VI

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Fue la noche más calmada que había tenido en años.

No podía ser coincidencia

"dale una oportunidad a este lugar talvez por fin encuentres lo que buscas"

Otra vez las palabras del oficial Jhon aparecieron en mi cabeza

Todo este tiempo he buscado un hogar, paz, tranquilidad, y la había saboreado la noche anterior

El pequeño reloj comenzó a sonar incesante sobre el mueble de Mateo.

Los rayos de luz molestaba mis ojos, no sabía que hora era, tampoco sabía a qué hora me había quedado dormido

Aunque eso ya parecía costumbre

El sonido se detuvo y escuché a mateo quejarse.

- si quieres entrar a la cocina debes levantarte- hablo, sabía que me había despertado

- qué hora es?- no pude evitar bostezar

- 5:30-

- 5:30?- mi tono sonó perezoso, sentí un pequeño golpe en mi pierna.

Me levanté un poco, quedando recargado sobre mis codos, mateo me había lanzado un cojín a las piernas.

Lo mire algo sorprendido, apenas nos conocíamos, pero sonreia como niño pequeño que acaba de hacer una travesura

No pude evitar contagiarme de su alegría matutina, tome el cojín y se lo lance de regreso, aunque el lo esquivo

- rápido, tenemos que llegar puntuales- dijo aún riendo

Junte todas las energías que pude y me levanté, cambie mi ropa rapido, no era bueno bajo presión y mateo quien ya estaba listo me miraba esperando

- listo, vamonos- dije poniéndome los zapatos

Mateo me analizo de arriba a abajo con una ceja levantada, era obvio que me estaba juzgando

- no peinaras tu cabello?- me señaló con el dedo

- quisiera, pero no puedo- pase mis manos por mi cabello- pero es que simplemente toma la dirección que quiere

- pues tendrás que usar una liga y una red para el cabello- me explico

- nosotros cocinaremos?- la plática siguió mientras caminábamos hacia el ascensor

- no, pero ayudaremos a cortar vegetales y lavarlos, entre otras cosas-

- está bien, veré qué puedo hacer con mi cabello-

Talvez tendría que usar dos redes o hasta tres para que ninguno de mis cabellos terminará en los vegetales

Cuando menos pensé nos encontramos en el ascensor, bajamos al último piso, caminamos pasando los salones, atravesando el comedor, pasamos por dónde lavaban platos, vasos y ollas, y al final se encontraba la cocina, pareciera como si la estuvieran escondiendo.

- buenos días- saludo mateo a las personas que se encontraban ya con delantales y redes en sus cabezas

Las miradas curiosas no tardaron en mirarme, caminando como un extraño, entre ellos.

- hey Nico- mateo se dirigió a un hombre mayor- el es Sebastián, es nuevo y le gustaría ayudarnos aqui-

El hombre era alto, delgado y en su cabello había unos cabellos blancos seña de que no era muy joven

Tus Pecas y las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora