No confíes en extraños.

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Ingreso a la bodega donde hacía la mayoría de sus trabajos. Vio una nota sobre la mesa, supuso que era un nuevo trabajo.

Desde que el chico de ojos negros había apareció, muchos de sus trabajos se habían retrasado.

Marcó el número que estaba escrito en el papel. Espero dos timbres más antes de escuchar la voz del otro lado de la línea.

– ¿Diga?

– Habla Cho – No entraría en tantos detalles. No cuando sabía que tipo de favores le pedirían.

– Joven Cho, es gusto saludarle.

– Vi la nota.

El sujeto no le agradaba, pero dado que la paga era buena...

– Tan cordial como siempre – Escuchó la risa del mayor, tan molesta – Quiero que se deshaga de alguien.

– Ya sabe lo que necesito.

– Te enviare la información por correo. Asegúrate de que sea lo más pronto posible.

Iba a colgar, ya no tenía sentido escuchar la sarta se boberías que le diría.

– Cho – Escucho como su voz se vovlia más gruesa.

– ¿Si?

– Asegúrate de no dejar evidencias.

¿Qué no dejará evidencias? Pero si era el mejor asesino a sueldo de toda Corea.

Tiro el teléfono a la mesa y encendió su computadora. Debía terminar pronto con esos trabajos si quería apresurar su plan con el pelinegro de labios bonitos.

Ese pobre chico no sabía lo que le esperaba.

Abrió el mensaje que contenía los datos de la nueva persona que pasaría por sus manos.

De seguro se trataba de algún enemigo comercial como los demás que había eliminado.

Su cliente era bastante competitivo y ni que decir de cuando se enamoraba. Aún recordaba cuando tuvo que matar a su ex novio por salir con otro sujeto.

– Siwon, Siwon. El dinero ya no te hace feliz, ¿eh?

Cerro la laptop y avanzo hacia el ascensor. Cuando compró ese viejo edifico no se imagino que le serviría para tantas cosas.

Camino por ese pasillo tan lúgubre. Nadie llegaba al lugar por el temor que sentían al entrar ahí.

Ingresó a su apartamento y encendió la luz. Miró por un momento las fotos que colgaban cerca de su ventana.

– ¿Que estarás haciendo?

Comenzaba a pensar que lo que había comenzado por siniestro plan, se estaba convirtiendo en su mayor obsesión.

– No me está gustando este sentimiento – Susurro viendo a la nada – Kim JongWoon, no confíes en extraños.

Lejos de ahí, en una gran mansión. Una familia disfrutaba de una galante cena junto a su mejor socio.

– Los números en estos días han sido demasido buenos.

– Eso se debe a sus ingeniosas estrategias – Le halago el hombre.

Se escucho el sonido de la puerta principal y minutos después vieron a un joven de cabellos negros aparecer en el comedor.

– Buenas noches – Se inclino levemente – No sabía que había invitados.

Los mayores se levantaron de la mesa.

– Tu debes ser JongWoon, ¿no es así?

– Si, mucho gusto – Se inclino nuevamente ante el mayor.

– Es un joven muy educado – Le halago el mayor.

– Nuestro Jong siempre ha sido un chico bien portado – Aseguró con orgullo su padre.

Otro joven se acercó al moreno.

– Hijo – Está vez fue su madre quien hablo – Él es el hijo menor de la familia Choi.

Vio al joven extender su mano hacia él.

– Choi Siwon.

– Kim JongWoon – Estrecho su mano mientras le brindaba una cálida sonrisa.

“Sin darme cuenta, me volví en tu obsesión”.

Mi amado criminal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora