Capítulo VIII

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Con las manos puestas en la cintura, Sara dejó espacar un suspiro de cansancio mientras se colocaba de cuclillas para recoger los juguetes que se encontraban por doquier en la sala.

- ¡Sería un verdadero milagro si logrará permanecer la casa limpia y ordenada por más de treinta minutos!- comento poniéndose de pie y caminando hacia la gaveta en donde guardaba los juguetes.
Como cada viernes desde hace un año, sus amigos iban a su casa a visitarla y preparar distintas ideas y proyectos para el grupo juvenil de la iglesia a la que iban, Ross, Jack, Mel y Sandy eran sus amigos más íntimos sobretodo Ross a quien la unia una amistad de años.
Se sentía agradecida por tenerlos en su vida, ellos la ayudaban con sus hermanos y también a ella misma.

Sara camino por los pasillos de la planta alta, ingresando a las diferentes habitación para recoger la ropa sucia en el sesto y llevarla al lavadero en la planta baja, mientras recorría los pasillos sonreía al escuchar las diferentes bromas que hacían sus hermanos y amigos en el comedor, sabía que ellos estaban terminado de limpiar.
Entro en la habitación de los gemelos y se puso a colocar las ropas en el sesto, no olvidaba que debía hablar con ellos sobre la pelea en la escuela, esa era otra de sus preocupaciones Leo peleaba mucho y ya la habían llamado un par de veces por ello, Ben su gemelo siempre quedaba en medio por defender a su hermano, tenía que hablar con ellos pero lo haría cuando sus amigos se hubieran marchado o tal vez mañana se sentía muy cansada y conocía el temperamento de Leo no quería terminar discutiendo con él. Notó que su hermano pequeño ya se encontraba dormido, así que se acercó y lo arropó, le quitó los lentes y los colocó en la mesita de luz, luego de darle un beso en la frente salió de la habitación.

Camino unos metros más y tomó el picaporte de la habitación de Andy, ingreso y observó cómo de costumbre todo limpio y ordenado, su hermana era muy organizada, miro hacia la silla con las ropas sucias que ella acomodaba ahí para ayudarle un poco en el trabajo a Sara, se acercó a la pequeña cama en donde descansaba Kim totalmente dormida. Andy había insistido en que ya era tiempo de dejar que Kim con dos años para tres durmiera en la misma habitación que ella así Sara podía descansar, pero eso no impedía que algunas noches la buscará cuando la pequeña niña se despertaba y no volvía a dormirse. La arropó y beso antes de marcharse escaleras abajo para ir al lavadero.

- Día largo de nuevo - se giró para ver a su amigo rubio entrando al lavadero tras ella.

-No tienes idea- le coloco la sesta en las manos de Ross, mientras abría el lavarropas y empezaba a introducir las ropas.

- Te vez cansada Sara - comentó regalandole una sonrisa amable.

- Lo estoy - Sara terminó de colocar la ropa y lo puso en marcha, luego recargo su cuerpo sobre el mismo.

- Deberías descansar un poco más- Ross dejó la sesta en el piso y la miro cruzando los brazos sobre su pecho.

- Ross ya hemos hablado de eso- Sara sabía a donde se dirigía con ese comentario.

- Escucha Sara sé que te lo he dicho en más de una ocasión pero es por tu bien, debes dejar uno de tus empleos, tienes tres - ella lo miró frunciendo el entrecejo.

- Son dos - corrigió

- Tres, estudiar también es considerado un empleo- explicó, ella sonrió, su amigo podía exagerar las cosas

- No voy a dejar de estudiar, después de dos años puedo hacerlo sin problemas no lo voy a hacer, creeme si se quiere siempre se puede - contesto empezando a dirigirse hacia la sala donde estaban sus demás amigos.

- No me refiero a eso- Ross la detuvo, tomandola de sus hombro haciendo que ella se girará y lo mirará- Al principio lo entendía pero creo que deberías dejar el empleo en el “Café de Román” los sábados por la mañana y tarde, el trabajo de recepcionista que tienes es estable y creo que con ese te basta ¿No? ¿Cómo vas con los impuestos?- cuestionó

¡Y Si Decido Creer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora