Prólogo

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La brisa matutina comienza a ser más cálida y fresca, se puede ver como el blanco del invierno cambiaba a verde, como los botones de flores se encuentran ansiosos por abrir, y así llenar con su fragancia los diversos caminos del bosque. Se da paso de la oscuridad y el hielo, a la época de sonrisas y nuevos inicios. Recostado en un árbol, a punto de despertar, se encuentra un joven de cabellos negros, cubierto por una capa y con su espada firme en la mano. Abre con tranquilidad y lentitud sus ojos, había sido una noche agradable, aún tenía en su mente las imágenes de su sueño.

«Espero que mi llegada no sea tarde», piensa y mira al cielo con una leve sonrisa y una mirada nostálgica.

«Aún no tengo claridad sobre mis emociones respecto a ella, pero... se siente bien pensar que ella podría estar esperándome».

Se levanta y recoge sus cosas, aún le quedaba un día de viaje para llegar a las tierras de Konohagakure. Pese a su semblante tranquilo, se encuentra un poco ansioso por su llegada a la aldea, se debía principalmente a cierta joven. Está preparado para recibir comentarios negativos de las personas, pudo experimentar aquello durante su viaje de redención, y la verdad es que no le molestaba para nada esa situación. Es consciente del rechazo hacia él, por todos los crímenes que cometió, aunque también veía como otras personas se emocionaban al verle, le llamaban héroe, una palabra que le incomoda bastante oír.

Sentía como era perfecta para describir a su amigo rubio, pues con él todos terminaban sintiéndose protegidos ante su presencia y con deseos de acompañarle en su camino ninja. La terquedad de Uzumaki Naruto era su mejor característica, con ello en las batallas siempre se entrega por completo tratando de salvar a los demás, independiente si los aldeanos lo quisieran o no. Consiguió que se unieran las diversas aldeas enemistadas por muchos años, que la rivalidad desapareciera y la paz se hiciera presente en el oscuro mundo shinobi. Él parecía ser el único capaz de acabar con el camino del odio y rencor de cualquiera, tal como lo hizo con el suyo. Esta segunda oportunidad en su vida era debido a él, a su mejor amigo.

También esa palabra estaba muy bien utilizada con ella, la mejor ninja médico, aprendiz de la sannin Tsunade, la kunoichi de cabellos rosados y unos bellos ojos jade. La chica de apariencia frágil que poseía una fuerza que a cualquiera le daría terror. Haruno Sakura había ayudado durante la cuarta guerra ninja dando esperanza, les había permitido vivir a muchos que pensaron que su tiempo había acabado allí. Todos se encontraban totalmente agradecidos con ella por haber permitido que sus seres queridos pudieran vivir, y nadie cuestionaba a quienes no pudo ayudar, pues si no fuese por su trabajo, serían muy pocos quienes podrían haber abrazado nuevamente con cariño a sus personas favoritas.

Mamá yo quiero ser una kunoichi fuerte como Sakura-sama, y poder ayudar a todos, ella es mi heroína. dijo muy alegre una niña.

Para eso debes trabajar mucho como ella dijo la madre a la pequeña—. Para esto estaremos con tu papá apoyándote se agacha junto a ella y le acaricia su cabeza—. El que podamos estar los tres juntos es gracias a ella, que nos curó durante la batalla.

Mamá... la niña la abrazó muy emocionada—. En un futuro yo estaré para ayudarlos como ella, no te preocupes. dijo sonriendo con un puño hacia el cielo y su mirada con total determinación a su madre.

Sasuke miraba la escena a la distancia, se fijó en la pequeña, y recordó a la joven de cabello largo y rosa que muy animada les decía al resto del equipo 7 que debían esforzarse y disfrutar de los momentos juntos.

«Sakura», sonríe levemente y sigue con su camino. Debía comprar algo de comida para el resto del día.

Definitivamente Sakura conseguía aquello en las personas, sonrisas, esperanza de que las cosas pudieran mejorar, y sin duda calidez de un hogar. Ella siempre había estado dispuesta a cuidar de él y de Naruto en sus misiones cuando eran gennin, sin esperar nada a cambio, pese a lo indiferente que la trataba.

«¿Ella dejo de sonreír cuando me marché en mi camino de la venganza?», su expresión se hizo tensa. Definitivamente había dejado de sonreír, había visto todas las veces que lloró al encontrársela y tratarla de una manera horrible, incluso había intentado asesinarla más de una vez.

Tsk...

Ella merece la misma generosidad que entrega a los demás, merece recibir el mismo cuidado atento que tiene con cada paciente, con cada persona que necesita ayuda. Entonces ¿Por qué aún sentía cierta esperanza de que ella esperara por él? Su compañera debía estar con alguien digno de ella, no como él, un ninja renegado, vengativo, y totalmente alejado de ser un héroe. De pronto se siente incómodo ante una palabra... ¿compañera? ¿Qué clase de compañera era? ¿Solamente compañera de equipo? Suspira molesto. Lo mejor es no pensar en esto hasta llegar a la aldea oculta de las hojas. Allí trataría de comprender lo que no había podido durante este último tiempo.

«Sasuke-kun».

Por mucho que desea pensar en otras cosas, no puede dejar de imaginar esa mirada tímida y sincera, ¿por qué esto le permite sentir calma en su mente tan confundida? No, era más que eso, su cuerpo podía recordar la calidez que emanaba su mano cuando le curó posterior al enfrentamiento con el Uzumaki.

«¿Por qué sigo pensando egoístamente y espero que esté allí para recibirme?», cierra sus ojos un momento y levanta su rostro hacia el cielo.

«Itachi... hermano, sería más fácil si pudiera hablar contigo», mira hacia el frente y continúa con su retorno. 

La luz de la primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora