Valentina contestó el teléfono al segundo timbrazo.
—No has ido a la piscina. —Sonaba molesta.
—He estado en cama. Tengo la gripe. Sobre todo he estado durmiendo, teniendo muy malos sueños y comiendo sopa de pollo.
—¿Fiebre?
—Sí.
—¿Huesos adoloridos?
—Sí.
—¿Sudores nocturnos?
—Sí.
—Que mal —dijo—. ¿Sobre qué eran tus sueños?
—No puedo hablar de ellos.
Eso parecía estar bien con ella.
Quince minutos más tarde, apareció en la puerta de mi casa. Escuché el timbre. Podía oírla hablar con mi madre. Valentina nunca tuvo problemas para iniciar las conversaciones.
Probablemente le estaba contando a mi mamá la historia de su vida.
La oí caminar por el pasillo con sus pies descalzos. Y entonces allí estaba ella, de pie en la puerta de mi habitación, llevaba una camiseta que estaba tan ajustada que casi se podía ver a través de ella y un par de vaqueros con agujeros en ellos.
—Hola —dijo. Llevaba un libro de poemas, un cuaderno de dibujo y algunos lápices de carbón.
—Olvidaste los zapatos —le dije.
—Se los doné a los pobres.
—Supongo que los pantalones son los siguientes.
—Sí. —Ambas reímos.
Ella me observo.
—Te ves un poco pálida.
—Todavía me veo más mexicana que tú.
—Todo el mundo parece más mexicano que yo. Busca a las personas que me entregaron sus genes. —Había algo en su voz. Todo el asunto mexicano le molestaba.
—Está bien, está bien —le dije—. Bien, de acuerdo. —Siempre significaba que era hora de cambiar de tema—. Así que trajiste tu cuaderno de dibujos.
—Sí.
—¿Vas a enseñarme tus dibujos?
—Nop. Voy a dibujarte.
—¿Qué pasa si no quiero ser dibujada?
—¿Cómo voy a ser artista si no puedo practicar?
—¿No se les pagan a las modelos de las artistas?
—Sólo a las que tienen buen aspecto.
—¿Así que no soy linda?
Valentina sonrió.
—Algo... Bastante. —Parecía avergonzada. Pero no tan avergonzada como yo.
Podía sentir como me ponía roja.
—Así que, ¿realmente vas a ser una artista?
—Absolutamente. —Me miró directamente—. ¿No me crees?
—Necesito pruebas.
Se sentó en mi mecedora. Me estudió.
—Todavía pareces enferma.
—Gracias.
—Tal vez son tus sueños.
—Tal vez. —No quería hablar de mis sueños.
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Val, Juls Y los Secretos del Universo | Juliantina |
FanficValentina sabe nadar. Juliana, no. Valentina es habladora y segura de sí misma. Juliana duda todo el tiempo y le cuesta entablar una conversación con alguien. Valentina no para de pensar en poesía y arte. Juliana vuelve constantemente al recuerdo...