Esta es la lista de lo que mi vida es ahora:
Estudiar para obtener mi licencia de manejo y estudiar fuerte para entrar a la universidad. (Esto hace feliz a mi mamá).
Correr con Piernas, quien no solo es un gran perro, sino también una gran corredora.
Leer las cartas de Valentina (a veces tengo dos por semana).
Discutir con Sergio Navarro y Luis Byrd (sobre lo que sea).
Tratar de encontrar maneras de tropezar con Taylor en la escuela.
Ver a través de microfilms del periódico El Paso en la biblioteca tratando de encontrar algo sobre mi hermano.
Escribir un diario.
Lavar mi camioneta una vez por semana.
Tener malo sueños. (Sigo atropellando a Valentina en esa calle lluviosa).
Trabajar veinte horas en el Charcoaler. Voltear hamburguesas no es tan malo. Cuatro horas el jueves después de la escuela, seis horas los viernes en la noche y ocho horas el sábado. (Papá no me deja hacer horas extra).
Pero al menos no me aburro. Estar aburrida es lo peor.
Me gusta tener dinero y me gusta el hecho de no dedicar mucho tiempo a sentir pena por mí misma.
Me invitan a fiestas y no voy. Bueno, fui a una fiesta, solo para ver si Taylor estaba ahí. Me fui tan pronto como Sergio y Luis llegaron. Sergio me acusó de ser una misántropa. Él dijo que era la única chica en toda la maldita escuela quién aún no había besado a un chico.
—Y nunca besarás a ninguno si te sigues yendo en cuanto la fiesta se empieza a poner bien.
—¿En serio? —le dije—. ¿Nunca he besado a un chico? ¿Y cómo es exactamente que llegaste a esa pequeña información?
—Es solo un presentimiento —me contestó.
—Estás tratando de que te diga cosas sobre mi vida —dije—. No va a funcionar.
—¿A quién has besado?
—Déjala, Serch.
—¿Ryan? No lo creo. Solo está jugando contigo.
Con Ryan ni hablaba, no estaba ni cerca.
Seguí caminando y le hice la señal del pájaro.
Sergio y Luis solían ir al Charcoaler las noches de viernes cerca de la hora de cerrar. Solo para seguir molestándome. Solo para enfurecerme. Ordenan sus hamburguesas, papas fritas, cocas, se estacionan, tocan el claxon, esperan a que me acerque y solo molestan, molestan, molestan y me enfurecen.
Sergio estaba aprendiendo a fumar y saca sus cigarrillos como si fuera Madonna.
Una vez, tenían cerveza. Me ofrecieron una. Bien, tomé unas cervezas con ellos.
Estuvo bien. Estuvo bien.
Excepto que Sergio seguía preguntándome a quien había besado.Pero entonces se me ocurrió una idea con la cual dejaría de estar cazándome.
—Sabes lo que pienso —le dije—. Creo que quieres que me incline hacia ti y te dé el beso de tu vida.
—Eso es asqueroso —me dijo.
—¿Por qué el interés, entonces? —le contesté—. Te encantaría saber cómo es mi sabor.
—Eres una boba —dijo—. Prefiero tener una mierda de pájaro en mi boca.
—Seguro que sí —dije.
Sergio jamás volvió a mencionar el tema del beso de nuevo. Eso fue lo bueno.
Taylor me encontraba a veces. Me sonreía y yo estaba cayendo un poquito más enamorada (Creo) de su sonrisa. No es que yo supiera una maldita cosa sobre el amor, pero me daba miedo saber que eso era lo que sentía.
La escuela estaba bien. El señor Blocker estaba aún sobre eso de compartir. Pero era un buen profesor. Nos hacía escribir bastante. Me gustaba eso. Por alguna razón, me interesaba realmente eso de la escritura.
La única clase con la que estaba teniendo problemas era con la de arte electiva. No podía dibujar ni una maldita cosa. Era bastante buena con árboles. Pero apestaba con las caras. Pero en la clase de arte, todo lo que tienes que hacer es intentar. Estaba teniendo una A por un trabajo. Pero no por talento.
La historia de mi vida.
Sabía que no lo tenía tan mal. Tenía un perro, una licencia de conducir y dos pasatiempos: buscar el nombre de mi hermano en microflilms y buscar una manera de besar a Taylor y saber de una vez por todas qué era lo que sentía.
Mi padre y yo empezamos una rutina. Nos levantábamos muy temprano los sábados y domingos para mis clases de manejo. Aunque no hablabamos mucho, no parecía tan distante. Eso era bueno. A veces silbaba, como si estuviera contento de estar conmigo. Tal vez mi padre no necesitaba de palabras para ir por el mundo.
Yo no era así. Bueno, era así en el exterior, pretendiendo no necesitar palabras. Pero no lo era en mi interior.
Descubrí algo acerca de mí misma: en el interior no era para nada como mi papá. En el interior era más como Valentina. Eso realmente me asustaba.
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Val, Juls Y los Secretos del Universo | Juliantina |
FanfictionValentina sabe nadar. Juliana, no. Valentina es habladora y segura de sí misma. Juliana duda todo el tiempo y le cuesta entablar una conversación con alguien. Valentina no para de pensar en poesía y arte. Juliana vuelve constantemente al recuerdo...