Amenazas.

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No podré ir, lo siento mucho.

Su corazón temblaba ante la impotencia. Estacionó el auto y se dispuso a bajar d él. Dio un vistazo al lugar mientras sentía su estómago revolverse.

Tenía que hacer eso, no había escapatoria.

“El futuro de tu padre puede depender de las decisiones que tomes”

Apretó sus manos en puños mientras ingresaba al lugar. Quería vomitar, quería irse de ahí.

“Nadie podría ayudar a tu padre tanto como yo lo he hecho”. Maldito, mil veces maldito.

Chocó con un par de personas en su transcurso a la barra, pero ni se inmutó y tampoco pidió disculpas. Sus ojos se mostraban sombríos en ese momento.

– Es bueno ver que seas tan puntual – El mayor le ofreció un trago mientras lo veía sentarse.

– No tuve otra opción – Soltó escuetamente.

– Supongo que no habrán modalidades el día de hoy – Dijo al ver la frialdad con la que hablaba el menor – Así que iré directamente al grano. ¿Tomaste ya una decisión?

El silencio entre los dos reinó mientras escuchaban el ruido que los demás hacían a su alrededor.

“Gracias a mi hijo hoy estas con vida”. Cerro fuertemente sus ojos para tomar un trago de golpe. Ya no había nada que pudiera hacer. Sintió como su celular vibraba pero no le dio mayor importancia.

– Tengo mi respuesta – Soltó atrayendo la atención del mayor que mantuvo una sonrisa sádica.

“Todos ustedes caerán, yo mismo me encargaré de hacer sufrir a tu padre si no haces lo que te pido”

– Vaya, ¿así que esa es tu decisión? – Cuestionó después de haber escuchado lo que el menor tenía para decir – Veo que no sólo eres una cara bonita.

– Debo irme, mis padres no saben que estoy aquí.

– Claro, puede irte. Recibirás un mensaje mío mañana por la mañana.

El menor le observó unos segundos para después asentir y salir del lugar. Estaba perdido, esa había sido su condena.

Se apresuró a subirse a su auto e irse lo más pronto posible de ese lugar. De repente se sentía enfermo.

No reviso su móvil ni tampoco planeaba hacerlo, quería estar solo en esos momentos. Pero si tan solo lo hubiera hecho...

– ¿Ese era JongWoon? – Cuestionó Kangin mientras veía el auto del menor alejarse – Pensé que habías dicho que tenía asuntos que atender.

– Eso fue lo que me dijo – Respondió confundió pues no esperaba ver al menor en ese lugar.

“¿Que estas escondiendo, pequeño? ”

Estaba por sacar su teléfono y llamar al menor, pero la presencia de otra persona le hizo detenerse.

– Señor Choi – Susurro al ver al mayor salir del mismo lugar que minutos antes su pareja había abandonado.

El mayor solo giro a verles y de inmediato hizo una señal de saludo siendo correspondida por ambos menores.

– Disfruten la velada.

– Así lo haremos – Respondió Kangin.

Lo vieron alejarse y fue Kangin quién habló primero.

– ¿Acaso crees que...?

– No digas estupideces – Sentenció el menor mientras entraba a aquel bar.

No te atrevas a engañarme, JongWoon. Podría salirte muy caro.

Mi amado criminal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora