Día 9 [Wigetta 30]

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Un día nublado en Pueblo, el olor a carne podrida se sentía en el ambiente, Willy y Vegetta se encontraba buscando sus mejores armas y armaduras.

Ambos sabían lo que se venía pues no era la primera vez que ocurría y sería así hasta que algún valiente guerrero derrote al feroz dragón. Un nuevo inicio se acercaba y eso implicaba pelear hasta el cansancio contra horribles monstruos.

Salieron de su castillo dejando a sus hijos dentro junto a sus mascotas, tal vez en otro momento se volverían a ver, caminaron alrededor de su casa a paso lento, mirando sus construcciones, su invernadero, el coliseo, visitaron por última vez a sus dinosaurios, entraron al museo que construyeron con tanto cariño, todos los recuerdos felices serían destruidos en cuestión de minutos, por último caminaron hasta aquella iglesia donde habían unido sus almas. Vegetta miró su anillo con tristeza, acariciando con mucha delicadeza la piedra color magenta que adornaba esté.

–Nos encontraremos en otra vida, y te amaré con la misma intensidad que en está.– El peliblanco tomó sus manos sonriendo tristemente, a pesar de no ser una despedida, sino un hasta luego, el dolor de dejar todos sus recuerdos atrás dolía como nunca...

El pelinegro simplemente asintió y envolvió al menor entre sus brazos disfrutando del calor de su cuerpo.– Te encontré en otra vida Guille...

Escuchó un pequeño sollozo del menor y sintió como se aferraba a sus hombros mojando su pecho con lágrimas de dolor.

–Hey, no llores chiqui... – alejó al menor tomando su cara entre sus manos para limpiar sus lágrimas con sus pulgares.– Nos encontramos encontraremos de nuevo y todo será mucho mejor ¿Vale? – con la voz quebrada y sus ojos llenos pequeñas gotas miró a los hermosos orbes verdes que nunca olvidaría.

El olor comenzaba a ser más fuerte, se separaron muy a su pesar no sin antes darse un cariñoso beso demostrando todo el amor que se tenían. Tomados de las manos caminaron hacia la puerta del castillo, miraron fuego en algunas casas lejanas, algunos aldeanos ya convertidos en zombies, apretaron el agarre de sus manos, sus ojos se unieron dándose una mirada llena de tristeza al ver en lo que se convertiría lo que tanto se habían esforzado por hacer, se soltaron y con la mirada hacia el frente empuñaron sus espadas con firmeza y una combinación de tristeza y rabia.

Corrieron juntos para comenzar a tirar espadazos hacia los muertos vivientes los cuales comenzaban a rodearlos, con las espaldas juntas cubriéndose mutuamente de los cientos de monstruos. Se hicieron paso entre ellos para correr y tratar de proteger a los aldeanos que comenzaban a ser mordidos. Con lágrimas de frustración Willy, ya lejos de Vegetta, atacaba con fuerza a sus amigos ya convertidos en horribles zombies.

Vegetta miró al peliblanco notando que algunos monstruos comenzaban a acercarse por la espalda y corrió hasta el llevándose algunos rasguños en sus brazos.

–¡Vegetta corre! – El menor gritó al ver que los zombies estaban distraídos con los aldeanos y ambos corrieron hasta la zona segura más cercana, la iglesia, puesto que sus armas ya estaban más que rotas...

Entraron a está cerrando las grandes puertas detrás de ellos, la respiración agitada de ambos, los gritos de los aldeanos, madera ardiendo y los gruñidos de los zombies era lo que se escuchaba desde dentro. Unieron nuevamente su mirada que demostraba miedo, al no saber que pasaría, y frustración, al no poder salvar a sus amigos. Tomados de las manos caminaron hacia atrás, mirando los hermosos ventanales morados y verdes, notando que lo único que se podía ver por ellos era fuego y humo de las casas.

Fuertes golpes a la hermosa madera oscura de la puerta los hizo dar un pequeño brinco, seguieron caminando hacia atrás hasta chocar con el altar.

–Nos encontraremos de nuevo, Pueblo será más grande y mejor, lograremos ser los mejores reyes sobre la faz de la tierra, nos volveremos a casar, tendremos muchos hijos juntos, nos vemos en otra vida chiqui... – habló el ojimorado tomando las mejillas del menor obligandolo a mirarlo, justo en ese momento la puerta se rompió haciendo que ima gran horda entrará.

El mayor sin importarle nada unió sus labios con los del contrario, cerrando los ojos con fuerza acorralandolo contra el altar, Willy aferrado al cuerpo del contrario, disfrutando por última vez el sabor a café de los labios del ojimorado, con un toque salado por las lágrimas de ambos que caían sin poder contenerlas. Ambos recibían fuertes golpes y rasguños de parte de los muertos vivientes, en cuestión de segundos cayeron inconvenientes sin separarse del contrario.

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–¿Hola? – un chico de cabellos blancos se acercó a él pelinegro haciendo que diera un pequeño brinco.

–Hola ¿que tal? – preguntó el ojimorado levantando la mirada.

–Eh... Bien, nunca te había visto por aquí, soy Willy ¿y tu?

–Y-yo soy Vegetta, ¿nos conocíamos de alguna parte? – El brillo de las orbes verdes hizo sentir un dejá vú al mayor, aquellos ojos que en su vida pasada prometió nunca olvidar...

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Headcanon:
Al finalizar alguna de las series se enfrentan a una gran horda de mounstros, lo cual destruye todo lo que lograron junto a todos sus recuerdos de está. Luchan hasta el cansancio tratando de proteger todo lo que hicieron con su esfuerzo, caen inconscientes y despiertan en un nuevo lugar dando inicio a una nueva serie.
El día en que estos ataques dejen de suceder será cuando acaben con el dragón, en representación de que su carrera como youtubers acabo...

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