4/10 PARA EL CAPÍTULO FINAL
El cielo de aquella noche era realmente precioso.
Hacía suspirar de amor a dos mujeres que se encontraban rodeadas por la inmensidad del cielo mientras compartían una pieza de baile. Sus caderas se movían al mismo compás y las sonrisas eran las protagonistas de ese mágico momento que sin duda recordarían por el resto de sus vidas.
Juliana quería explotar de felicidad. Finalmente, se había abierto con Valentina. Le había regalado dos hermosas horas donde se permitió a sí misma confesarle sus más íntimos deseos de quererla, cuidarla y protegerla por el resto de su vida. Ella le había devuelto la felicidad. El sabor dulce y sincero de la vida. Había dejado a un lado los temores porque Valentina le había regalado un universo de posibilidades. Se aferró tanto a ese sentimiento que fue capaz de luchar por el, y vivirlo.
Después de tantas luchas consigo misma, ganó. Salió victoriosa de un sentimiento que lo creía imposible pero, ¿A quién podía engañar? Ella adoraba lo que estaba viviendo. Era nuevo, mágico, y excitante. No cambiaba ningún aspecto. Podía revivir esos días angustiosos y lo haría con muchísimo gusto porque ella ya conocía el final.
Porque ese final valía la pena.
Valía la vida.
—Estás muy pensativa—comentó Valentina de pronto haciendo que Juliana la viera. La morena suspiró pausadamente, y aferró más sus manos a la cintura delgada de la castaña—. ¿Sucede algo?
—Estaba pensando en todo lo que hemos vivido para llegar a este preciso momento—Valentina sonrió—. Llegué a la conclusión que no cambiaría nada. Si retrocediera a mi vida de hace meses, volvería a vivir esto. Solo si tú estás al final del día. Yo...—Juliana hizo una pausa viendo esos profundos azules que la veían con adoración—. Yo te necesito. Quiero esto contigo y muchísimas otras cosas más. Quiero viajar contigo, conocer lugares de ensueño a tu lado. Vivir cada experiencia solo si es contigo. Yo me veo a tu lado. Ahora, en nuestro presente y también en nuestro futuro—acarició su mejilla—. Me veo formando un hogar contigo. Caminar por las calles tomadas de la mano sin importar el que dirán solo teniendo muy presente lo mucho que nos queremos—ambas suspiraron—. Sé que mis palabras pueden asustarte pero ahora que tengo el valor no me cohibo de decir lo que siento porque por mucho tiempo callé y ahora no es lo que quiero. Solo quiero ser feliz contigo si tú me lo permites. Quiero que seamos tú y yo. Valentina y Juliana para siempre. ¿Qué me dices?
—¿Qué te digo?—preguntó sorprendida Valentina y a la vez risueña. La morena soltó una risa nerviosa y muy corta mientras sus marrones se encontraban brillosos por la alegría del momento—. Mi respuesta es sí; quiero estar contigo. Compartir mi presente y si me lo permites mi futuro contigo. Es lo único que he anhelado desde que te conocí y ahora que es verdad, no puedo dejar de pensar en que haberme venido a vivir a México fue una de las decisiones más acertadas que he tomado—Valentina cesó los movimientos, tomó las manos de Juliana cariñosamente y depositó un beso en ellas bajo la mirada atenta de Juliana—, te quiero y quiero compartir mi vida contigo.
—¿Eres consciente en que tendrás que soportarme cada día de tu vida a partir de este preciso momento?—Valentina mordió su labio inferior asintiendo.
—No me molestaría ver tu cara por el resto de mi vida—ambas sonrieron genuinamente—. Quiero hacerlo. Verte al despertar cada día sería como un sueño convirtiéndose en realidad. Me agrada la idea.