Capítulo 28

1.4K 90 24
                                    

Otro mes transcurrió y ellos continuaban moviéndose entre las distintas aldeas. La temperatura era alta al ya encontrarse con el verano. Sakura desea hacer un día en particular especial, aunque sea de una forma simple, por primera vez tiene la oportunidad de poder compartir con él aquel día aceptando su cariño, además de estar solos sin ninguna otra persona que los interrumpa.

Durante la noche del veintidós de julio, Sasuke había emprendido un viaje en solitario en otra dimensión, optó por eso ya que consumía mucho chakra realizar aquello, de modo que lo mejor era ir solo. La pelirrosa se encontraba preocupada por el bienestar del Uchiha, no podía saber de ningún modo sobre su estado, pues Katsuyu se desvaneció al instante en que él cruzó aquel portal.

Había comido apenas bocado ante su ansiedad, la noche se hizo presente nuevamente y aún se encontraba sola, en todo un día no ha tenido alguna pista sobre su esposo. Le llevaron sake junto a la cena a su habitación, se bebió un vaso de alcohol intentando relajarse.

— Espero te encuentres bien. —dice en un suspiro luego de beber.

Un escalofrío recorre su espalda, siente gran cantidad de energía detrás, y una muy conocida. Su capa se encuentra rasgada, su ropa maltratada y su aspecto luce agotado.

— ¡Sasuke-kun! —se acerca rápidamente a su lado y comienza a chequear su estado—. Dime que sucedió.

— Sakura. —su voz es entrecortada tratando de recobrar el aire—. Estoy bien, solamente tuve que utilizar demasiado chakra.

La ojiverde lo ignora, retira la parte superior de su ropa, observa los pequeños cortes en su cuerpo, no son graves, aquello la tranquiliza, decide curarlos de todos modos y buscar relajar sus músculos que están extenuados.

El azabache observa su concentración en el proceso, había extrañado de sobremanera su rostro y sus caricias, se ha acostumbrado a tenerlas diariamente, es un nuevo hábito estar cerca de su esposa. El tiempo no transcurre del mismo modo en las dimensiones, bajo su perspectiva habían pasado cerca de tres días sin estar a su lado.

— Estoy en casa. —mira cada pequeño detalle de su mirada.

— Bienvenido querido. —responde con una sonrisa—. Estoy feliz de que te encuentres bien. —termina su chequeo.

— Lamento haberte preocupado. —acaricia su mejilla, sintiendo su suave piel debajo de sus yemas.

— Sé que siempre volverás, eres uno de los shinobis más fuertes que existen. —besa su mejilla—. ¿Quieres comer? Me trajeron la cena hace poco, pero no tenía apetito.

— Está bien. —se acomoda y agradece por la comida—. Come un poco. —le acerca una ración.

— Gracias. —recibe la comida—. ¿Quieres un poco de sake?

— Sí. —la kunoichi sirve un poco y se lo entrega- Gracias.

La ojiverde está contenta de verlo en buen estado luego de su misión, su cuerpo ya no tiene tensión y recuerda que aún está a tiempo para saludarle en su día. Se levanta de su lugar y abraza desde su espalda el torso desnudo del azabache, cruza sus brazos a través de sus hombros apoyando sus manos en su pectoral. Él se queda quieto recibiendo aquel afecto.

— Feliz cumpleaños Sasuke-kun. —saluda alegre y con ternura cerca de su oído, sorprendiendo al Uchiha que no tenía pendiente la fecha.

— Gracias Sakura. —sonríe de lado, se siente bien recibir su saludo por primera vez, cuando era un niño evitaba aquello, consideraba que no tenía nada que celebrar al estar solo.

— Lamento no tener un regalo. —agrega apenada.

— Está bien. —voltea su rostro para besar los agradables labios de su esposa.

La luz de la primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora