¡Y Si Decido Creer!

Capítulo X

Cuando ya la mañana se hallaba bien entrada el frío de aquella ciudad daba su brazo a torcer, y  aunque la brisa permanecía fresca el sol cálido la apaciguaba.
Dan se encontraba junto a sus amigos en el pequeño parque junto a la universidad, después del intenso entrenamiento se fueron juntos por el almuerzo a un local de comidas rápidas cerca del parque.
No había pisado su casa aún y no tenía intenciones de hacerlo, por ello aceptaba cualquier idea que sus amigos le propusieran, cuanto menos tiempo estuviera en su casa le parecía mejor para él, estar allí solo lo afixiaba nadie estaría con él, la soledad y la nostalgia no eran una buena compañía.

El parque de aquella ciudad se encontraba llena de personas, familias, parejas, mascotas todos parecían disfrutar de aquel lugar. Más allá de la nieve los vecinos mantenían el parque en buenas condiciones, Dan observó a los niños jugar, mientras sus risas y gritos lo inundaban, haciendo que la atmósfera de aquel lugar fuera alegre, observo a las parejas tomadas de las manos mientras caminaban y sonreían felices, las mascotas y sus dueños corriendo o paseando los ladridos se unían al murmullo de los niños dándole al ambiente un aire de pueblo, sonrió con nostalgia al evocar el recuerdo de su pueblo en esta época del año también se encontraría desbordado de nieve pero a diferencia de este lugar, en su pueblo las tormentas de nieve impedían las salidas a los parques.

-¡No puedo creer que no me hayas dicho nada!- la voz de Max lo trajo nuevamente al presente, lo observó y sonrió, su amigo se veía molesto.

- No puedo creer que pensarás que te lo diria- Tim habló relajado parecía no inmutarle el enfado de Max.

- ¿¡Puedes creerlo!?- Max miro a Dan en busca de ayuda, él sonrió y negó divertido, Max estaba ofendido tras enterarse a través de mirar el teléfono de Tim a escondidas que su amigo había conseguido el número de Sandy.

-¿La llamaras?- cuestionó Dan observando a Tim quién observaba su móvil debatiéndose entre las opciones de llamar a Sandy o apagarlo. - Ya de verdad ¿Cómo lo conseguiste?- inquirió curioso.

- Mi mamá me lo dió- contesto encogiéndose de hombros mientras guardaba el móvil en el bolsillo de su sudadera.

- Aún teniendo una pantalla de por medio de igual manera te sonrojas - Max soltó una carcajada y Tim lo miro mal, pero cuando iba a responder esa provocación una voz llamó su atención.

-¿Quieren jugar conmigo?- los tres pusieron su atención en un niño pequeño, quién los observaba expectante e ilusionado, entrecerrados los ojos debido al sol y con una mano les mostraba un balón de fútbol.

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Hace ya mucho tiempo que no sentía la tranquilidad de poder salir a pasear y hablar con sus amigas. Sara había presentado su renuncia en el "Café de Román" este la comprendió y aunque intento persuadirla para que no se fuera terminó aceptandola, salio dejando a sus hermanos allí, mientras Román le prometía que cuidaría de ellos y que esperaba que fueran tan eficiente como lo había sido ella, lo que generó una sonrisa de nerviosismo y presión en sus hermanos.

Decidió hacer algo diferente ese día con los más pequeños, los llevo a pasear en bus, tenía pensado llevarlos al parque cerca de la universidad era un lugar pequeño pero tranquilo y seguro sabía que muchas familias y personas concurrían a ese sitio y le pareció buena idea hacerlo, compro comida y compartió con sus pequeños hermanos en ese lugar, luego llamo a Sandy y Mel para que la acompañaran ya que ambas vivían cerca del parque.

- Deberíamos compartir momentos como este más a menudo, así podemos charlas cosas de chicas- Mel tenía una mano de Kim y Sandy la otra mientras caminaban lentamente por el parque.

- Pero compartimos momentos los viernes por la tarde noche en casa- Sara sonreía observando a Tommy quién iba unos metros delante de ellas pateando su balón.