cuanto antes, mejor. No quiero estar tanto tiempo lejos de la mujer que me roba el sueño—dice divertido—. Me gustaría que habláramos con nuestros padres al mismo tiempo. Quisiera que hiciéramos una especie de reunión familiar.

—Mi madre se pondrá histérica, Alessandro—me ve fijamente—. Ha trabajado tanto en esto de nuestro compromiso que incluso ha dejado de hacer vida para vivir la nuestra.

—¿Y crees que eso está bien?—¿La verdad?, No—. Comprendo que la opinión de Mercedes para ti sea importante, nena. Pero nosotros somos quienes vamos a casarnos. Agradezco muchísimo que se preocupe, pero al final del día somos nosotros quienes decidimos—me dice, y sé que tiene razón. Solo que a veces, es complicado aceptarlo cuando vives una vida como la mía. Manejada y manipulada por alguien más—. No voy a dejarte sola en esto. Principalmente, porque soy yo quien se irá por unos meses. La otra razón porque sé que mis padres lo comprenderán, pero los tuyos, lo dudo.

—Pensarán que pones tu trabajo antes que nuestro compromiso—asiente.

—Y quiero que sepas que no es así—me da una suave caricia en la mejilla—. Tú eres lo más importante para mí. Consulté esto contigo porque pensé que te agradaría por las razones que ya hemos hablado, y sería bueno para ambos. Juliana...—Alessandro me llama—. Quiero que seas feliz.

—Contigo lo soy—le digo, pero él me da una sonrisa triste. Lo sé, en sus ojos lo veo.

—Conmigo lo eres por momentos—se separa de mi para verme mejor. Cruza sus brazos debajo de su pecho y lo analizo. Esa mañana lucía muy guapo. Un traje sedoso color negro y su cabello perfectamente peinado. Muy varonil. Sin mencionar el perfume que tanto me gustaba que usara—. Quiero que lo seas a tiempo completo—dice, llamando de nuevo mi atención—. Como solías serlo cuando nos hicimos novios.

—Es todo esto del compromiso—digo en voz baja—. No es que no quiera casarme contigo. Es todo lo que ha implicado. Comenzando por mi madre—digo sarcásticamente, pensando en todas las escenas que me ha hecho vivir desde mi compromiso con él—. Pero no quiero que dudes del amor que siento por ti. Es... Real.

Alessandro me sonríe, abiertamente. Veo sus labios, y sus dientes blancos y relucientes. De nuevo, el hormigueo en el estómago. Porque es el hombre más guapo y generoso que he conocido. Mi elección fue la mejor. Él es el mejor.

𝐂𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭€ || ×Juliantinas× AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora