Capítulo XXII

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Entre humano y tritón

-Así que vives en el Hotel Perla... -Dijo Nagisa de manera pensativa.

Ambos chicos se encontraban parados frente al edificio anteriormente mencionado. El rubio miraba con aburrimiento el lugar mientras que el contrario solo se llenaba de intriga y desconcierto.

-Sí, pero me gustaría no hacerlo. -Confesó Ignis.

El muchacho comenzó a caminar hacía el interior del edificio. El de ojos grisáceos en un intento por recibir respuestas, lo siguió.

-Hey. Si en verdad vives aquí, debes de conocer a Hanon. -Le replicó el novio de la susodicha.

-No se quien es y tampoco quiero saberlo. -Respondió de manera desinteresada a lo dicho por el otro estudiante.

-Oh, ¡vamos! No seas así... -Contradijo el de hebras oscuras.

Ante lo dicho por Nagisa, Ignis se detuvo en seco. Aquella acción provocó que el chico que lo seguía, chocara contra su espalda (a pesar de ser más o menos de la misma altura).

-Mira. Me acompañaste hasta la puerta, pero yo no te pedí que me siguieras dentro, ni que hablaras conmigo. -Comenzó a relatar el príncipe. -No tengo ni idea de porqué lo haces, pero te recomiendo que pares. -Amenazó el de orbes rojizos.

-Y es por eso que no tienes amigos. -Soltó con simpleza el humano.

-¡¿Qué has dicho?! -Exclamó a la vez que fijaba su vista en el masculino, formando una expresión de enfado en su rostro. -Repítelo si te atreves... -Le susurró al mismo tiempo que la ira se iba apoderando de él.

-¿Estás sordo o algo así? Estoy diciendo que con esa actitud que tienes, es normal que no tengas amigos. -Su mirada retadora y la formación de una sonrisa socarrona, decoraban el rostro del terrestre.

La tensión se sentía en el ambiente. Con las frentes juntas, ambos adolescentes se miraban fijamente. Una más agradable que la otra, más o menos.

-Vaya, hasta aquí se siente el ambiente pesado que los rodea. -Comentó una muchacha de cabellos morados, quien observaba la escena desde la distancia.

Ella junto a otras tres personas más, llevaba desde el mismo momento en el que ambos pisaron el hotel, viendo el espectáculo. Mientras admiraban la disputa, se encontraban bebiendo batidos y comiendo algunos entrantes.
Simulando estar viendo una telenovela o un drama en la televisión, el cuarteto se encontraba totalmente concentrado en la situación que se producía delante suyo.

-¿Vosotras también veis los rayos? -Preguntó con inocencia la menor de las cuatro, a lo que únicamente recibió como respuesta un asentimiento unánime.

En medio de toda aquella escena, las puertas del edificio se volvieron a abrir. De allí, solamente salieron tres estudiantes.

-¿Nagisa? ¿Qué haces aquí? -Una chica de ojos marrones y peinado azulado, preguntó acercándose al nombrado, llamando la atención de los dos masculinos en el acto.

-¿Ignis? -Fue la cuestión que una de las recién llegadas pronunció, llenando de curiosidad a las cuatro sirenas que disfrutaban de todo aquello.

-¡Drama! ¡Drama! -Susurró una de las espectadoras. Esta misma, con un colgante amarillo rebotando en su pecho, por los movimientos de emoción que realizaba al decir aquello. -¡Auh! -Se quejó ella, al recibir un par de golpes en el hombro por parte de las dos hermanas.

-Silencio Coco. Que nos van a escuchar... -Murmuró una de las atacantes, mientras se escondía tras su pelo de tono azulado aparentando no estar allí.

-No eres un ninja, ¿lo sabes no? -Le dijo su gemela.

-¿Os conocéis? -Rina y Nagisa preguntaron al mismo tiempo, en dirección a Luchia y al muchacho de hebras rubias platinadas.

-Nos conocimos ayer. -Al igual que el dueto anterior, los interrogados respondieron a la vez.

-Ya. -El comentario por parte de Hanon hizo que la princesa de la perla rosa se comenzara a sonrojar.

-¡Oye! Si conocías a Luchia, también debías almenos haber escuchado sobre Hanon. -Reclamó el chico al lado de su pareja.

-¿Te recuerdo que la conocí ayer? -Dijo Ignis ante la insistencia del contrario. -¿Además, por qué debíamos de hablar sobre ella? -Continuó diciendo claramente irritado por la situación en la que se encontraba.

Ante aquello, Nagisa comenzó a murmurar nerviosamente, llamando la atención de la estudiante a su lado.

-Así que hablando sobre mí, ¿he? -Hanon le cuestionó entre leves risas.

-Esto... Y-yo no... -El adolescente comenzó a tartamudear mientras buscaba con la mirada al otro masculino.

-A mí no me metas en tus asuntos. -Pensó el de ojos rojizos, quien observaba desde cierta distancia como su compañero de clase sufría avergonzado.

-Ahora que lo pienso... ¿De dónde conoces a Nagisa? -La incógnita que propuso Luchia, atrajo toda la atención que se había ido disipando debido a los diversos acontecimientos que pasaban simultáneamente.

-Voy a su clase. -Respondió el tritón.

-Somos amigos. -Corrigió el humano.

-No somos amigos. -Volvió a hablar el rubio.

-Sí lo somos. -El contrario retomó la palabra mientras se cruzaba de brazos.

-No. -Recalcó Ignis indignado.

-Sí. -Dijo el de ojos grises.

-¡Qué no! -Exclamó el muchacho a la vez que lo miraba fijamente.

-¡Qué sí! -Contradijo Nagisa de la misma forma que su compañero.

-Hombres. ¿Quién los entiende? -Comentó la princesa de la perla aguamarina, quien negaba con la cabeza al igual que Rina.

-¡Te he dicho que no! -Gritó el de orbes rojizos.

-Deja de levantar la voz. Soy tu único amigo, así que deberías tratarme con amabilidad y respeto. -Habló el estudiante.

-Vaya. Creo que no tendrás que preocuparte por Ignis. -La voz de Nikora sonó por uno de los pasillos cercanos. -Parece ser que se está adaptando mejor de lo que esperabas. ¡Hasta se ha hecho amigo de Nagisa! -Comentó a la persona con la que se encontraba.
Amabas observando todo el espectáculo desde un inicio, no despegaron el ojo desde la aparición de Ignis.

Aqua no dijo nada, pero no podía evitar sentirse aliviada al saber que a su hermano le estaban yendo las cosas relativamente bien.
Una leve sonrisa se formó en su rostro ante aquel sentimiento tan agradable. Aquella pequeña acción fue notada por la mayor, quien contagiada por su expresión, la imitó.

La leyenda de la AtlántidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora