Capítulo XXX

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Las cosas estaban tomando su rumbo, Dan no podía sentirse más dichoso, consiguió un trabajo en una ferretería gracias a su tío, asistir a las reuniones juveniles se habían vuelto parte de su vida, acompañar a sus tíos los domingos a la iglesia y compartir los viernes de pizza con sus amigos, esa era la nueva normalidad de su vida y lo hacía sentir pleno. Llevaba dos meses desde que sintió en su vida ese cambio radical, desde esa noche que hablo con Sara la visitaba cada día y compartía junto a sus hermanos, su relación de amistad había crecido mucho más, Sara le había hablado un poco sobre sus padres y él empezo a conocer más de ella, cosas que desconocía que de igual manera le siguieron gustando.

Ya casi no recordaba mucho al viejo Dan, pero sabía que aún le quedaban cosas que debian resolverse y una de esas eran sus padres, no los había visto desde que salió de su casa pero como su papá tenía contacto con su tío sabía que aún no se habían divorciado. Eso género cierta calma en su ser, pero sabía que debía enfrentarlo en su momento, él quería ver a sus padres juntos como matrimonio y quería volver a tener a su familia como hace tiempo atrás, cada noche pedía a Dios por ello y Dan confiaba que él le respondería.

Sin embargo había algo más que lo seguía molestando, y aún más en las últimas semanas.
Cierto rubio arrogante, tomó por costumbre aparecer por la casa de Sara, en la hora exacta en la Dan iba a visitarla. La primera vez Dan lo tomo como una casualidad, pero al ver que eso se repetía cada día, no le quedaba la más mínima duda que el rubio lo hacía con las evidentes intenciones de enfurecerlo.
Cada vez que Dan intentaba estar cerca de Sara, el rubio se tomaba de cualquier pretexto para alejarla de él, cuando querían hablar él los interrumpía y aunque Sara le decía que Ross solo bromeaba Dan ya lo había tomado personal.
Pero esa noche su tolerancia había llegado al límite, el rubio se había puesto en modo sobreprotector como nunca antes lo había visto, y se encontraba recargado en la puerta principal de la casa de Sara y con los brazos cruzados le impedía la entrada.

- Detente ahí- Dan se detuvo frente a él, mientras veía como el rubio le hacía la señal de alto con la mano.-¿Qué haces aquí?- estaba furioso y más aún al notar la misma expresión arrogante en el rostro del rubio

- Vine a ver a Sara...- contesto apretando los dientes.

- Ella no está...- el rubio observó sus uñas ignorando la presencia de Dan. Él sabía que solo buscaba molestarlo solo que esta vez Dan no estaba seguro de poder contenerse

- La esperaré...- intento ingresar, pero Ross se movió de forma que el muchacho chocará con él al dar un paso.

- Ya te dije que no está, y no puedo dejar entrar a un extraño a la casa...- Dan se estaba conteniendo más de lo que pensaba, pero el rubio no ayudaba

- Sabes bien que no soy un desconocido Ross, así que hazte a un lado que voy a pasar...- él no se lo estaba pidiendo y si el rubio seguía impidiéndole se lo llevaría por delante

-¿Por qué tienes que venir todos los días a ver a mi amiga?- dijo enfatizando la palabra MI - ¿Es qué acaso no confías en ella?- Dan sabía que él rubio solo buscaba que reaccionará y en ese momento estaba a punto de lograrlo.

- Confío en ella, en el que no confio es en ti ..- soltó aquellas palabras apretando los dientes.

El rubio lo observaba con esa sonrisa arrogante y burlona en su rostro, para él era fácil irritar al castaño y desde que lo conoció descubrio lo sencillo que era hacerlo enojar lo había tomado como su pasa tiempo favorito.
Sin embargo en ese momento tenía que hablar con el castaño, dejarle un par de cosas en claro aprovechando la ocasión en la que Sara aún no volvía del trabajo.

- Acompáñame Dan... daremos una paseo- él sabía que él rubio había ignorado su comentario, pero ver ese cambio de actitud y aunque la sonrisa no había abandonado su rostro lo descolocó...

¡Y Si Decido Creer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora