Pequeños problemas.

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– No pensé que me invitarías a salir – El menor caminaba con total alegría hacia aquella plaza.

– Si quieres puedes regresarte ahora mismo – Bromeó intentando darse animas él también.

El Señor Choi había dejado en claro que debía salir con su hijo si no quería ver a su padre sumido en la miseria, y a eso se le sumaba que le hacía recordar que gracias al menor seguía con vida pues el disparo era para él y no para el menor.

– Papá me dijo que estuviste preguntando por mi en estos días.

¿Preguntando? Había estado tratando de evadir el tema a como diera lugar.

– Claro, quería saber cómo seguías – Le sonrió.

– Eres un buen hyung – Desvío la mirada intentado ocultar su sonrojo.

Al mayor le causó algo de ternura ver el comportamiento del más alto siendo que este parecía ser un hombre serio y para nada tierno.

“Las apariencias engañan”. Y vaya que era cierto, él era un gran creyente de eso.

– Te ves muy lindo así – Llevo su mano a los mechones del menor y jugó con ellos por escasos segundos antes de continuar su camino.

Siwon se quedó viendo al mayor mientras sentía su rostro arder. Si bien era cierto que su padre le había pedido que conquistara al mayor, él lo podría haber hecho sin necesidad de que se lo pidiera. JongWoon le gustaba, y mucho.

– ¡Oye! No me dejes – Corrió tras el mayor mientras veía cómo este empezaba a correr también para alejarse.

– Eres un lento – Se burlo mientras se giraba para sacarle la lengua.

– Hyung tramposo.

“Había algo en esta historia que rompería en mil pedazos a uno de nosotros”

°°°

– Pedazo de holgazán, debes levantarte o te saldrán moscas del trasero – Le golpeó con una almohada.

– Dejame dormir cinco minutos más – Se removió para volver a esconderse entre las sábanas.

– Cuál cinco minutos ni qué nada, te levantas ya o juro que te tirate de la cama.

– Vete a joder a alguien más.

– Bien, tu lo pediste – Subiendo las mangas de su suéter se dispuso a tomar el colchón entre sus manos y levantarlo con la fuerza necesaria para hacer que el menor cayera fuera de la cama.

– ¡Tú, maldito infeliz! – Exclamó mientras se sujetaba la cabeza a causa del golpe.

– Eres un llorón.

– Te dije que esperaras un poco más – Le habló de mal humor mientras se levantaba del piso.

– Son pasada las tres, KyuHyun. ¿Es que acaso piensas dormir todo el día?

– ¿Y? No veo cual es el problema.

Kangin negó resignado mientras salía de la habitacion del menor. Sabía que este no solía ordenar el lugar por lo peresozo y holgazán que podía llegar a ser, pero esta vez era el colmo. Habían bolsas de frituras y recipientes vacíos tirados en todo el piso.

– Parece que estuvo jugando hasta muy noche – Susurro al ver algunos videojuegos tirados también en el piso – ¿Se cree que tiene sirvienta o qué?

Se dispuso a recoger algunas cosas para después pasar a la cocina y preparar algo para ambos.

– Oye hyung, ¿Podrías prepararme un té también? Es que no hay café y no he comprado nada en estos días.

– Claro, no hay problema – Hablo sonriente hasta que entendió la situación – ¡Oye! No soy tu maldita sirvienta.

– Pero eres lo más cercano que tengo a una, así que callate y haz lo que te pedí.

– Este mocoso... – Susurro molesto – No es así como recuerdo haberlo educado.

– Eso es porque tú no me educaste – Hablo con burla el castaño.

– ¡Yah! Deja de meterte en mis pensamientos.

– Tu deja de decirlos en voz alta – Respondió mientras se alzaba de hombros.

– Maldito engreído.

El mayor siempre se ofrecía a ser el blanco de sus burlas y él sólo aprovechaba la oportunidad.

Entre peleas y burlas terminaron de comer para después terminar jugando piedra, papel o tijeras y ver quien labavaba los platos.

– Hiciste trampa – Añadió molesto mientras fregaba los platos.

– No sabes perder.

– Ya, por cierto, ¿Has hablado con el pequeño Woon? – Preguntó mientras se giraba a verle.

– Me dijo que iría a comer con el primo. Y ya deja de llamarlo pequeño Woon, solo yo puedo decirle así – Le apuntó con el bolígrafo que tenía en las manos.

– Y a todo esto, ¿que es lo que tanto escribes en esa libreta? – Cuestiono con evidente curiosidad al ver que el menor siempre escribía en esa cosa.

– ¿Quieres saberlo? – Le vio asentir mientras dejaba de fregar los platos – ¿Prometes no decírselo a nadie?

– Lo prometo – Alzo su mano para hacer más creíble su promesa.

– Bien – Se levantó y se dirigió hasta donde estaba el mayor – Pues yo tampoco – Le susurro para después salir corriendo.

Silencio. Había caído nuevamente en las bromas del menor.

– Tú... Maldiro bastardo... ¡Vuelve aquí ahora mismo! – Le grito mientras empezaba a seguirlo con el trapo del fregadero como arma.

Veinte minutos después y un par de golpes con el trapo mojado se dijeron que no estaría mal salir a pasear un poco.

– ¿Algun lugar en especial? – Preguntó mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

– He escuchado de una plaza nueva, esta por la universidad de tu amor.

Ante la mención del menor no dudo en sonreír como idiota. Deseaba verlo.

– Bien, vamos a esa plaza – Habló mientras ponía en marcha el vehículo.

°°°

– Hyung, vamos a ese local. La comida de ahí se ve rica – Hablo mientras halaba al mayor con él.

– Bien, bien. Vamos a ese lugar– La verdad es que no tenía otra opción, estaba siendo arrastrado hacia aquel local sin posibilidad de escapar.

Después de todo, había sido una buena idea ir a esa plaza.

Mi amado criminal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora