XXVIII

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- Es alguien muy especial para mi- recuerdo haber dicho

Un escalofrío me recorrió la espalda, sentí mi corazón golpear mi pecho recordándome que seguía vivo

El sudor de mis manos humedeció la hoja y senti mis piernas temblar, mi mirada recorrió el lugar, a lo lejos miré a Mateo quien levantó ambos pulgares al mismo tiempo que asentia con una sonrisa en su rostro.

El señor Robinson me sonreia invitandome a terminar lo que sea que acababa de comenzar

Hubo miradas confusas, una molesta y una que no me podía ver y era la que más me importaba.

Ese par de ojos azules, dos océanos con pupila, en el centro de una galaxia de Pecas, y con unos pétalos rosados en forma de labios, un poco maltratados pero majestuosos, mágicos.

Tome todo el aire que mis pulmones me permitieron, lo sostuve por unos segundos como aferrándome a esa adrenalina que me llenaba y la deje escapar con un suspiro largo y pesado.

- No necesitamos gritar nuestros nombres al mundo, por qué con que nosotros lo sepamos es suficiente- exclamé fuerte antes de desnudar mis sentimientos ante unos desconocidos, para hacerle saber a una sola persona lo mucho que me importaba.

Cerré los ojos intentando disipar un poco el miedo y los nervios.

Los abrí lento y encontré lo que buscaba, una leve curvatura en sus labios y en su rostro una pizca de desespero.

- "Jamás te mereci, ni tus besos o caricias, ni siquiera tu amistad o escucharte cantar.

Agradécele a tu Dios por apiadarse de mi, cuéntale mi dicha el día que lo conozcas, dile lo feliz que me hizo conocerte.

Y pídele perdón, perdón por mis errores, y perdón por corromperte, por qué tras el primer beso jamás pensé en el dolor que causaría.

Dolor por no tenerte, al menos como yo quisiera.

Duelen mis manos por no tocarte y mis labios agonizan por no poder besarte

Mi corazón llora por lastimarte y mi mente tiene insomnio por tu llanto.

A lo lejos te divisé, llorando y sin brillo, y me maldije mil veces por ser yo quien lo causo

Me hiciste el hombre más feliz, al permitirme conocer las constelaciones que adornan tu cuerpo, al permitirme pecar entre tus sabanas donde aquellas cortinas azules fueron las únicas testigos.

Puedo asegurar que nuestras almas están destinadas a ser consumidas juntas en vida.

Y si no se es posible en esta, juro que te buscaré en el limbo sin descanso, hasta aferrarme a ti para no perderte nuevamente, por qué sinceramente no creo ser lo suficiente fuerte para verte salir de mi vida.

Desde mi infierno te buscaré entre las nubes, me escápare para visitarte, y te besaré entre sueños para no morir entre tinieblas.

Talvez mis palabras son intensas, pero no encuentro manera de explicarte mi deseo

Antes de partir deleitame una vez más, con esas hermosas vibraciones que tus cuerdas vocales crean

Permíteme tocar el cielo con la punta de mis dedos, recorriendo el cielo en tus mejillas, el universo en tu cuerpo.

Dejame probar el rosado color de tus labios

Permiteme ser naufrago en tus océanos

Dejame susurrarle al mundo lo mucho que te amo

Permiteme comprobarte mis sentimientos

Y si en diez años volvieras a mi, y si en diez años me dieras permiso, volvería a ti arrastrándome, volvería a besar cada peca de tu cuerpo, volvería a provocar gestos de placer en tu rostro

Y si en diez años volvieras a mi, agradecería a tu Dios. Seria felizmente tu prisionero

No hay manera de terminar estas palabras, no hay manera de terminarlas por que son infinitas al igual que mi amor por ti

Te Amo"-

Al terminar, mi respiración estaba agitada, mi llanto había empapado mis mejillas y me hacían difícil ver

Mis manos dejaron de temblar y nuevamente sentí mi pulso.

Mis ojos buscaron el rostro de Lucas, sostenía el dije del collar que le había regalado, y sonreía, mientras sus ojos brillaban por las lágrimas.

Los aplausos llegaron a mis oídos, recordándome que todos me habían escuchado decir aquellas palabras vergonzosas, que sin embargo estaban llenas de verdad.

- Gracias- pronuncie antes de bajar del escenario

Me encontré con el rostro de Mateo, lleno de melancolía, envolvió mi cuerpo en un abrazo fuerte.

-Sebastian, eso fue hermoso- susurro solo para

- Pensé que ya la habías leido- fue mi respuesta igual en un susurro

- No con tu sentimientos-

Y tenía razón, no fue mi voz solamente quien leyó esas letras, si no mi corazón, habia dejado mi alma y sentimientos en ese escenario, esperando que llegaran a Lucas.

Volvi a mirar en dirección a la mesa donde se encontraba, sonreía, con la cabeza baja.

En la sonrisa del señor Robinson pude notar orgullo, y por primera vez le permití a mi ego ser libre.

Sin embargo el rostro de la señora Robinson era frío, su mirada estaba perdida hacia el escenario y sus labios eran una línea recta

Senti un poco de pena por ella, comprendía el miedo que sentía y lo preocupada que podía llegar a estar

Pero en ese momento, sacudí mi cabeza, deshaciendome de cualquier rastro de pensamientos negativos

Disfrutaría del canto de Lucas y después al anochecer volvería a brincar ese par de metros que nos separaban

Tus Pecas y las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora