Capítulo 15. [Arriesgando Todo Por Amor]

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-¿Qué crees que estás haciendo?

Una mujer se dio la vuelta para encontrarse con la figura de un hombre que la veía con mucha curiosidad. Ella, cerró rápidamente el computador que tenía en sus manos impidiéndole ver lo que hacía. Cosa que lo hizo sentirse aún más extrañado.

-Lo mismo de siempre-contestó con desinterés-. ¿Cómo te fue?

Él respiró profundamente.

-Como siempre-contestó-. ¿Cómo está Juliana? ¿Has hablado con ella?

-Sí, claro. Y hemos caído una vez más en discusiones innecesarias-bufó-. No te interesa, pero Juliana es una mujer exageradamente despreocupada para mí gusto.

-¿A que te refieres?-le sonrió.

-A que vive más de ilusiones que de realidades-Mercedes cepilló su cabello con sus propias manos-. No ve que solo quiero lo mejor para ella, a pesar de todo.

-Nunca has sabido tratarla-comentó él, sentándose frente a ella-. Conmigo nunca ha tenido ningún tipo de problemas. En cambio contigo. . . La relación de ustedes deja mucho que desear.

-No es algo que pedí, y lo sabes-murmuró-. Nunca quise tener hijos.

-Y no los tuviste, Mercedes-dijo él-. Te recuerdo que. . .-ella levantó una mano interrumpiendo.

-No me lo recuerdes-contestó-, evidentemente por esta razón nunca quise tener hijos. Cuando crecen, son desagradecidos. Poco les importa lo mucho o poco que pudiste o puedes hacer por ellos.

-Nunca has tenido ese instinto maternal con ella. ¿Cómo esperas que lleven una relación buena si es más lo que discuten que lo que comparten como madre e hija?

Ambos se vieron.

-Sí, lo sé. Sin embargo creo que le falta muchísimo más para ser una Valdés con todas las de la ley-él frunció el ceño-. Puede llevar nuestro apellido pero no se comporta como una. Es sensible, mojigata, y buena persona-hizo una mueca de asco-. No tiene autoridad, Rey. Y eso es muy lamentable.

-Siempre hemos sabido que Juliana es diferente, Mercedes. Es una mujer que se interesa por el bienestar ajeno y no le veo lo malo.

-La convierte en una persona débil y sumisa-contraatacó ella-. ¿Crees que así como es llegará muy lejos?-rió-. Solo quiero que tenga un futuro más que deseoso, pero lo único que transmite es la misma estupidez que su madre.

-Te recuerdo que su madre eres tú.

Mercedes rodó los ojos.

-No por elección, sino por obligación.

-Como sea-masculló él-, deberías tener un mínimo de respeto y consideración y dejar de tratarla como si fuera tu enemiga. El hecho que no seas su madre biológica no significa que Juliana no sea tu hija.

-Todo esto es tu culpa-le dijo visiblemente molesta-. Jamás quise hijos-ambos se vieron-, jamás. Y tú. . . Por tus malditas traiciones me echaste encima una obligación que no era mía.

-Fue mejor para los dos. Tú no querías embarazarte, y yo ya estaba esperándola-respiró profundo-. Llevamos veinticinco años guardando este secreto, Mercedes. ¡Veinticinco! Nadie más lo sabe. Solo tú y yo, y así está bien. No necesitamos que alguien más lo sepa que tirar por la borda todo lo que hemos construido.

-¿Que hemos construido?-le preguntó riendo-. ¿Qué?, Si toda nuestra vida es una asquerosa falsa. Tú me obligaste a hacer algo que yo nunca quise hacer.

𝐂𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭€ || ×Juliantinas× AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora