Capítulo XV

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Poemas, rumores y sencillas miradas

—La próxima guerra está a punto de comenzar y el tiempo va a contra reloj. –Dijo el agua.

—No importa cuanto quede, desgraciadamente el futuro ya está escrito y pocas personas pueden evitarlo. Y está dictado desde hace siglos, que solo quatro almas podrán destruir el comienzo del fin. –Continuó el fuego.

—Aun así, todavía hay secretos ocultos al resto de mortales que habitan la faz de la Tierra. –Siguió el viento.


—¿Qué se puede hacer cuando sientes que eres un ser impotente ante la cruel realidad? Seguir evitando los problemas, tarde o temprano aparecerán sin previo aviso. –Finalizó la tierra.

—Aqua. ¿Ya estás lista? –Una voz fuera de su habitación hizo que la nombrada recobrara el sentido.

—¡Sí! Ahora voy. –Respondió aún mirando su reflejo en el espejo. –Solo un poco más y todo terminará. –Pensó mientras cerraba sus ojos para luego abrirlos y hacer como si no hubiera pasado nada.

—Aún hay tiempo antes de llegar a tu nuevo instituto, pero será mejor que estes allí con antelación. –Comentó la persona tras la puerta al ver como la rubia salía de su cuarto.

—Entiendo. –Respondió y seguidamente, empezó a caminar en dirección a la salida del hotel.

La adolescente juntamente con la de hebras moradas, se dirigieron a su destino manteniendo una tranquila charla. Al llegar al lugar, la mujer se despidió de la muchacha y volvió al lugar de donde salieron.

—Vaya, no pensé que sería así... –Se dijo a si misma mientras caminaba por el recinto. Cada paso que daba atraía la atención de alguien.
La situación no le molestaba en lo absoluto, pero le fastidiaba que muchas de las personas que hablaban de ella, fuera únicamente por el hecho de ser cercana a Kaito.

—¡¿Cuánta gente vió lo que sucedió ayer?! –Esa pregunta se repetía una y otra vez a medida que llegaba a secretaría, para poder pedir su horario.

Aunque no fue la única persona que atraía la atención, pues el chico de quien estaban hablando también percibía toda aquella situación a su alrededor.

—¿Creéis que es su novia? –Una alumna preguntó a su grupito de amigas.

—Ojalá que no lo sea, pero debemos admitir que es guapísima. –Respondió una de ellas.

Más comentarios del mismo estilo se escuchaban de parte del género opuesto.

—Surfeaba como una diosa en el agua. ¡Os lo juro! –Mencionó uno de los estudiantes.

—Y luego paso de todos nosotros para ir con Kaito... –Murmuró mirando de reojo al mencionado.

—Que suerte tienen algunos. –Siguió otro.

Y el aula en dónde un trío de amigas había llegado recientemente no era la excepción, además de que se sentían una extraña sensación proveniente de una de las integrantes de este mismo.
La mediana de las tres, tenía la mirada perdida. Aquellos rumores que corrían como la pólvora no dejaban de recordarle la escena que había podido observar en la playa el día anterior.

—Luchia, ¿estás bien? –Cuestionó Hanon. –Llevas así desde que llegamos. –Continuó hablando a pesar de que la mencionada no parecía escuchar nada de lo que le estaba diciendo.

—Dejala. –Aconsejó la tercera. –No te va ha escuchar. –Prosiguió mientras posaba una de sus manos encima del hombro de la chica con la cual hablaba.

—Parece ser que esto le esta afectando más de lo que pensábamos... –Susurró para las dos.

—No creo que sea solo nuestro "problema". –Afirmó Rina. –Creo que ahora mismo le preocupa más el tema que se esta hablando por toda la escuela, que nuestro deber como princesas sirenas. –Le informó mirando a su alrededor. Sus compañeros y compañeras no paraban de mencionar una y otra vez lo mismo, y eso era algo que había empezado ha molestar a la castaña.

En ese mismo momento, aquellos chicos que se encontraban fuera de sus salones, entraron seguidos de su docente. La mayoría de miradas se fijaron en el surfista y amor platónico de muchas chicas en el lugar.

—Muy bien chicos. –Comenzó a decir la profesora. –Hoy es el inicio del nuevo año escolar. –Habló alegremente. –Y como muchos ya sabéis, este curso se nos añadirá una nueva compañera. Ha tenido maestros privados y esta es la primera vez que estudiará junto a personas de su edad. –Les informó para después dirigiendo su visita hacia la puerta. –Ya puedes pasar. –Anunció.

Al instante de decir aquello, la muchacha de la cual todo el mundo hablaba, entró al lugar emitiendo una sensación de superioridad a medida que avanzaba. –Mi nombre es Aqua Miyamoto, encantada de conoceros. –Se presentó en el mismo instante en el que se situó al lado de la adulta. –Es un gusto poder estudiar con ustedes. –Añadió haciendo una referencia en dirección hacia los que serían sus nuevos compañeros de clase.

Una sonrisa arrogante decoraba su hermoso rostro, y apesar de aquello, nadie pudo evitar sentir emoción por estar junto a ella. Todos los presentes a excepción de unos seres provenientes del mar.

La de cabellos azules no podía evitar verla con recelo por la manera que la gran mayoría de los muchachos la miraban, embovados en sus cabellos rubios y ojos azules. La más alta de todas, observaba no muy segura el comportamiento de sus compañeras; quienes a pesar de tener mucha envidia, no podían dejar de lado la admiración que tenían por la belleza que la contraria poseía. Por último, la adolescente portadora de la perla rosa, era de las tres quien más sentimientos negativos albergaba hacia la recién llegada.

Ambas miradas se conectaron. Una tensión casi imperceptible se produjo durante todo el tiempo en el que ambas jóvenes cruzaron. Pero todo aquello quedó sellado en unos simples segundos que posteriormente derivaron a una mirada de enamorados.
Kaito y Aqua se sumergieron en lo que para ellos fueron minutos, a pesar de que su situación duro el mismo tiempo que la extraña riña que se produjo instantes atrás. Y como no era difícil de adivinar, todo eso era observado por Luchia, quien sentía como su pequeño corazón se rompía en mil pedazos.

La leyenda de la AtlántidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora