Capútulo 25

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Querida Juls, 

Tengo esta imagen en mi cabeza de ti acostada en tu camioneta viendo todas las estrellas. Tengo el boceto en mi cabeza. Te mando una foto de mi parada junto al árbol de navidad. Y te estoy mandando un regalo, espero que te guste.

Feliz Navidad, Juls.

Valentina.


Cuando abrí el regalo, sonreí.

Y después me reí.

Un par de tenis miniatura. Sabía exactamente lo que tenía que hacer con ellos. Colgarlos del espejo retrovisor. Y es exactamente lo que hice.




***




Al día después de Navidad, trabajé unas ocho horas en el Charcoaler. Papá me dejaba tomar turnos extras ya que era el descanso de Navidad. No me importaba el trabajo. Está bien, ahí estaba este chico con el que trabajaba quien era un real imbécil. Pero solo lo dejaba hablar y la mayoría del tiempo ni siquiera notaba que no estaba escuchando.

Él quería pasar el rato después de nuestro turno y yo dije:

—Tengo planes.

—¿Cita? —dijo.

—Sip —dije.

—¿Tienes una novio?

—Sip —dije.

—¿Cuál es su nombre?

—Deduardo.

—Púdrete, Juliana —dijo.

Algunos chicos no pueden soportar una broma. Cuando llegué a casa, mi mamá estaba en la cocina calentando algunos tamales para la cena. Amaba los tamales hechos en casa.

Me gustaba calentarlos en el horno lo que era realmente raro porque esa no era la manera estándar de calentar tamales. Me gustaba la manera en la que el horno como que secaba los tamales así quedaban un poco crujientes.

—Valentina llamó —dijo.

—¿De verdad?

—Va a llamarte de vuelta en un momento. Le dije que estabas trabajando.

Asentí.

—Ella no sabía que trabajabas. Dijo que nunca le mencionaste nada acerca de eso en tus cartas.

—¿Por qué importa eso?

Sacudió la cabeza.

—Supongo que no importa. —Fue ahí cuando el teléfono sonó de nuevo—. Probablemente es Valentina —dijo.

Era Valentina.

—Hola.

—Hola.

—Feliz Navidad.

—¿Está nevando en Chicago?

—No. Solo frío. Y gris. Quiero decir realmente frío.

—Suena lindo.—Como que me gusta. Pero estoy cansada de los días grises. Dijeron que sería peor en enero. Febrero también, probablemente.

—Eso apesta.

—Sí, apesta.

Hubo un pequeño silencio en el teléfono.

—Así que, ¿estás trabajando?

—Sí, volteando hamburguesas en el Charcoaler. Tratando de ahorrar algo de dinero.

Val, Juls Y los Secretos del Universo | Juliantina |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora