Día 5 [Wigetta 30]

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El clima frío hacia que ambos cuerpos estuvieran más juntos que de costumbre. En aquella casa por encima de todo, juntos frente a la chimenea abrazados con una manta cubriendolos.

A unos minutos para celebrar año nuevo juntos, sin sus amigos, querían que está vez fuera solo de ellos, querían disfrutar de su propio espacio sin que nadie los molestará.

–Willy, faltan unos minutos, vamos fuera, podremos ver los fuegos artificiales desde arriba de una de la torres de la muralla

–Estoy cómodo aquí –Hizo un pequeño puchero y se acurrucó más en el pecho del mayor.

–Vamos chiqui... Me hace ilusión – enredo sus dedos entre los cabellos del peliblanco revolviendolos un poco.

–Ahg vale, vamos – se rindió ante la súplica del mayor y se alejo de él.

–Andando – dijo Vegetta levantándose de su lugar y le extendió para que lo ayudará.

Esté tomó su la mano de su amado y se levantó cubriéndose con la manta y entrelazo sus dedos con los del mayor, Caminaron juntos hasta una de las torres, el frío se sentía más estando fuera por lo que Willy se cubrió más con la manta y sus mejillas, orejas y nariz comenzaba a tornarse en tonos rojizos, el reloj maracaba las 11:55 pm cuando llegaron a la cima de la torre. Miraron las estrellas que brillaban más que nunca.

Vegetta desvío la mirada hasta el perfil de su amado. Sin duda él era la estrella más brillante de su constelación favorita...

–Deja de mirarme así, me pones muy nervioso – Willy rompió del silencio que se había formado entre ambos.

–No puedo dejar de mirarte de está forma... Como la primer vez que te vi y mire tus hermosos ojos verdes y achinados, tu hermoso perfil, tu cabello blanco, tus mejillas y la forma en la que estás se ponen completamente rojas por mi culpa... Como ahora – diciendo lo último con una pequeña risa.

–Te odio – susurro y se giro para abrazar al mayor y ocultar su cara en el ángulo de su cuello, pasando sus brazos por los hombros de este, respirando el perfume que tanto amaba.

–Hey Guille... – lo alejo un poco para mirarlo a los ojos, el frío y la spalabras de Vegetta hacían que su cara esté completamente roja hasta las orejas.

–¿Que pasa Samu?

–Eres lo mejor que me pudo pasar en la vida, gracia por todos estos años juntos chiqui – el mayor unió sus labios en un compás lento demostrando todo el amor que se tienen el uno al otro mientras giejos artificiales explotaban en el cielo. Sin duda un perfecto inicio de año...

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