Capítulo XXI

18 2 0
                                    

Dan no pudo quitar la sonrisa de su rostro en lo que quedó de la jornada de clases, después de entregar el informe trato de concentrar su atención en las clases y el entrenamiento pero falló en cada intento.
Sara no abandonaba sus pensamientos, en solo pocos días esa chica se había vuelto una constante en sus pensamientos, todas las cosas a su alrededor la traían a su memoria y aunque al principio se resistía ya no podía evitar reconocer que le gustaba.

Después de la jornada de clases no le quedó otra opción que ir a su casa, sus amigos ese día estaban ocupados tendrían una cita doble con Mel y Sandy y aunque también lo invitaron él no pensaba aceptarlo, no quería quedar como el mal tercio entre ellos.

Sin más, ingreso por la puerta de su casa golpeándolo el silencio habitual que llenaba esas paredes, pero esta vez él llevaba una sonrisa en su rostro, cerró la puerta tras él y sin darse cuenta terminó cerrando con llave, no lo noto hasta que ya se encontraba en su habitación pero decidió que lo abriría luego.
Tomó una ducha dejando que el agua que caía por su cabeza se llevará el sudor y el cansancio de sus músculos, se quedó un buen rato ahí bajo la ducha mientras permanecía aún en su rostro aquella sonrisa que no había podido quitar desde que Sara se apareció ese mediodía en la universidad.

Al salir se coloco el pijama, después de todo no saldría hasta la mañana siguiente, tomó los libros que se encontraban en su mochila y se dispuso a estudiar, dentro de unos días tendría un exámen y quería estar preparado además no había nada más interesante que hacer.
Las horas fueron pasando y él permanecía en su habitación leyendo libros y tomando apuntes.
Por un momento dejo de prestarle atención al libros sobre sus piernas, y su mirada se perdió en algún punto de la habitación, el silencio a su alrededor era tan profundo, Dan incluso sentía que podía escuchar el sonido de su propia respiración, sonrió con tristeza pensando que ayer a esa hora él estaba en casa de Sara con otro ambiente, otra atmósfera rodeándolo y llenandolo.

Pero hoy todo era distinto estaba en su casa donde prácticamente estaba solo. Su estómago rugiendo por hambre lo obligó a salir de sus pensamientos, y dejando libros y apuntes en la cama abrió la puerta de su habitación dispuesto a dirigirse a la cocina, pero mientras bajaba las escaleras el sonido de la puerta abriéndose lo detuvo.

- Daniel aún no ha llegado- escucho la voz de su madre, algo se despertó en su interior hacía mucho que no la oía.

- Seguro esta noche tampoco vendrá, prácticamente nuestro hijo ya ni siquiera vive en esta casa- Escucho a su padre ingresar tras ella y eso le pareció aún más extraño, hacía mucho tiempo que no los escuchaba hablar, mucho menos llegar juntos a casa.

Volvió sobre sus pasos y se detuvo en el pasillo de la planta alta, estaba oscuro y sabía que desde esa posición sus padres no podrían verlo. Los observó a ambos cómo se dirigían hacia la cocina, su padre dejó el maletín y su abrigo sobre el mármol de la cocina, tomando del refrigerador una cerveza, su madre se paró frente a él con los brazos cruzados.

- Sigo pensando que deberíamos decírselos, al fin de cuentas son nuestros hijos y deben saberlo- la voz de su madre sonaba cansada y apagada, Dan no la había escuchado hace mucho tiempo pero no era así como la recordaba.

- ¿Para que?...- soltó su padre después de beber un largo sorbo de cerveza...- Samantha no vive aquí y Daniel prácticamente tampoco lo hace, decirles no cambiaría nada - Dan se colocó de cuclillas y trato de escuchar mejor, no sabía de qué podían estar hablando sus padres.

- Creo que sería lo mejor Rick ellos tienen derecho a saberlo -

-¡Por favor Helena!...- aspeto su padre caminando hasta la sala para encender la televisión...- Cómo te dije hace un momento no cambiaría nada, después de todo hace cuatro años estamos viviendo como si fuera que estamos divorciados, además ¿Cómo lo haríamos?- se giró para verla - Tú prácticamente vives encerrada y no hablas con nadie y yo para ellos no soy más que un borracho que no les ha dirigido la palabra en los últimos cuatro años- Dan sentía como su corazón se quebraba en su pecho ¿Acaso sus padres pensaban divorciarse? Sentía su cuerpo estremecerse y a duras penas logro ponerse de pie.

