XXIV

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- señor Robinson... duele...-

...

No supe si el me cargo o yo camine junto a el hasta el jardín, mi memoria no podía recordar nada más que a Lucas llorando y pidiéndome que me fuera.

Mi respiración aún dolía, sentía el aire helado entrar por mi nariz y boca y sentia como mi corazón se lamentaba con cada latido

- Sebastian- su voz sonó calmada y por unos segundos había olvidado que se encontraba a mi lado

Lo miré aún con las lágrimas en mis mejillas y me sonrió

- se lo que pasó, Lucas y mi esposa-

- por qué?- pregunte a penas pude

- Lucas me conto- no era la respuesta que quería

- no, por qué? Por qué su esposa no quiere aceptar que amo a Lucas y él a mi- tenia un tono desesperado y mi respiración no ayudaba

- ella acepta que amas a Lucas y aunque le fue difícil también acepto que Lucas te ama a ti- dio un suspiro y miró sus manos- pero el lugar en el que creció era muy cerrado, sus padres y abuelos todos muy religiosos, ella no podía usar el color azul por que era para niños, no podía jugar con solo niños por que la gente pensaría mal, un primo de ella, el más cercano, comenzó una relación con un chico, y su familia lo trató mal, lo insultaban y maldecían, no lo dejaron acercarse más a mi esposa, al final el chico no lo pudo soportar-

Se quedó en silencio por unos segundos como decidiendo si era buena idea seguir con la historia

- mi esposa lo encontró, en su casa del árbol, los ojos dilatados perdidos y sin brillo, el pulso débil y 3 botes de pastillas vacios a su lado, aunque la ambulancia no tardó en llegar, el camino al hospital fue más tardado, simplemente no logró llegar-

Sus palabras se sintieron como un cubo de agua helada sobre mi cabeza, pensar que alguien, peor aún, su propia familia lo trató tan mal que al final decidió ser libre de una manera dolorosa y triste, me hizo temblar y volver a sentir esa presión en mi pecho

- Mi esposa, no lo tomo bien, y aunque por una parte sabia que su familia tenía la culpa, ella culpó su sexualidad, lo relaciono con el rechazo-

La historia me hizo comprender un poco que la señora Robinson, no era odio el que sentia, era miedo, miedo a perder a alguien otra vez, miedo de que se repitiera lo mismo.

- Lo siento- mi voz era débil, quebrandose al punto de volver a llorar

- No, no tienes por qué disculparte, estos días noté un cambio en Lucas, siempre sonreía y cantaba a toda hora, siempre le ha gustado cantar, pero antes era una forma de escapar, y ahora es diferente, cantaba de felicidad, al no encontrar otra manera de expresarse, lo escuchaba tararear mientras comíamos, en su cuarto y tomando una ducha, hasta camino al doctor y nunca le han gustado los doctores-

Pude imaginarme a Lucas sonriendo y tarareando a toda hora, cantando cada canción que apareciera en su mente, sonreí al pensar en cómo el rubor en sus mejillas resaltaba más esas pecas que tanto me encantaban

- y todo fue gracias a ti- mire su rostro que cambió de una sonrisa a una mirada triste y sus labios apuntando hacia el suelo- y hoy no lo escuche cantar, lo escuche llorar a solas, mi corazón no soporto y entre a consolarlo, me contó todo, aunque algunas cosas ya las sabia, y tengo miedo, no se como lo soportara, pero entiendo por qué lo hiciste, aunque te duela, le diste la libertad de pensar en el primero-

- Ira?- ansiaba saber la respuesta- Ira con ese doctor?-

- aún no hemos hablado de eso, acaban de perderse el uno al otro, esperaré a que sane un poco, aunque se que nunca lo hará completamente, pero estoy seguro que están destinados a estar juntos, talvez no hoy o mañana, talvez sea en un par de años o hasta 10, pero se que se volverán a reencontrar-

Sonreia entre lágrimas, dolía pero sus palabras me reconfortaron un poco

Lucas era mi destino

No era la primera vez que lo pensaba, pero oírlo en palabras de alguien más se sentia diferente, le daba un extraño poder a su afirmación y más viniendo de su padre

- gracias, pero, como es que usted es tan diferente a su esposa tenía que preguntar o la duda se quedaría en mi cabeza

- mi familia era completamente diferente a la de ella, ellos fundaron esta casa hogar, y aseguraban que cada persona era perfecta a su manera, sin importar su color, sexualidad, gustos o de donde venían, si mi hermano o yo queríamos jugar con muñecas nuestros padres nos acompañaban a la hora del té- una leve carcajada brotó de su garganta al recordar a sus padres

- suena maravilloso-

Me sonrió y asintió- lo era, y yo apoyaré a Lucas en todo, pero no significa que no ame a mi esposa, aunque tenemos diferencias hay tantas cosas buenas de ella-

- entiendo-

Tus Pecas y las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora