Detrás de la máscara.

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– Tortuga – Nada – ¡Tortuga!

El menor dio un brinco ante semejante grito. ¿Es que acaso lo quería dejar sordo?

– Ya te oí, hyung. ¿Podrías dejar de ser tan escandaloso – Se llevó sus manos a hacía sus oídos fingiendo que había sido lastimado. Aunque eso no distaba de la realidad.

– Dejaría de serlo si tú no fueras un despistado que vive siempre en el espacio.

– No vivo en el espacio.

– ¿Ah no? – Alzó una ceja – Dime, ¿de qué estábamos hablando?

Silencio.

– ¿De tortugas...?

– Yo te mato, yo te mato.

No espero ni un minuto para salir corriendo sin fijarse en quien iba entrando en ese momento.

– ¡Quitense que yo lo mato! – El mayor paso empujando a los recién llegados.

Ambos adultos se miraron perplejos para después ver por dónde ambos chicos se habían ido.

– Son unos jóvenes llenos de energía – Susurro con un tic en el ojo.

– Es admirable la paciencia que tiene con ellos.

El contrario se giro a verlo con curiosidad ante lo dicho por el mayor.

– Mi hijo nunca se porto así, desde pequeño era muy bien disciplinado.

– Querrá decir amargado – Susurro por lo bajo el señor Kim.

Ignorando al mayor, se dirigió a la cocina para tomar un par de bebidas. Noto que habían algunos chocolates encima del microondas y decidió comerlos. Nadie se moriría si desaparecían un par de dulces pudre dientes, ¿o si?

– Su familia es muy especial – Dijo después de escuchar los gritos de JongWoon siendo seguidos por los de Heechul. Al parecer la madre había intervenido.

– Amo a mi familia y su falta de neuronas. Somos felices así.

El Señor Choi no dijo nada y se dedico a observar el lugar.

“Él debe tener una repuesta al termianr el día”.

JongWoon entró en ese momento a la cocina con pequeño puchero los labios. Toda señal de dolor se fue cuando vio a ese sujeto en su cocina.

– ¿Qué hace usted aquí?

– También me da gusto verle, joven JongWoon.

Quiso maldecir al verlo actuar de manera tan despreocupada. ¿Es que acaso ese sujeto siempre había sido un maldito miserable toda su vida?

– Hijo, ¿que tienes en el cabello?

El menor llevo sus manos hacia los mechones que colgaban frente a sus ojos inspeccionandolos detalladamente.

– Ah, creo que son los restos del plumero con el que mamá nos golpeó.

Bien, no querían saber nada de eso. El señor Kim sólo asintió sabiendo que eso ya era normal en su familia.

– Señor Choi, acompañeme al despacho.

– Enseguida voy con usted.

JongWoon se sentía incómodo ante la mirada que estaba recibiendo de ese vejestorio.

– Te veré a las ocho en el bar de la vez pasada. Recuerdalo, mi hijo fue quien te salvo.

Vio como el mayor se alejaba y con impotencia golpeó la pared más cercana.

– ¿Era ésta su verdadera cara desde un inicio?

Su celular vibró en ese momento y le sorprendió ver un mensaje de KyuHyun.

“Necesito hablar contigo, ¿podemos vernos a las ocho? ”

– ¡Joder! – Exclamó mientras tiraba de su cabello.

Un poco lejos de ahí, cierto azabache mayor observaba las acciones del moreno.

– ¿Qué es lo que te esta pasando, JongWoon?

Si alguien me hubiese dicho en ese momento de las desgracias que estaban por suceder, jamás le hubiese creído.

Mi amado criminal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora