Capítulo 17. [Provocaciones]

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Los días ahora eran más cálidos y armoniosos. 

Respiro profundamente. 

Ella está tumbada encima de mi. Con la cabeza hundida en mi cuello. Su cabello huele de maravilla: al mejor y más seductor aroma del planeta. 

Llevo mi nariz hasta su cabello, inhalo y me deleito con ese aroma natural que se esparce por mis fosas nasales. Sin pensarlo la aprieto contra mi suavemente. La fuerza la dejo a un lado. No quiero que despierte.  Es adorable cuando duerme. Tan inocente como el sol por las mañanas sin saber que pronto la obscuridad opacará su brillo pero siempre estará listo para brillar de nuevo.

—¿Que tanto piensas?—preguntó de pronto con voz adormilada. 

—¿Cuánto tiempo llevas despierta?—le pregunto. Ella suspira y se regocija más en mi. Como si no quisiera marcharse nunca.

—El tiempo suficiente como para saber que no has dormido nada en las últimas horas—me dice—. ¿Que pasa?, ¿sucedió algo con tu madre?

—No—le digo rápidamente—. Solo estoy un poco pensativa.

—¿Te gustaría compartirme tus pensamientos?—pregunta sugerente. Ella me ve, mientras me analiza. Sus ojos azules están más azules. Como un cielo y un mar juntos. Una mezcla explosiva entre dulzura y finura. Entrecierro los ojos pensando en sí sería buena idea hablarle sobre ellos—. Por favor. . . —hace una mueca que me enternece.

—Hay cosas que es mejor callarlas porque no sabes el impacto que pueda tener sobre otras personas—le digo—. Sin embargo, como quieres saberlo y sé que no me dejarás en paz hasta que te diga que pienso voy a ahorrarnos tiempo—ella asiente—. Pienso en todo. Comenzando por mi familia y terminando en ti.  Pienso mucho en el porqué de las cosas cuando no las entiendo. ¿Segura que quieres saber de mis pensamientos?—le pregunto nuevamente. 

—Quiero saberlo todo, Juliana. Quiero saber absolutamente todo de ti y tú eres la persona indicada para hacerlo. Quiero que dejemos a un lado todo nuestro alrededor y nos concentremos en este momento que es más nuestro de lo que pensamos—me dice—. Prometiste regalarme cuatro meses de tu vida, y quiero vivirlos plenamente pero para eso primero debo saber quién realmente es Juliana Valdés. 

Y allí está de nuevo.
Sorprendiendome con cada palabra que sale por su boca. Valentina vuelve a su posición inicial. Su cabeza enterrada en mi cuello. Sé que espera que comience a hablar. Sé que está esperando conocerme pero la verdad no sé si esté lista para aquello. Tal vez, porque no hay mucho que conocer.  Tal vez porque no quiero que al final de la conversación se de cuenta que no soy y nunca seré la mejor opción de todas.

—Me hubiese encantado conocerte en otro momento de mi vida. Tal vez en ese momento donde era valiente y arriesgada. Donde todo poco me importaba—comienzo a decirle—. Pero la vida se encargó de ponerte en mi camino, ahora. Si me preguntas. . . No entiendo porqué.  Antes de ti, tenía todo claro.  Sabía a dónde pertenezco. Sabía cuál era mi posición y con quien debía estar. Ahora no quedan rastros de todas esas seguridades que tenía. Cuando llegaste, revolucionaste mi vida a un grado sumamente impactante porque no te esperaba. Nunca te esperé, y ahora. . .—suspiro—. Todo es tan distinto. Como no tienes idea.

—¿Hubieses preferido no conocerme jamás?

—No, no. No malinterpretes mis palabras. Lo que quiero decirte es que fácilmente, pude enamorarme de ti si te hubiese conocido antes. Eres la única causante de que ahora esté cuestionándome si quiero casarme con un hombre al que no amo.

—No te cases, Juliana—me dice en voz baja—. No te cases, y no lo hagas por mí. Hazlo por ti. Serás la mujer más infeliz del planeta si te casas con alguien por compromiso moral y no por amor.

𝐂𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭€ || ×Juliantinas× AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora