Ash odiaba ser el pasivo. Tantos años complaciendo a hombres asquerosos para salvar su propio culo que se sentía como una puta.
Era una puta. Y la preferida del viejo (que en el infierno descanse) Golzine.
Pero más que sentirse sucio, se sentía avergonzado. Ver a Eiji como el activo era algo que no se veía todos los días, el pelinegro tenía aire de ser al que le dan, no el que da. Además Ash se consideraba "el hombre en la relación", el tenía que dar.
Pensamiento que era de cierto punto machista por parte del rubio, pero esto no tenía que saberlo Eiji.
Aún así se dejó hacer.
El nipón lo tomo entre sus brazos cual princesa en apuros y lo dejo en la cama con delicadeza mientras que el mayor quedaba encima de el.
Okumura limpio con pequeños besos todo rastro de lágrimas en el rostro del rubio. Con una de sus manos acariciaba la mejilla y con la otra el pecho del menor.
El rubio solo suspiraba ante tanta suavidad.
La cálida boca del mayor pasaba dónde quería dejando un rastro de amor inigualable.
Ahora no solo era su rostro, ahora también era su cuello el que recibía atención. Succionaba, lamía, besaba y el solo se aferraba, tratando de memorizar esa sensación tan mojada y amorosa.
Cómo buen explorador que era debía seguir viajando y descubrir lugares nuevos, como el pecho de Ash.
Primero metió las manos debajo de la holgada camisa del rubio, par después levantarla de un tirón y paro su besar, quería admirar la pálida piel del contrario.
— Ahh~~ — gimió al sentir los helados dedos del nipón posarse en sus pezones.
El rubio estaba ya acostumbrado a la mala vida. Normalmente lo trataban con brusquedad, pero Eiji era tan suave que se derretía entre sus brazos, le desesperaba tanto, quería que se lo tragara de un solo bocado pero Eiji era un masoquista de mierda que decidía torturarlo con caricias bobas y cursis. El nipón saboreaba su comida, pedazo por pedazo, no se la tragaba de putazo, el no era un salvaje. Sabía cómo disfrutar.
Eiji estaba impresionado con las miles de cosas que podía hacer con los pezones. Podía pellizcarlos, hundirlos, jalarlos, imaginar que era uno de los botones o el stick del control del Playstation.
— Ahh Eiji
Esa fue motivación suficiente para bajar a memorizar con su lengua aquellos botones rosados que tanto le gustan.
Wow. Una revelación nueva se presentó ante el. ¡También había muchas cosas que podía hacer con su lengua en los botones de Ash!. Podía lamerlos, morderlos, chuparlos, succionarlos y morderlos (sin duda hacer eso sería su nueva cosa favorita para hacer con el rubio).
Aslan no podía negar que se sentía excitado, pero más que eso, se sentía muy relajado, tanto que sus párpados pesaban. La boca de Eiji era mágica o algo por el estilo porque la sensación que está le provocaba le tranquilizaba de sobre manera.
O era el corte de su muñeca por el cual se estaba desangrando.
Quería pensar que era la primera opción.
Ash puso una de sus manos en la cabeza del nipón y acaricio sus azabaches cabellos, pero este estaba tan concentrado en el pecho del rubio que apenas se percató de la suave caricia.
— Tengo sueño — dijo en un murmuró él de ojos jade y sediendo ante su deseo cerro los ojos cayendo al instante en un profundo sueño.
La mano del rubio que en un momento estaba en su cabeza cayó a un lado. Eiji se percató de esto y cuando levantó su mirada se encontró con un Ash inconsciente.
— ¿Ash? — lo sacudió un poco pero nada — Despierta, Ash — seguía sin haber ni una reacción y por alguna razón miro la muñeca del americano. Había mucha sangre. Inmediatamente se levantó y muy nervioso llamo una ambulancia — Ash por favor resiste — tomo otra vez al menor entre sus brazos y salió de la habitación.
Los paramédicos ya ni se sorprendieron de ver a la pareja.

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Afloja El Hoyo [TERMINADA]
FanfictionEiji es demasiado inocente para las marranadas que Ash quiere hacer con el