Capítulo XIV

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Existen lugares, momentos, aromas, sonidos y paisajes entre otras cosas que marcan profundamente el interior de cada persona. Que con el solo hecho de evocarlas despiertan las memorias del alma llevandolos al recuerdo, algunos de ellos originan sonrisas y otras lágrimas pero de una u otra forma dejan en evidencia las cosas que el interior lleva.

Desde aquella tarde trágica ya nada volvió a ser igual, el tablero con las piezas de su vida fué golpeado de forma violenta, provocando que salieran las piezas disparadas por todos lados, logrando que muchas se perdieran y no las volviera a encontrar.
Desde entonces Dan vivía su vida por inercia, dolían los recuerdos de un pasado que añoraba, sueños, metas y objetivos que a sus diesiseis años había forjado en su interior, pero ya no le veía el sentido a continuar por ello.
Vivía su vida un día a la vez, despertaba por las mañanas con la rutina constante y repetitiva de forma monótona.

Pero desde que había descubierto la existencia de Sara algo en su interior había  cambiado, llevaba cuatro días apareciendo por su casa durante las tardes y parte de la noche, desde ese lunes cuando por culpa del retraso del bus había llegado con dos horas de retraso acepto que Max lo llevará y lo buscará al finalizar.
El informe ya estaba casi terminado, en esos cuatros días había conocido un poco más sobre Sara, notando que siempre llevaba una sonrisa en su rostro, que su melena castaña se encontraba la mayor parte del tiempo sujeta en un moño lijero que dejaba caer los mechones rebeldes por su rostro.
Sus ojos cafés desprendían un brillo indescriptible y esa forma tierna en la que sonreía y susurraba una disculpa cuando sus hermanos hacían algo que la avergonzara la hacían ver cuál niña frente a los ojos de Dan.

Él notó que su humor había cambiado, cada día al llegar llamaba a la puerta y Sara lo recibía con esa sonrisa amable y sincera en su rostro, cargando a Kim y Tommy corría a sus piernas y lo abrazaba, Dan solo se limitaba a despinarle el cabello y hasta se animó a cargar una sola vez a Kim lo cual lo hacía sentir sorprendido, él nunca había cargado a una pequeña en sus brazos pero ese día sintió que debía ayudar a Sara ella se veía realmente cansada, Tommy estaba alterado porque Sara no lo había dejado ir a jugar con su amigo ya que llovía. Kim lloraba mientras Tommy hacia sus rabietas, Dan se puso de pie y se ofreció a cargar a la pequeña la cual después de unos minutos se quedó dormida en sus brazos. Andy y los gemelos llegaban más tarde ya que trabajaban medio tiempo después de la escuela.

Ya era jueves, y se encontraban allí sentados en ese cuarto que con sus paredes llenos de aquella tela que evitaba la entrada de ciertos insectos a la casa, dejaban ver el patio trasero de la casa lleno de nieve, hacia frío y la brisa soplaba con intensidad. Dan observó el pequeño muñeco de nieve en el patio que lo había hecho Tommy el martes por la tarde, esa imagen en su mente le recordó lo que solía hacer en su pueblo con la nieve, pero se obligó a sí mismo a reprimir las memorias no era momento ni lugar para ello.

-¿Crees que es una buena idea?- giró su rostro para observar el de Sara, quién lo miraba aguardando una respuesta.

- Lo siento...- dijo dejando la lapicera en la mesa- No escuché lo que dijiste- comento sincero.

- Te decía que podría tomarnos un respiro, llevamos tres horas leyendo - de nuevo en su rostro estaba esa sonrisa.

- Claro, como quieras - concordo, colocándose de pie para estirar un poco las piernas.

- Iré por más ca....- Sara dejó que un bostezo se escapara de su boca, al terminar miro a Dan sonrojada claramente avergonzada- Lo siento - la misma sonrisa apenada se apoderó de su rostro - Iré por más café ¿Quieres?- Dan solo asintió mientras ella desaparecía por la puerta de aquel cuarto.

Él volvió a concentrar su mirada en el patio blanco frente a él,  coloco las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón recargandose por uno de los barandales de aquel cuarto.
Realmente Sara se veía más cansada que los días anteriores, no pudo evitar recordar los círculos oscuros bajo sus ojos, su mirada también se notaba agotada y Dan podía percibir el esfuerzo que hacía para no dormirse mientras el silencio reinaba cuando ambos leían la información que tenían que organizar en el informe, no podía imaginarse a él en una posición como la de Sara, para él eso era una carga muy grande ella prácticamente era una mamá para sus hermanos, llevando acabó y cargando la responsabilidad que ese nombre conllevaba.

¡Y Si Decido Creer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora