10

1.2K 63 42
                                    

Llegando al hospital, las punzadas se sentían como puñaladas en mi vientre. Cada vez eran más seguidas y más fuertes.

Intentaba mantener la calma para no alarmar a los chicos y menos a Mateo que estaba bastante nervioso. Aunque se me hacia casi imposible.

Mientras Valentín conducía los demás estaban atentos a mi, ofreciéndome toda la ayuda y apoyo que podrían darme en ese momento.

El más atento era Mateo, que se encargaba de darme mimos intentando relajarme y dándome su mano para poder apretar en cada dolor.

-Mi amor sos muy fuerte okey?- me habló acariciando mi pelo con delicadeza- ya estamos a una cuadra del hospital.

-Mateo, te amo- dije transpirada, mientras agarraba su mano derecha.

-Te amo más linda- beso mi mejilla para seguido controlar las contracciones con el temporizador de su cel- Avísame cuando venga una.

Y no pasó 1 segundo más hasta que me volvió a dar una.

-Cada vez le dan más pronto- respondió Cazzu un tanto nerviosa- Sabes que significa eso no?- yo negué apretando mis ojos y respirando hondo- En nada vas a dar a luz- contesto.

Mis nervios aumentaron, necesitaba llegar a tiempo para que me colocarán la epidural.

Mateo comenzó a llamar a mi hermano Thomas para avisar que íbamos dirección al hospital.

Luego de unos minutos cortos que fueron eternos para mi, llegamos a la puerta.

Todos bajaron de sus autos, Camilo se acercó rápido a mi para ayudarme a bajar con ayuda de Mateo.

Apenas podía andar del dolor tan intenso que sentía así que me agarré del brazo de mi novio.

-Dale amor estamos acá ya, solo unos pasitos- intento animarme.

-Voy a por el bolso de la beba se quedó en el auto- informo Ecko a lo que Mateo asintió.

En cuanto entramos la gente de alrededor se alarmó al ver tanta gente entrar a la misma vez junto a una embarazada.

Matu se encargó de registrarme en recepción para que posteriormente me llevasen en silla de ruedas hacia una habitación.

Todos iban detrás mia, y Mateo aún iba a mi lado agarrando mi mano, no me soltó en ningún momento.

Cuando llegamos el doctor indico que solo podía pasar una persona, obviamente entro el papá de la nena.

Me entregaron ropa de camilla, indicándome que quedase desnuda debajo de eso.

-Dale amor sentate te ayudo- hice lo que me ordeno Mateo.

Me quito delicadamente cada prenda que tenía para luego colocarme lo que me habían dado.

Me ayudó a tumbarme de nuevo en la camilla, donde entraron unas enfermeras a ponerme unas correas alrededor de la panza para controlar cada latido y movimiento del bebé.

Ya había pasado una hora desde el último chequeo donde me informaron de que estaba en los 6 centímetros de dilatación y me colocaron la epidural para mi suerte.

Comencé a andar por toda la habitación agarrada de la mano de Mateo que en ningún momento me dejó sola.

Estaba muy atento a cada detalle de lo que hacía, procurando que no pasara nada.

-Matu salí a informar a los chicos de como voy, deben estar nerviosos.

-Seguro? No quiero dejarte sola amor- yo solo asentí caminando hacia la camilla para sentarme.

A los 5 minutos entro de nuevo la misma enfermera que me hizo tumbarme para chequear de nuevo.

-Bueno señorita Moretti, prepárese en 2 minutos la llevamos al paritorio.- sonó calmada.

-Ya?- hablé nerviosa, tenía miedo porque aunque tenga epidural no me hacía mucho efecto aún seguía doliendo

-Si, su pareja está preparándose para entrar con vos a la sala- yo asenti.

De nuevo me montaron en la silla de ruedas llevándome hacia la sala anterior nombrada.

Pase por el lado de los chicos y algunos dormían mientras que otros me hablaban mientras desaparecía por aquel pasillo.

Una vez llegué me tumbaron en una camilla de nuevo pero está era diferente. Tenía unos soportes para mis pies que me ayudan a abrir mis piernas también.

Con alguna dificultad coloca ahí mis piernas, mientras buscaba con mi mirada a Mateo.

-Señorita tengo que pedirle que a la próxima contraccion empuje- hablo un doctor que se colocó enfrente de mis piernas.

-Pero donde esta...?- no termine de hablar ya que vi a Mateo entrar a la sala casi corriendo.

Se posicionó a mi lado, agarrando mi mano fuerte y brindándome una sonrisa tranquilizadora.

Y ahí senti la contracción, indicando que empuje, y así hice, posta que me dolía una banda.

Y así segui durante unos largos minutos viendo la cara pálida de Mateo mientras veía como si hija salía.

En otra circunstancia su cara de miedo me habria causado gracia, pero ahora solo podía centrarme en el dolor.

Cuando sentía que ya no podía más logré escuchar el llanto de un bebé y vi a Mateo soltando lágrimas de emoción. Guardaria esa imagen para siempre.

Cuando me dejaron a mi hija en mi pecho dejo de llorar, yo estaba abrumada aún no asimilaba que ya la tenía conmigo.

-Lo hiciste genial mi amor- dejo un beso en mi frente acariciando la cabeza se nuestra hija.

-Estoy... abrumada- y ahí salieron mis lágrimas.

-Bienvenida a nuestra vida bebita- soltó Mateo con una sonrisa contagiandomela a mi

-Bienvenida a este mundo Génesis Palacios Moretti- la sonrisa de Mateo se ensancho más aún al escuchar el nombre de nuestra hija

-Me encanta gorda- y se acercó a besarme con ternura.

Definitivamente este es el mejor día de mi vida.

Pαяα Sιємρяє/ Vαlєηтιηα II/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora