Capítulo 23

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Cuando el sol volvió a aparecer en el cielo, Sakura comenzó a despertar, aún su cuerpo se siente débil, sin embargo tiene mucho entusiasmo debido a la charla con Sasuke la noche anterior y los besos llenos de amor entre ambos. No pudo evitar notar la falta de su amado a su lado. Con cuidado se levanta y sale de la habitación, esperaba conocer a quienes la hospedaban, agradecerle y consultarle si podía tomar un baño. Está muy incómoda de estar con esta ropa manchada de sangre y tierra, además de haberse limpiado hace más de dos días, en una casa con personas bondadosas que los recibieron.

Siente el olor a comida, su estómago ruge exigiendo un poco, se percató que tampoco había comido ni un bocado hace dos días. Ve a una pequeña niña sentada en una mesa, junto a Sasuke y una señora mayor llevando comida a ambos.

— Sakura. —se levanta y con cuidado la ayuda a sentarse a su lado, había notado la debilidad de sus pasos.

— Gracias Sasuke-kun. —aunque son novios, se ruboriza ante esos gestos amables de él, sobretodo en presencia de alguien más, eso sin duda es extraño.

— Tus ojos son realmente muy lindos. —comenta la pequeña mirándola con admiración y una sonrisa.

— Muchas gracias. —responde con el mismo gesto en su rostro—. ¿Cómo te llamas? —pregunta en un tono amigable.

— Me llamo Kyoko. —sigue mirándola con admiración.

— Mucho gusto Kyoko, me llamo Haruno Sakura.

— Mucho gusto Sakura-san. —dice la anciana sentándose al dejar el último platillo sobre la mesa—. Mi nombre es Saki.

— Mucho gusto. —responde haciendo una leve inclinación con su cuerpo—. Estoy muy agradecida por habernos recibido en su hogar. —la peligris sonríe.

— Ten un poco de sopa y arroz. —acerca unos pocillos llenos de comida—. Debes recuperar tu fuerza y energía.

— Muchas gracias. —responde un poco avergonzada, agradeció por la comida y comenzó a comer.

— Sasuke-san creyó que descansarías más tiempo y no me dejó ir a despertarte. —reclamó la pequeña mirando con desaprobación al Uchiha, con una de sus mejillas inflada en modo de protesta.

— Mi cuerpo me pidió comida, así que no tuve más opción que levantarme. —responde riendo la kunoichi.

Al terminar de comer la ojiverde, intentó levantarse a ayudar a retirar los platos vacíos de la mesa, pero el azabache no permitió aquello tomando su brazo con cuidado. Le dedicó una simple mirada, "No te esfuerces", ella comprendió el mensaje, suspiró y se quedó sentada, mientras él ayudaba a llevar unos platos con su mano.

— Sakura-san le prepararé un baño, le prestaré ropa de mi hija para que pueda lavar la ropa que está usando ahora. —comenta la anciana con calma.

— Se lo agradezco mucho. —responde aliviada en su interior, realmente debe lavar esas prendas, no considera que son adecuadas frente a una niña, sobre todo las de su compañero con un agujero en la zona de su abdomen.

— Sasuke-san tengo algunas cosas de mi marido, se las puedo prestar también para que pueda lavar sus prendas. —él simplemente responde con una leve inclinación de cabeza.

Pasado un rato, la señora indicó que el agua estaba lista para que la pudieran usar. El ojinegro solicitó que fuera la pelirrosa en primer lugar, y que se tomara el tiempo que necesitaba, que no se preocupara por la temperatura del agua para él. No protestó ante aquello, sabía que él no cambiaría de decisión, por lo que prefirió ir directamente procurando no demorarse de todos modos.

La luz de la primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora