Capítulo XVII

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Aún la noche más oscura brilla cuando tenemos la mejor compañía, el cambio de una situación se encuentra al alcance de un clamor, la fe produce cambios internos, creer que las cosas pueden ser diferentes es lo que nos lleva a superar el día a día.
Una dosis de fe diaria es lo que nos impulsa a continuar.

La incertidumbre se presenta continuamente, pero cada uno decide si darle lugar o enfrentarla con una actitud de fe.
Ser cristiano no es una forma de negar la realidad, es creer de forma incondicional en aquel que vino al mundo a salvar la humanidad, no se trata de religión de trata de relación.
¿Cómo sabes que es cierto?
¿Cómo explicar lo que no se vé?
Todo interrogante se resume en una palabra “creer”.
El amor de Jesús no es algo que se pueda describir, las palabras no alcanzan para explicar la paz que genera el saber que el control de todo lo tiene él, nada se le compara a la seguridad que produce el creer en él.

Sara se había acostumbrado a las miradas de incredulidad de muchas personas cuando ella declaraba su fe, intentaba describir con palabras cada vez que alguien le preguntaba de Jesús pero solo podía decirles que se atrevieran a creer y abrieran su corazón a él, no podía asegurarles que todo se resolvería y que los problemas sesearían porque eso sería un engaño, creer no te lleva a que las cosas sean fáciles, sino que es tener en quién aferrarse cuando las cosas vayan mal, tener la certeza de que al final todo resultará para bien.
Los planes de Dios son misteriosos pero emocionantes, es una aventura de fe constante, es poder decir desde lo profundo de tu interior que él tiene el control de todo.

Sara permanecía sentada en el living de su casa después de hablar con sus hermanos, afirmando mentalmente su fe, había días como ese en dónde la incertidumbre la visitaba, y llenaba su mente de diferentes interrogantes pero antes de que eso la llevará a imaginarse un sinfín de posibilidades con sus hermanos, esas ideas eran aplacadas por la presencia de la fé.

Ella era conciente de que no tendría a sus hermanos a su lado toda la vida, que llegado el momento cada uno tomaría decisiones de cómo seguir sus caninos y que ella también debía hacer su propia vida, pero mientras se encontrarán a su lado y bajo su cuidado haría lo que se había determinado hacer, criarlos, ayudarlos y compartir con ellos lo que sus padres le habían inculcado.

Sara no pretendía tomar el lugar de sus padres, sabía que su lugar era el de hermana mayor, pero habían días en donde se sorprendía así misma, con la capacidad que había desarrollado de mantener la calma y hablarles, no era una etapa fácil por la cual se encontraban atravesando los más grandes, pero ella tuvo la dicha de tener a sus padres cuando fue adolescente así que intentaba recordar sus palabras y consejos para guiar a sus hermanos.
No era una tarea sencilla, cada día era un nuevo desafío pero ella se aferraba a su fe, y a creer que todo saldría bien.

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Dan observaba a su alrededor, todos en la cocina dialogaban tratando de ignorar el hecho de que a unos pasos más allá de ese lugar se estaba desarrollando una discusión, no podía escucharse nada y el ambiente se había llenado de incertidumbre y especulaciones sobre que podía estar pasando.
Tommy había abandonado sus brazos para continuar jugando con Ross  y Kim, este lanzaba cada tanto miradas furtivas hacia la entrada de la cocina como si esperarse que alguien cruzará y diera respuesta a las preguntas que se estaban desarrollando internamente.
Mel y Sandy se encontraban cocinando mientras Max las ayudaba y Tim hablaba animadamente con Jack.

La curiosidad lo consumía mientras el silencio que llegaba de aquel lugar se hacía más profundo.
Observó con cuidado de que nadie lo estuviera viendo y se giró para ir hacia la sala. Mientras se acercaba todo estaba en silencio, no distinguía la figura de nadie allí, estaba a punto de volver sobre sus pasos, cuando noto esa melena castaña que se asomaba por encima de uno de los sofá de espaldas a él.

-¿Estás bien?- cuestionó. Sara se sobresalto y giro un poco su cuerpo para ver a Dan recargado sobre la pared que daba inicio a las escaleras.

- Si...- esa sonrisa espontánea y amable apareció en el rostro de Sara, Dan la notaba cansada -¿Que haces aquí?- ella estaba sorpredida pensó que sería Ross quién iría por ella.

- Solo quería saber si está todo en orden- él tenía una actitud despreocupada y relajada. Pero lo cierto es que tenía intriga por saber lo que pasó y verla allí tan pensante le hacía tener unas crecientes ganas de darle apoyo.

- Si, todo está en orden... Ya sabes son cosas de adolescente- Sara se puso de pie frente a él

Dan asintió y se generó entre ellos un minuto de silencio en el cual él la observaba detenidamente, pensando que algún secreto de fortaleza mantenía a esa chica de pie, aún con la responsabilidad de sus hermanos, el estudio, el trabajo y esas situaciones a las que se enfrentaba no la habían derrumbado, desde que la conoció no la había escuchado quejarse o decir que estaba cansada ella solo sonreía y parecía que las cosas se acomodaban.
Para ella sentir aquella mirada café fija en ella, la hacía sentir incomoda, sabía que sus mejillas pronto se volverían carmesí y no quería que él las notará así que carraspeó y hablo.

-¿Por qué me ves así?- Sara apartó la mirada y procuro enfocarla en algún lado de la sala menos en él.

- Aún no entiendo cómo lo haces- los ojos de Dan permanecían en ella, su mirada era penetrante.

- ¿El que?- Sara entendía que él podía ser directo y sus preguntas siempre la descolocaban sorprediendola en más de una ocasión.

- Estar de pie, después de todo lo que te ha pasado es como si una fuerza te matuviera así y tú sonrisa siempre está presente es como si con ella órdenaras todo- Sara enarco una ceja no sabía cómo responder a eso, no terminaba de entender lo que quería decir, Dan era un misterio para ella, no comprendía cómo funcionaba su mente.

- Creo que no había dado cuenta de ello...- murmuró como un pensamiento en voz alta, conecto nuevamente sus ojos con los de él los cuales nunca se habían apartado de ella...- Me aferró a mi fe y hago lo mejor que puedo, lo posible, de lo imposible se encarga Dios.... ¿No sabía que ordenaba las cosas con solo sonreír?- Dan apartó la mirada y carraspeó se sentia ligeramente avergonzado ahora ella pensaría que él la miraba de más. Sara sonrío ante ese gesto de parte de Dan al fin habia logrado ver en él una reacción diferente a la que siempre mostraba -¿Vamos?- cuestionó tratando de ocultar la sonrisa pero sin dejar de ser amable.

Dan asintió y camino tras ella, al instante escucho pasos que bajaban por las escaleras logro ver a los gemelos los cuales se adelantaron y pasaron a su lado.
La cocina estaba llena de charla y risas, nadie dijo una palabra sobre la situación que presenciaron hace unos minutos, más tarde se les unió Andy está tenía los ojos rojos como si estuviera llorando y evitaba la mirada de los gemelos.

Dan sentía que él era el único que se daba cuánta de las cosas, siempre había sido muy observador cosa que no le gustaba tanto porque lograba darse cuenta de cosas que otros ignoraban, como en ese momento su mirada dejó de vagar por la cocina para concentrarse en Sara con Ross dialogando algo apartados de los demás, sintió ganas de acercarse a ellos pero desistió al sentir la mirada de Max puesta en él mientras sonreía divertido como si que había descubierto algo prohibido.

Decidió darle una última mirada a Sara y ahí se encontró con la sonrisa de ella quién la estaba observando, se sintió descubierto sabía que su amigo haría un comentario al respecto más tarde y no quería que Sara pensará que él era una especie de acosador.
Pero él no se imaginaba que sus palabras continuaban haciendo eco en la mente de Sara, Dan se había fijado en su sonrisa y eso aunque ella lo intentará era algo en lo que no podia dejar de pensar y le generaba cierta ilusión.

¡Y Si Decido Creer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora