Rubisplay

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PRIMERA CITA

El clima cálido de verano, el aire caliente soplaba haciendo a las hojas de los árboles moverse junto a el. El cielo azul, con algunas cuantas nubes cubriendo esté, bajo la sombra de algunos árboles se encontraba a él híbrido de oso, sentado sobre una manta roja esperando a un chico de cabello negro y un lindo mechón de lava.

El híbrido se recostó en el pasto, importandole poco si se manchaba con tierra, cerró los ojos y suspiró, no quería esperar más al de barba.

Los minutos pasaron y el comenzaba a quedarse dormido por el silencio de aquel parque. El pelinegro por fin llegó, al ver al oso sonrió y se acercó sin hacer mucho ruido, agachandose para depositar un beso en su frente.

–Buenas... – susurro sobre su piel haciendo que Rubius abriera los ojos por la sorpresa.

–Hola... – Sonrió ampliamente. – ¿Por qué la tardanza? Creí que yo era el impuntual.

–Bueno... Te traje una sorpresa... – de su espalda sacó una hermosa rosa. – Igual quería lucirme un poco con la comida aunque no se yo si funcionó...

La risa de Rubius se hizo presente, tomó la rosa levemente sonrojado y negó tiernamente. – No hacía falta... Pero muchas gracias...

Auron sonrió y se hizo a un lado para que el menor pudiera sentarse para disfrutar de la comida que había preparado para el mayor.

Auron se sentó al lado contrario de Rubius para dejar la pequeña canasta en medio de ambos.

–Puedes tomar todo lo quieras, lo preparé especialmente para ti.

–Ay, que lindo, de verdad muchas gracias Auron. – el menor sonrió bajando la mirada, el solo hecho de que alguien le hiciera algo tan especial como eso le hacía morir de amor.

–No es nada, es algo que de verdad me sale del corazón hacerte. – la sonrisa que al oso le parecía tan perfecta apareció en el rostro del contrario.

Rubius sacó la comida de la pequeña canasta, hamburguesas, algo que el amaba, sonrió ampliamente al saber que Auron sabía muchas cosas de él.

El mayor tomó una y ambos comenzaron a comer, entre una platica tranquila, risas, coqueteos y mucho amor de por medio, se la pasaban tan bien que el tiempo parecía detenerse.

El atardecer llegó, el azul mezclandose con el color anaranjado de las nubes gracias a los últimos rayos del sol daban unas hermosas vistas.

–Hey Rubius... Ven sígueme – Auron se levantó y le tendió la mano al menor para ayudarlo.

El contrario con gusto acepto la ayuda y sin separar sus manos el pelinegro comenzó a caminar entre los árboles, por un sendero muy estrecho.

–¿Dónde me llevas?

–Solo camina un poco más, ya casi llegamos...

El híbrido decidió no preguntar más y en unos cuentos segundos llegaron a un pequeño lugar donde no había ni un solo árbol, el atardecer se apreciaba tan hermoso.

El oso se quedó sin palabras, el de barba se acercó por detrás de él para envolverlo en un abrazo, rodeando sus brazos por su cintura, apoyando, como podía, la cabeza sobre el hombro de esté.

–¿Te gusta?

–Esto es hermoso... Y que mejor que pasarlo con una persona como tu... – se dio la vuelta colocando las manos sobre la barba de esté. – Gracias por esta tarde tan linda Auron...

–Es la primera de muchas, eso tengo por seguro... – Auron sonrió y Rubius no se contuvo más, unió sus labios en un beso lento, deseando que la tarde se volviera a repetir...

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