Capítulo X

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Amor a primera vista

El mar se tornaba más cristalino a medida que la niña nadaba. Sus ojos observaban con gran fascinación todo aquello que veían: peces, tortugas, anémonas, corales, estrellas de mar...
Todo a su alrededor parecía volverse bello y hermoso, dándole así una cálida y agradable bienvenida a su nuevo y extenso hogar.

Poco a poco el cielo se fue volviendo anaranjado, y a medida que pasaba el tiempo, este mismo fue tornándose de un color negro intenso siendo decorado por la fina y delicada luz de la luna y las estrellas.
La menor paró su nadar y dirigió su vista hacia arriba. No pudo evitar que la emoción se apoderara de ella, y en un torpe intento de llegar a la superficie, saltó del agua dejando ver su silueta bajo el gran y bello satélite.

Instantes después de volver a tocar las aguas reflectantes, sintió la presencia de una criatura marina.
No le habría parecido extraño si el lugar donde esta misma se situara no fuera tierra firme. O más específicamente, un crucero.

Con el objetivo de saber que o quien era aquel ser que emitía aquella sensación, volvió a salir a la superficie (esta vez solo su torso) para poder ver aquel panorama.

Con el objetivo de saber que o quien era aquel ser que emitía aquella sensación, volvió a salir a la superficie (esta vez solo su torso) para poder ver aquel panorama

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Un enorme navío situado relativamente cerca de ella, era donde se encontraba el desconocido.

—¿Eres tú quien a saltado a la luna? –Una voz proveniente del transporte marino asustó a la pequeña sirena.

Al concentrarse en quien dijo aquello, pudo ver a un niño de su misma edad en una de las barandillas de la cubierta. Su traje de gala y su cabello arreglado, hacía pensar que estaba ocurriendo algo importante allí.

Aqua asintió a la pregunta del contrario. –¡Entonces eres una sirena! –Exclamó alegremente por tal descubrieron.
Ante lo dicho, la portadora de la voz dorada miro su cola que ahora sobresalía del agua.

—¿Cuál es tu nombre? –Le preguntó desde la distancia. –El mío es Kaito. –Continuó hablando el menor mientras le sonría.

—Soy Aqua. –Respondió con simpleza imitando los gestos faciales del género opuesto.

El tiempo parecía detenerse cuando hablaban entre ellos, pero aquella situación fue interrumpida por una fuerte ola que chocó con el crucero en el que Kaito estaba.
Todo parecía ir a cámara lenta.

Las fuertes aguas azotaron el navío por el lado contrario donde nuestros jóvenes protagonistas se encontraban. Lo que provocó que éste mismo se balanceara de manera brusca y violenta, que al mismo tiempo causó la caída del principito por la borda.

Observado desde cierta distancia, los ojos azul claro con reflejo de cristal, miraban con temor lo sucedido; rápidamente, nadó hacia el punto donde él cayó.

—Por favor, por favor. –Rogó para sus adentros. –No déjes que muera. –Suplicó al mar con sus ojos llenos de lágrimas que se disipaban con gran facilidad mientras aumentaba la velocidad de su nadar.

La leyenda de la AtlántidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora