Fargetta

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DECLARACIÓN

La noche comenzaba a caer, las primeras estrella aparecieron en el cielo oscuro, el sol a punto de dejar de iluminar daba un aspecto relajante.

El turno nocturno en la comisaría comenzaba tan solo en unos minutos y el oficial Fargan se encontraba apoyado contra la pared de la celda, con la mirada clavada en las pocas estrellas que se lograban ver gracias a la luz del pueblo.

–Nos vemos mañana compañero

–Hasta mañana Alexby, descansa – sin muchas preocupaciones se despidió del más bajo y se quedó en el mismo lugar, regresando la mirada al cielo.

Por suerte a esas horas el pueblo se quedaba completamente en paz, sin ni una sola denuncia de ni un solo poblador; por lo que Fargan disfrutaba de sus noches en completa soledad para pensar.

Pensar en aquellos ojos violeta, ese color tan llamativo que con sólo mirarlos unos segundos podías perderte en ese inmenso mar...

Extendió sus alas tan solo para subir al techo de la celda y sentarse a la orilla de esté, dejando sus piernas colgando, suspiró con una pequeña sonrisa.

–Ojalá te dieras cuenta de lo mucho que me gustas... – susurró a la nada y cerró los ojos, el viento un poco frío hizo que un escalofrío recorra su espalda.

De pronto un ruido nada común se escucho a lo lejos. "¿La rata nocturna?" se preguntó a si mismo.

Bajó aleteando sus alas hasta tocar nuevamente el piso, suspiró y caminó hasta donde se había generado el sonido. A paso lento, tratando de no hacer ni un solo ruido.

Y ahí estaba él... Tirado en el piso junto a una botella de cerveza rota, iba notoriamente ebrio, perdido gracias al alcohol.

–¡Vegetta! – corrió hasta el pelinegro para ayudar a levantarlo. – Joder... ¿Y ahora tú por qué estás así?

–A ti que te importa, no es algo que te debería interesar – habló entre hipidos queriendo alejarse del mayor.

–Venga vamos a la comisaría ahí estarás bien hasta que recuperes la cordura...

–Sueltame... Quiero estar sólo... No necesito que sientas lástima por mí...

–Lo que digas, vamos camina – obligó a caminar al contrario, llevándolo a rastras hasta la comisaría.

–Sueltame, quiero irme a casa

–No puedo dejarte ir así, ni defenderte puedes, deja de quejarte y entra.

Vegetta rendido se dejó llevar, entraron a la comisaría y Fargan lo dejó en el sillón que había en la pequeña recepción.

–¿Me dirás por que estas así? – el mayor preguntó mientras se agachaba delante de él apoyando sus manos en las rodillas del contrario.

El pelinegro negó con la cabeza, apretando los labios, desviando la mirada.

–¿Es por Rubius? Creí que ya lo habías superado...

–No es por él... Ya lo superé hace mucho...

–Entonces ¿que te hizo estar ponerte así de borracho?

–Nada... Déjame en paz, concéntrate en tu trabajo – gruñó con falso enojo.

El pelinegro se aferro a sus pantalones, apretando la tela de estos con sus puños, fingiendo enojo para guardar sus verdaderos sentimientos, no quería romperse frente a él, no podía permitir que el supiera la verdadera razón de su estado.

–Vegetta... – Fargan llamó su atención colocando una mano sobre la suya, acariciandola sutilmente. – Puedes confiar en mí y lo sabes... Yo no te diré nada...

–Ya te dije que no es nada joder... ¡Deja de sentir lástima por mi! Dejame aquí tranquilo, vete a preparar las cosas que le dejarás a tu noviecito Alex para mañana – respondió un tanto borde al mencionar al menor, su cuerpo se tenso al ser conciende de lo que dijo.

–¿Noviecito? – La risa de Fargan resonó por todo el lugar. – Ese chico es solo un gran amigo... ¿Que estas celoso de él?

Fargan bromeó, aunque sabía que la respuesta sería un rotundo no.

–No, no, no, no – nervioso negó repetidas veces. – ¿Por qué debería estar celoso de Alex? – el tono de voz empleado y el color carmesí de sus mejillas no lo ayudaba mucho.

–Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, deja de mentir Vegettita... – el búho no sabía de dónde había salido tanta valentía para decir eso.

–D-déjame en paz Fargan... – los dedos del castaño tomaban su mano, jugando con sus dedos.

–Vegetta mírame... – la voz del mayor sonaba tan suave, hablando con la mayor delicadeza que podía.

El menor clavó la mirada en aquellos ojos anaranjados, un cosquilleo en su estómago se hizo presente, Fargan subió su mano hasta la mejilla del contrario, acariciando la suave piel de este.

–Realmente me parece muy lindo de tu parte que estés celoso y más de Alex... – la suave risa de Fargan hizo que el menor se pusiera más nervioso que antes. – Pero créeme que es solo mi amigo, en realidad me gusta mucho alguien, pero creo que es un poco tonto...

–¿A sí? ¿Q-quien es?

–¿Realmente quieres saber?

El ojimorado asintió repetidas veces como niño pequeño.

–Tú... Realmente me gustas tu... – se acercó lentamente hasta quedar frente a él, sus respiraciones se combinaban y aunque Vegetta aprestaba a alcohol no se alejó ni un solo centímetro.

Vegetta se relamio los labios y acortó la distancia entre ambos uniendo sus labios en un beso lento con sabor a licor.

–Tu también me gustas... – susurro en voz baja con los ojos cerrados y bajo la cabeza hasta ocultarla en el cuello de Fargan.

–¿Es... Es en serio?

–Sí... – susurro contra su cuello abrazándolo fuertemente.

El mayor no contestó, simplemente correspondió el abrazo acariciando la espalda del contrario hasta que se quedó dormido.

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No me gustó el final, adiós ✌🏻😔

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