Rubegetta

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BORRACHOS

Los rayos sol que filtraba por las hermosas cortinas moradas de la habitación chocaban directamente contra la cara de Vegetta.

Con molestia abrió los ojos, volviendo a cerrarlos rápidamente por el sol. Se sentó en la cama, de pronto un fuerte dolor de cabeza lo atacó, llevó una mano hasta su cara quitando algunos cabellos que molestaban.

Abrió los ojos lentamente encontrándose con toda la habitación desordenada, prendas de ropa por todo el lugar. Abrió más los ojos en modo de sorpresa, giro su cabeza lentamente hacia el lado de la cama.

El cuerpo del híbrido de oso se encontraba envuelto entre las sábanas moradas del mayor, dejando ver parte de su espalda llena de pequeños lunares.

Bajo de la cama tratando de que el menor no despertará, notando que estaba completamente desnudo, una maldición salió de su boca en voz baja y buscó sus boxers y salió de la habitación, cerrando detrás de él y bajó rápidamente las escaleras hasta llegar a la cocina.

Sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier momento, los recuerdos de la noche anterior eran borrosos, recordando tan sólo algunas partes de lo sucedido antes de que el alcohol tomará control sobre él.

Buscó entre los cajones algunas pastillas para el dolor de cabeza, busco un vaso con agua y tomó la pastilla junto a toda el agua del vaso. Sentia la boca seca, pego la cadera a la encimera sintiendo el frío del mármol, un pequeño escalofrío recorrió su espalda ignorandolo, cruzó los brazos y trató de recordar que había pasado la noche anterior.

Noche de fiesta con todos los chicos en el casino que Vegetta y Alex habían construido con sus propias manos.

El ambiente tan fiestero, olor a alcohol y sudor inundaba el local, los nueve chicos se encontraban en la zona VIP del casino, bebían copa tras copa.

–Vegettita... – el híbrido de oso se encontraba con Vegetta, Fargan, Alex y Luzu en la pista de baile.

El ojimorado odiaba hacerlo pero Rubius lo había arrastrado hasta la pista de baile, el alcohol se apoderaba de su cuerpo, desconectando por completo su cerebro.

Bailaba junto a él castaño, algunos pasos de baile improvisados que iban al ritmo de la música tan alta que era prácticamente imposible escuchar algo que no sea eso.

El híbrido al no recibir la atención que quería pasó sus brazos por el cuello del contrario, quedando así frente a frente. El mayor detuvo sus pasos de baile para concentrarse en él.

–¿Pasa algo osito? – preguntó acercándose a la oreja del oso, asiendo que esté la mueva un poco hacia abajo.

El simplemente negó y se mordió el labio, ninguno. Sus miradas se conectaron haciendo que ambos se pierdan en la inmensidad de los ojos del contrario, ignorando todo a su alrededor, como si sólo ellos existieran en ese preciso momento.

Las manos de Vegetta viajaron a la cadera del oso, sin despegar la mirada de sus ojos, un momento único que nunca habían tenido.

El cuerpo de Alex chocó "accidentalmente" contra Rubius haciendo que este se mueva hacia adelante quedando a escasos centímetros de Vegetta.

Rubius rápidamente se alejó de él para darse la vuelta y mirar a Alexby sonriendo inocentemente –Gilipollas, fíjate donde bailas, ¿tas bobo o que?

–Vegetta controla a tu novio – Alexby miró a Vegetta el cual estaba perdido en sus pensamientos, sin mover ni un solo dedo. –¿Vegetta?

–¿Q-qué qué pasa? – La mano de Alex lo hizo salir de sus pensamientos.

Alex chasqueó la lengua y negó. –Nada, nada, ¿Podrían irse de aquí, quiero seguir bailando?

Vegetta sin decir nada más tomo la mano de Rubius arrastrandolo para salir de la pista y dirigirse al baño del local.

–Aquí hay menos ruido ¿querías decirme algo?

El híbrido negó con la cabeza, sin separar sus manos, suspiró y volvió a acercarse al mayor regresando a la posición de antes.

La mirada de ambos iba de sus ojos a los labios de contrario. Vegetta tomó el valor y tomó el mentón del oso acercando su cara hasta estar a centímetros de distancia.

–Hazlo... – susurró el menor haciendo un pequeño puchero. El ojimorado acató la orden y unió sus labios en un beso lento, el sabor de él alcohol y tabaco que Rubius había fumado minutos antes.

Un beso deseado por ambas partes, los dedos de Rubius jugaban con los pequeños cabellos de la nuca del pelinegro mientras la manos de Vegetta sujetaba con firmeza la cintura del menor.

Se separaron para respirar profundo y volver a unir sus labios en un beso más rápido que el anterior, acercando más sus cuerpos, dejando que el alcohol actuará por ellos.

–Vegetta... Vamos a otro lugar...

–Vamos a mi casa...

Y así es como ambos terminaron en casa de Vegetta, compartiendo cama, uniéndose en aquella cama.

El híbrido apareció por la puerta de la cocina, con sus boxers y la camiseta de Vegetta. Al ver a Vegetta ahí se sonrojó un poco y desvío la mirada.

–Buenos días principeso.

–Buenos días Vegetta...

Vegetta le entregó una pastilla y un vaso con agua, el agradeció y lo tomó.

–Yo... Vegetta-

–No pasa nada ¿quieres quedarte aqui por el resto del día? – Vegetta de acercó hasta el oso para depositar un beso en la mejilla roja del menor.

–No quiero molestar más...

–No eres ninguna molestia, anda ve a por mantas en mi habitación mientras yo pongo una película en la tv.

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