Capítulo XXIII

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Los días fueron pasando y nada sabía Sara de Dan, desde el martes por la noche no había vuelto a saber de él, no respondía mensajes ni llamadas y ella no sabía a ciencia cierta donde vivía. Y aunque tampoco quería que él sintiera que lo perseguía ella se encontraba realmente preocupada por él.
Esto había incrementado al enterarse que estaba faltando a la universidad, definitivamente lo que le pasó lo afectó bastante pensaba Sara.
Pero guardaba cierta esperanza de verlo hoy, era jueves y en la tarde irían al hogar de ancianos junto al grupo juvenil, lo había invitado y tenía la esperanza de verlo allí, él le dijo que iría, Sara no quería creer que no lo haría.

Sin embargo la mañana ya había transcurrido y después de una jornada de ir y venir preparando las suites para las personas importantes que ese fin de semana se hospedarian en el hotel, la hora de salida ya había llegado. Sara tomó sus cosas, se despidió de sus compañeros de trabajo y salió rumbo a tomar el bus para ir por Kim y Tommy así después a su casa para preparar el almuerzo. Ella estaba tan concentrada repasando mentalmente las diferentes actividades que tenía para ese día, pero el sonido de un claxon hizo que ella depositará su mirada en la camioneta gris frente a ella.

-¿Y tú qué haces aquí?- sonrió detenidose y mirando a su amigo frente al volante.

- Pues viene por ti...- Ross le devolvió la sonrisa mientras le guiñaba un ojo - ¡Anda Sara sube!- Ella sonreía, su amigo siempre lograba sorprenderla. - ¡Espero que tengas hambre, porque yo sí lo tengo, iremos por unas ricas hamburguesas a tu lugar favorito!- Sara enarco una ceja y antes que pudiera decir algo su amigo lo interrumpió, adelantándose a sus pensamientos- Descuida ya está todo organizado Nancy está con Kim y ellos irán por Tommy, además a mi hermana y Joe les encanta pasar tiempo con los pequeños mientras esperan por los suyos propios- él mantuvo su mirada al frente mientras sonreía.

- Ross, no quiero abusar de la ayuda de tu hermana, ya es mucho que no me permitía pagarle por cuidar a Kim - ella apreciaba la ayuda que les daban Nancy y Joe su esposo, quienes eran sus consejeros en el grupo juvenil.

- ¡Vamos Sara! Sabes que ellos no piensan así...- Ella solo pudo sonreír, sabía que no podía insistir Ross siempre ganaba esas discucione- Además tú y yo no hemos hablando mucho últimamente y es bueno que salgas un poco de la rutina, descuida estarán bien, prometo llegar a tiempo para ir por ellos antes de ir al hogar de ancianos- ella solo asintió y guardo silencio el resto del viaje.

La camioneta de su amigo aparcó frente a ese local que tanto le gustaba, "Emily's" era un pequeño puesto de comidas rapidas, un local con mesas y sillas dispuestas para cuatro personas, todo era tan rústico y hogareño, ese era su lugar favorito de niña al cual su padre la había llevado en varias oportunidades.
Ross era su amigo de toda la vida, prácticamente habían crecido juntos y compartido tantas cosas, pero una vez habían discutido y peleado tan fuerte que terminaron separados por dos años por el hecho de que su amigo no estaba de acuerdo con su noviazgo a los diecisietes años con Luck Parson, él era todo lo que una adolescente de su edad pudiera soñar, pero las cosas no iban por buen camino. En esos momentos ella estaba enamorada y no podía ver cuánta razón tenía su amigo con respecto a Luck.

Ross observaba a su pequeña amiga frente a él en ese local que sabía era su lugar especial, se sentía bendecido y privilegiado por tener una amiga como ella, admiraba la fortaleza que tenía y la capacidad que demostraba para superarse día a día, nadie que la viera en ese momento tan pequeña, imaginaria la fuerza que guardaba en su interior.

- Y bien ¿Cómo has estado?- pregunto mientras le daba un sorbo a su refresco, Sara lo miro terminando de tragar el bocado de su hamburguesa -¿Por qué te ríes?- inquirió.

- Es que lo preguntas como si no nos hubiéramos visto en mucho tiempo- le dió un sorbo a su refresco

- Es verdad nos vimos el domingo después del culto en la iglesia y nos vemos cada viernes en tu casa, y los sábados en la reunión juvenil, pero tú y yo...- dijo mientras se acomodaba en su lugar y la apuntaba acusatoriamente con una papa frita- No hemos podido hablar y ponernos al dia- Sara sabía que con él no podía ocultar nada, conocía sus expresiones y aunque a veces parecía no darse cuenta de nada él observaba callado.

¡Y Si Decido Creer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora