II

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Correr entre los callejones de la ciudad ya era parte de mi rutina diaria

Aunque normalmente escapaba de uno que otro matón o un par de policías, pero nunca juntos, hasta ahora

Entre la calle 68 y la avenida había una cerca que los separaba, ya la había saltado antes y se hizo costumbre escapar en esa dirección

No sabía que los policías ya tenían registradas mis huidas y sabian exactamente mis atajos

Salte hacia la cerca, escalandola lo más rápido que pude.

Escuchaba a los matones gritando mi nombre y amenazas

- nos las vas a pagar, scar-

Un apodo poco original, pero era algo que me caracterizaba, una larga cicatriz desde mi ceja derecha atravesando mi párpado, bajando por mi mejilla llegando a un costado de mi labio

Crecer en las calles no era algo bonito, yo lo descubrí por las malas

Caí de pie del otro lado de la cerca, senti como una mano se posicionada en mi hombro dando un leve apretón

Gire mi rostro, encontrándome con un policía

Retire su mano, e intente huir, pero para mí suerte me encontraba rodeado por varios policías

- vamos niño, estás atrapado, solo entregate- hablo uno de los policías

Levante mis manos en señal de rendición, un policía se acercó intentando esposarme

Lo golpee en la barbilla haciéndolo caer, nunca fui bueno tomando decisiones bajo presión

Odiaba estar esposado, y sentirme atrapado

- iré con ustedes, pero sin esposas- exigí mirando a los policías listos para atacarme

- está bien, Sebastián, sube a la patrulla- me habló Jhon un policía con el cual ya había cruzado caminos 

Camine al auto, dispuesto a ir con ellos, no sin antes mirar en la dirección de aquella cerca

Dónde se encontraban los matones que me habían estado siguiendo, me miraban con desprecio haciendo señas

- lo siento, se terminó el juego por hoy, pero supongo que volví a ganar- me burle de ellos, para luego verlos desaparecer

...

Comenzaba a perder mi paciencia,  habian transcurrido un par de minutos, solo entre aquellos muros.

El oficial Jhon entro con unos papeles bajo su brazo, camino sin mirarme para después sentarse frente a mi

- Sebastian que haremos contigo está vez?- pregunto sin mirarme- quieres volver al reformatorio? Sigues escapando de las casas hogares que te asignan y para que?-

Comenzo a revisar sus hojas desordenandolas un poco

- Sebastian- su tono molesto cambio a uno comprensivo- ya tienes 16 años, tu madre se fue cuando tenías 11, han pasado 5 años y aún la esperas en el mismo departamento-

- quien dijo que la espero?-

La verdad era que mis esperanzas de que volviera habían desaparecido al año de su partida, pero aquel departamento había sido en algún momento mi hogar.

Tus Pecas y las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora