Capítulo III

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Señales de un mal futuro

El teléfono sonó en la recepción de aquel hotel en Pearl City*. Con rapidez, contestaron a la persistente llamada.

—Hotel Perla, dígame? –Contestó Nikora mientras habría una pequeña libreta y destapaba un bolígrafo con intención de anotar el futuro huésped.

—¡Cuanto tiempo Nikora! –Exclamó una voz femenina. –Me gustaría saber si me podrías inscribir en un instituto. Se me olvidó decírselo a Madame Taki la última vez que llame. –Rió un poco nerviosa por aquel despiste. –También te pediría que me compraras el uniforme, si no es mucho pedir.

—C-claro que sí... –Dijo sin pensar mientras apuntaba todo lo que decía, mientras miraba de reojo como un pingüino se acercaba hacia ella.

—¡Muchas gracias! –Agradeció la persona tras la llamada. –Te traeré un regalo para compensar esto.

—No hace falta que hagas eso por mí. –Le respondió un poco alterada, llamando la atención de la ave situada a su izquierda y de tres chicas más, que se dirigían en su dirección.

—Entonces nos veremos pronto Nikora. –Se despidió la chica.

—Espera, cuando vol– –Le corto el final de la llamada.

Las tres chicas que ahora se encontraban detrás de ella, junto al pequeño pingüino; la miraban desconcertadas.

—Señorita Nikora. ¿Pasa algo? –Preguntó el más bajito, mientras agarraba un poco de la ropa para llamar su atención.

—¡Madame Taki! –Comenzó a gritar la nombrada anteriormente, a la vez que corría hacia la habitación de susodicha.

—¿Qué acaba de pasar? –Preguntó una de las chicas mirando por donde se había ido la mayor.

—No tengo ni la menor idea. –Respondió otra de ellas mientras recogía la libreta donde estaba anotado lo poco que escribió Nikora en la llamada.

—Parecía muy nerviosa... ¿Podría ser que le hayan dicho algo malo? –Dijo la última de éstas, pensando en algo horrible.

—Yo no creo que fuera eso. –Contestó el pingüino azul. –Por lo que he logrado escuchar. La señorita Nikora hablaba con alguien que ya conocía anteriormente.

—¿Y de qué hablaban? –Preguntó interesada la muchacha más alta.

—Aquí pone algo de Instituto y uniforme. –Dijo una de ellas mientras leía la libreta.

—¡Dejame ver Hanon! –Gritó la de cabellos castaños mientras le arrebataba la libreta a la nombrada.

—¡Parar de pelear por un momento! –Exclamó elevando su tono de voz.

—Lo sentimos mucho Rina... –Respondieron a la vez las dos femeninas.

—Será mejor que vayamos a ver lo que pasa en realidad. –Comentó el ave acuática.

—Espéranos Hippo. –Habló la mediana siguiendo al pequeño, junto a las otras chicas.

Mientras esta pequeña carrera sucedía por los pasillos de aquel hotel, unas pequeñas criaturas nadaban cerca de la costa de la ciudad observando todo aquel territorio. Dejando a su paso lo que parecía ser tinta negra o un liquido similar a este mismo, tiñendo las profundidades de un color negro al igual que la noche.

Aquellas monstruosidades, eran oscuras como el carbón y reflectantes como los espejos; observaban con aquellos ojos rojo sangre, la playa llena de "deliciosos" humanos.
Pero un pequeño sonido inaudible para el resto de criaturas, les dió la señal para volver a su "querido" hogar, para así poder planear la primera fase de su regreso al mundo exterior.

Devuelta con las princesas sirenas y su lucha por poder averiguar que estaba pasando con Nikora y Madame Taki, se escuchaba como las mencionadas tenían una "agradable" conversación (o al menos una de ellas).

—¡¿Porque no me avisaste de que ella venía?! –Gritó Nikora posando bruscamente sus manos en la pequeña mesa aterciopelada.

—¿No te avisé? –Preguntó un tanto confundida la contraria.

—¡Claro que no! –Contestó la peli-morada mientras se enfadaba cada vez más. –Sinó hubiera llamado porque se le olvidó pedirte que la inscribieras en un instituto y comprar un uniforme, no me habría enterado de su llegada hasta el día que estuviera con sus maletas delante de la puerta principal. –Exclamó de manera alterada.

Pues aunque conocía desde hace mucho a la chica, sabía que su repentina llegada era un aviso de lo que estaba por venir. Pues su razón para existir es única y exclusivamente para buscar aquellas perlas perdidas y evitar que las criaturas del pasado volvieran a crear y esparcir la destrucción por el mundo submarino.

Y aunque no hablaran muy seguido, o no se vieran desde hace algunos años, la chica era muy importante para ella y la quería mucho, cosa que era mutua.
Por esa razón, se alteró al saber de su llegada tan apresurada y la razón por la que provocó esa circunstancia.

—Tendrías que calmarte. Estresarse no ayuda en nada. –Comentó Madame Taki por el ataque de nervios que estaba sufriendo.

—¡¿Como quieres que me calme si– –No pudo continuar por el estruendo producido detrás de la puerta de la habitación.

Nikora se acercó al lugar de donde procedía aquel escándalo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la puerta, puso la mano en el paño de esta misma y la abrió bruscamente. Al momento, las tres chicas que anteriormente estaban apoyadas en la puerta escuchando la conversación que las adultas tenían, cayeron en medio de la sala.

—Lo siento mucho. Les dije que no era buena idea. –Habló el pingüino tímidamente.

—¡Pero si ha sido idea tuya! –Exclamó una de las muchachas mirando con odio al pequeño pingüino.

—¡Silencio! –Gritó frustrada Nikora. –Luchia, es de mala educación escuchar conversaciones ajenas. Y esto va para vosotros también. –Señaló al resto de acompañantes.

—¿Pero de quién estabais hablando? –Preguntó Hanon debido a la insistencia de no poder escuchar aquella charla "íntima".

—Pues hablábamos de– –Madame Taki fue cortada por la mano de Nikora en su boca para evitar que cometiera un error.

—No es de vuestra incumbencia. –Replicó la de hebras violetas.

—Pero parecía ser importante. –Habló la chica más alta.

–Rina. He dicho. ¡Que no es de vuestra incumbencia! -Exclamó frustrada la peli-morada, para seguidamente empujar a las tres chicas junto al pequeño pingüino, fuera de la habitación y cerrar la puerta tras de ella.

—¿Por donde nos hemos quedado? –Retomó la conversión Nikora, girándose en dirección contraria. Al mismo tiempo, por la frente de Madame Taki, resbalaba una gota de sudor frío por el temperamento de la persona que tenía enfrente.

Pero no importa lo que quede, porque el futuro ya está escrito en la memoria del agua.

*Como la ciudad donde se produce MMPPP no tiene nombre, en Amino pregunte por sugerencias sobre cuál sería el nombre más adecuado, y el más votado fue éste.

La leyenda de la AtlántidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora