Secretos ocultos
—¿Creéis que todo esto sea suficiente? –Preguntó Hanon mientras observaba el panorama.
En la entrada se podía ver un cartel con la palabra "Bienvenidas" en mayúsculas y decoradas con estrellas y corazones de distintos colores y medidas. Junto a los extremos de la pancarta, habían colocados globos de feria de colores pasteles, sujetos con cinta adhesiva de los mismos colores que estos.
—A mi me gusta como ha quedado. –Dijo Rina mientras Kaito asentía por lo que había dicho.
—Yo sigo creyendo que falta algo más... –Susurró Luchia pensativa a la vez que miraba todo el trabajo que habían hecho aquella mañana, pues prepararon todo el salón con muchos más globos que en la entrada y algunas guirnaldas entre estos mismos.
—No me digas que le quieres meter más cosas, chica. –Se quejó la muchacha a su lado mientras miraba a la contraria. –Eres un caso perdido tía.
—Bueno, solo tenía la impresión de que faltaba algo, tampoco es para que me digas eso... –Exclamó con pesadez mientras exageraba su reacción.
—Estas chicas no cambiarán nunca. –Dijo Hippo mientras se acercaba a los dos jóvenes que observaban aquella escena entre las dos chicas.
—Tienes mucha razón. –Le dió la razón el muchacho mientras miraba al pequeño pingüino recién llegado, también observado por la chica de cabello oscuro.
—Por cierto Kaito. –Habló el ave al mismo tiempo que sacaba de su traje de marinero, el teléfono móvil del susodicho. –La pantalla no para de parpadear desde que llegaste. –Prosiguió a la vez que le entregaba el dispositivo al chico, el cual se había agachado a la altura del menor.
El joven observó el mensaje recurrente que salía en el bloqueo de su teléfono. De golpe sus ojos se abrieron como platos, y rápidamente se dirigió a la salida con mucha prisa.
—¡Lo siento chicas! –Grito Kaito mientras se acercaba a la puerta. –Tengo algo que hacer. Estaré aquí antes de que las otras lleguen. –Anuncio el chico mientras atravesaba la entrada.
—¿Pero qué le pasa? –Se cuestionó Rina al mismo tiempo que las dos adolescentes, que anteriormente estaban discutiendo, se dirigían hacia ella.
—¿Qué está ocurriendo? ¿Pasa algo? –Preguntó curiosa la portadora de la perla aguamarina.
—¿Dónde está Kaito? –Ahora fue Luchia quien habló.
—Bueno... –Musitó Hippo en voz baja mientras se escondía detrás de Rina. –El caso es que... –Empezó a murmurar mientras movía nerviosamente sus alitas azules.
Hablaba rápidamente y apenas se le podía entender, aún así, habían momentos en los que tartamudeaba y se podían distinguir algunas palabras.
Entre ellas, las más notorias fueron: chica, llamada e importante. Pero seguía sin tener sentido.—¡Ya entiendo! –Gritó la chica de hebras azulado. –Una chica rubia y de ojos azules, le ha hecho una llamada importante.
Las dos muchachas restantes, se quedaron perplejas ante aquella escena.
—Cuando se trata de cotilleos, tú entiendes todo. –Dijo en un suspiro la de ojos grises.
—¡Espera! –Ahora fue la castaña quien exclamó ante aquellas palabras. –¡¿Eso significa que Kaito tiene novia?! –Continuó con una actitud más histérica que antes.
—Por lo que parecía… seguramente sea así. –Susurró inaudiblemente la pequeña ave de tonalidad azulada.
—Pero podría ser alguna amiga de la infancia. –Habló Rina rápidamente, intentando tranquilizar a la chica enamorada. –Por lo que sabemos, en la foto se veía a Kaito de pequeño y una niña de la misma edad.
—Si, yo también lo creo. –Continuó Hanon mientras tomaba por los hombros a su amiga e intentaba relajarla. –Solo será una conocida. Venga anímate, no pongas esa cara tan deprimida.
Luchia cerró los ojos y empezó a tranquilizarse. Poco después, volvió a abrir los ojos y sonrió despreocupada, pues no tenía por que preocuparse de su querido Kaito.
Y aunque no se le hubiera declarado, ni le hubiera pedido ninguna cita, ella sabía que ellos dos estaban unidos por el destino.
O eso es lo que le gustaría que fuera.Porque aunque intentara evitar pensar en ello, ella sabía que su corazón estaba ocupado por otra persona que no era ella.
Lo sabía, incluso antes de que la recordara a ella y a las demás tras el ataque de Mikel.Él amaba a aquella chica que le enviaba cartas durante el tiempo que bloqueó sus recuerdos sobre el mar.
Él amaba a aquella chica que le enviaba postales de sus viajes cada mes.
Él amaba a aquella chica desde mucho antes de que ella llegara.¿Pero la chica lo amaba?
Esa era una pregunta que le empezó a carcomer por dentro.Mientras Rina, Hanon y Hippo hablaban sobre el tiempo que quedaba para que el resto de chicas llegaran, pero ella empezó a pensar en aquello.
Kaito quería a una chica que parecía que no le hacía ni caso, aparte de no estar en sus peores momentos.Si ella no lo quería, tal vez podría tener una oportunidad con él.
Solo si tenía el valor de demostrar lo que sentía por él.
Solo si sabía cómo decir lo que su corazón guardaba.
Solo si ella no se entrometía entre ellos dos.
Solo si-El sonido de la puerta llamó la atención de Luchia que se dirigió a la puerta junto a los demás.
—¿Quién puede ser? –Preguntó Luchia, ya que la hora de llegada del resto de sus amigas todavía quedaba.
En el momento de abrirse la puerta, la señorita Nikora apareció con un par de bolsas llenas de lo que parecía ser ropa.
Ésta se quedó mirando el panorama dejando con sumo cuidado las bolsas en la pared más cercana a ella, y se acercó a los adolescentes que la observaban.—Os felicito. –Dijo la peli violeta mientras sonreía por el gran esfuerzo que habían hecho. –Estoy muy orgullosa de vuestro trabajo. Seguro que les encantará a las demás. –A la vez decía eso, junto las dos manos alegremente a la par que el resto sonreía por aquellos halagos.
—Una pregunta señorita Nikora. –Dijo el pequeño pingüino mientras miraba las bolsas de papel recostadas en el muro. –¿Qué es todo esto?
La mujer rápidamente recogió las bolsas del suelo y respondió un tanto nerviosa por aquello anteriormente preguntado. –Son solo los uniformes del hotel y el uniforme escolar de Seira. –Exclamó abrumada a la vez que se retiraba lentamente del lugar.
—Creo que Nikora nos está escondiendo algo. –Susurro Rina al mismo tiempo que Hanon, Luchia y Hippo asentian a lo que la muchacha dijo.
Aun así, todavía hay secretos ocultos al resto de mortales que habitan la faz de la Tierra.
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La leyenda de la Atlántida
FanfictionEn el mundo hay muchos secretos que sus habitantes desconocen. Cosas que sin saber, los ponen en peligro... Lugares que el tiempo hizo olvidar y el espacio ocultó para no ser descubiertos. Eso mismo paso en el mundo submarino, pues tiempo atrás, el...