- Lo sé Rick...- noto como su madre se masajeaba la cabeza y caminaba hasta su padre - Solo creo que sería lo adecuado-

Dan no pudo soportar más y camino hasta su habitación, se colocó las zapatillas y un abrigo por encima de la camiseta que usaba como pijama, tomó las llaves de su casa y bajo los peldaños sin importarle que sus padres pudieran escucharlo.
No entendía la razón por la cual su pecho dolía ante aquella idea de ver a sus padres divorciados, era algo irónico en cierta forma su padre estaba en lo cierto ellos vivían como dos desconocidos, está era la primera vez en cuatro años que los veía y escuchaba dirigiéndose la palabra, pero al parecer si hablaban y quizás si él no se empecinara por pasar tanto tiempo huyendo de su casa hubiera visto a sus padres hablar en más de una ocasión.

Sentía los sentimientos encontrados en su interior, por un lado lo embargaba la felicidad de escuchar las voces de sus padres, de verlo hablarse y actuar como si fuera que lo hacían todos los dias y por otro lado ellos estaban por divorciarse y la sola idea le quebraba el corazón en muchos pedazos, sentía angustia y dolor por ello, quizás eso se debía a que a pesar de que no eran una familia normal y las personas ignoraban lo que sucedía paredes adentro de esa casa, Dan no podía evitar sentir que al menos el que sus padres permanecieran en la misma casa aunque no compartían nada le daba un rayito de esperanza de que todo pudiera arreglarse algún día.
Pero esa idea se veía frustrada por el conocimiento de que ellos pensaban divorciarse, ponerle fin a su matrimonio aunque éste se había roto hace mucho tiempo.

Se encontraba tan ensimismado en sus pensamientos que ni siquiera se dió cuánta que ya se encontraba en la puerta de la casa de Sara, no recordaba haber tomado el bus pero conocía tan bien las calles que lo llevaban hacia ese lugar y allí existía esa paz que lograba calmar su interior.
Su cuerpo prácticamente se conducía por sí solo, Dan se sentía ausente pero no ignoraba que ya era bastante tarde y ni siquiera sabía cómo haría para volver lo cual no le importaba mucho. Su mano se levantó y tocó dos veces la puerta espero unos segundos y esta se abrió, Dan se encontró con la mirada extraña de Sara, la cual se tornó preocupada

- Ellos se quieren divorciar- no tenía fuerzas en sus labios para pronunciar aquellas palabras, las cuales salieron como susurros.

Lo que menos pensaba Sara al terminar su jornada era encontrar a Dan en su puerta, se sorprendió por ello, pero empezó a preocuparse cuando lo vio tan ausente, su mirada café se tornó más oscura, su cabello estaba lleno de las escarchas de la nieve y el no parecía reaccionar ante su voz, Sara se acercó hasta él y lo tomo por la mano que estaba congelada, obligándolo a ingresar a la casa, su abrigo estaba humedecido y ella vio que sus labios se movieron cuando ella abrió la puerta pero no logro escuchar lo que dijo.

Lo llevo hasta sentarlo en uno de los sofá de la sala, agradeció que los más pequeños ya estuvieran descansando porque sino irían sobre él y no se veía en condiciones en ese momento, tomó la manta que estaba allí y lo abrigo con ella, Dan conecto su mirada con la de ella y el corazón de Sara se estrujó en su interior al observar en esa mirada café la tristeza tan latente.

- Se van a divorciar - oyó el susurro débil y triste que abandonaba los labios de Dan.

Ella no vio lágrimas en su rostro, pero en ese momento su mirada café se cristalizó y ya solo lo abrazó al principio él se mantuvo quieto pero entonces sus brazos la rodearon y él se aferró a ella con todas las fuerzas que tenía, sabía que no lloraría hace mucho que no lo hacía, pero no más sentir el abrazo de Sara supo que no se había equivocado al llegar allí, quizás ella no le decía nada pero no se imaginaba cuanto le ayudaba a él ese simple acto de abrazarlo y sentirla ahí conteniendolo.

¡Y Si Decido Creer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora