Capítulo 3

1.9K 140 2
                                    

Pasaron dos días desde aquel encuentro, ninguno de los dos se había visto desde entonces. Sakura estaba muy enfocada en su trabajo, y por muchos deseos que tenía de ver al Uchiha, ella ya había tomado la decisión de intentar abrir su corazón a alguien más. Siempre fue sincera con sus sentimientos por él, y en todas las ocasiones en que se confesó había dicho de forma explícita todo, de modo que no había forma de no entender aquel mensaje de amor. Sabía también que aquel poke en su frente, hace tres años, había sido algo inusual por parte del azabache. Ese gesto junto a aquella promesa le habían ilusionado y dado esperanzas que podría existir algún futuro juntos, pero también era consciente que no conocía muy bien al nuevo Sasuke.

Partió casi al instante de optar por llevar un camino con la promesa de mantener la paz que Naruto había conseguido, no sabe que ha pasado con él durante todo este viaje en solitario. ¿En solitario?, ni siquiera está segura si había sido realmente así o lo realizó con compañía. También sintió hace dos noches que quizás el trato entre ambos podría llegar a ser cómodo, aún así desconocía finalmente a este nuevo Sasuke. Lo sentía más cercano y tranquilo, pero no era correcto ir a invadir su espacio y verle tanto como ella quisiera, lo que podría ser todo el día. No cometería el mismo error adolescente de hostigarle. Si él recuerda su promesa y siente algo por ella, esperaría a que él diera un nuevo paso, pues por su parte ya había dado todos los que pudo anteriormente, incluso pedir acompañarlo en su viaje de expiación. Si finalmente no ocurría nada, se daría por vencido, atesoraría este amor en su corazón, e intentaría darle espacio a una persona que pudiese brindarle la posibilidad de formar una estable familia.

— ¿Cómo es posible que te mantengas aquí todo el día trabajando? —comenta una inquieta ninja rubia en la oficina de la Haruno—. ¡Sasuke está de vuelta! Deberías estar haciendo todo lo posible por verlo y seducirlo como la gran mujer que eres. —le guiña el ojo de forma coqueta.

— ¡Qué estás diciendo Ino! —se ruboriza y mira hacia otro lado—. Sabes que eso no se me da a mí, eso es más de tu estilo. —mira de pies a cabeza a su amiga frente suyo—. Tienes el cuerpo ideal para poder hacerlo, bueno, asumo que así pudiste encantar al tan desconsiderado de Sai. —agrega riéndose.

— Por supuesto que Sai quedó encantado de mí. —se ríe orgullosa de sí misma—. Pero eso no es lo más importante en la seducción, lo relevante es la AC-TI-TUD. —la mira directamente a la cara—. Y eso mi querida frentezota, tienes que creértelo desde adentro. —le toca la zona del pecho—. Ya te han crecido un poco. —agrega con diversión.

— ¡INO! —la empuja avergonzada mientras su amiga se ríe.

— Pero hablando en serio, tienes que creer más en ti. Tienes a muchos hombres que te han pedido salir con ellos, así que si ese Uchiha no notó en la mujer que te has convertido. —coloca su mano en la cabeza—. Déjame decir que sería el hombre más tonto que existe. —suspira—. Como va a ser posible que teniendo dos magníficas habilidades oculares sea tan ciego. —ríe.

Sakura está conmovida de escuchar las palabras de su amiga, ya que siempre buscaba la forma de alegrarle y subirle su autoestima, aunque ambas se dijeran apodos molestos, tenían la certeza de siempre contar con la otra y encontrar absoluta confianza para revelar sus secretos.

— Sakura-sensei. —llama una joven tocando la puerta.

— Adelante Kimiko-san.

— Hay una persona que desea verla, no tiene cita agendada.

«¿Qué persona me quiere ver?, debe ser uno de los chicos o chicas quizás para consultar algo rápido»

— Está bien, dile que pase, gracias Kimiko-san. —las dos amigas se miran curiosas por quién sería la visita.

La luz de la primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora