Rubelangel

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DURMIENDO JUNTOS

–Bueno chicos, creo que me iré... – Alex se separa del cómodo lugar en las piernas de Mangel que estaba en el centro del sillón al lado contrario de Rubius que estaba acurrucado en el pecho de el de lentes.

–Oh vamos Alex, aun es muy temprano para que te vayas.

–Te recuerdo que tengo una cita con Fargan.

–Fargan, Fargan, Fargan – El híbrido imitó la voz de el de casto. – Prefieres a otros que a tus amigos, entiendo, me quedaré con mi Mangel.

El oso apretó más el abrazo, Alex bufó con un poco de molestia y se despidió de ambos.

–Ya puedes soltarme, se ha ido – habló Mangel mirando hacia la tv sin prestarle mucha atención a la película que se veía en esta.

El mayor negó con la cabeza cerrando los ojos, se acomodó mejor sobre el pecho de mi amigo, colocando su oreja peluda cerca del aldo izquierdo, escuchando los tranquilos latidos del menor.

–¿Que? ¿Piensas dormir? – preguntó rendido al no poder tomar la botella de cerveza que descansaba en la mesa del centro.

–No... Solo quiero quedarme un rato así ¿Puedo?

–Puedes... – respondió suspirando con una pequeña sonrisa.

Rubius estiró su mano hasta llegar a la botella de Mangel para darsela, la aceptó con gusto. El híbrido hizo lo mismo con la suya dándole un sorbo para regresar a la posición de antes.

Los minutos pasaron, y más botellas de cerveza se acumularon en la mesa, siempre regresaban a la misma posición, mirando la tv sin prestarle atención.

La noche comenzaba a caer, ambos comenzaban a quedarse dormido, el castaño se levantó pateando levemente a Mangel que tenía los ojos cerrados y la boca abierta.

–Mangel creo que es mejor que ya me vaya... – bostezo desperezandose y se levantó.

En un pequeño respingo Mangel negó. –No puedes irte, estás ebrio, mejor quedate aquí, sabes que no hay problema alguno...

–Entonces vete a la habitación, quiero dormir – exigió el oso mirando con el ceño levemente fruncido al de lentes.

Mangel lo miró confundido y negó. – Dormirás conmigo, no puedo dejar que te quedes aquí.

–¿Eh? No, no, no, venga vete, vete...

El menor se levantó, apagó el televisor y caminó hacia el híbrido tomando su muñeca y prácticamente arrastrandolo hasta la habitación.

–¡Mangel! – alargó la "e" gracias a su voz que salía atropellada gracias al alcohol hizo que Mangel soltara una pequeña carcajada.

–¿Que?

–Que no quiero dormir contigo – hizo un pequeño puchero, como niño pequeño al cual no le complacen su berrinche.

–Pues no duermas si no quieres pero te quedas aquí, que capaz y saqueas toda mi nevera.

El oso bufó, se quitó la sudadera aventandola a algún lugar de la habitación, quedándose sólo con una camiseta verde algo holgada, se quito las zapatillas y se acostó en la cama, dejándole un espacio al menor.

–¿En serio estas enojado? – preguntó el contrario sentándose al lado contrario de la cama, quitándose las botas y luego dejar los lentes a un lado.

–No, quiero dormir, calla. – respondió con tono molesto bajando las orejas.

El pelinegro sólo rio y se acostó para pasar sus brazos por la cadera del oso acercandolo más él. – Sabes que es una broma, solo quiero dormir contigo.

El ojiverde no dijo nada y se quedó quieto, sintiendose protegido entre los brazos del menor.

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