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Hasta ya se había echo amigo de la recepcionista, que por cierto se llamaba Sasha.

Otra vez sentado en la misma sala de espera, pero esta vez decidió cambiar la rutina y se sentó en el sillón de la derecha y no en el de la izquierda como lo había echo las últimas veces que había estado en el hospital. Hay que salir de tu zona de confort.

Esta vez estaba más nervioso por lo que le preguntaría o diría el doctor que por su rubio. Al final el americano era como el protagonista de la película "duro de matar".

Le preocupaba que el doctor llamara a una trabajadora social y se llevarán a Ash de su lado. Era irónico pensarlo porque él era su pareja, no su padre adoptivo.

La enfermera se asomo y lo llamo. Tampoco era necesario preguntar quién era familiar del rubio porque siempre lo acompañaba el mismo azabache y viceversa.

— Bueno, ¿Tú estás pendejo o que hijo? — el doctor regañaba al rubio y este último trataba de ignorarlo — ¿Cuántos años tienes 14? ¿Que pretendías haciéndote esa porquería? ¿Llamar la atención? Porque si atención querías déjame decirte que lo lograste, llamaré a una trabajadora social — era momento de intervenir.

— ¿Trabajadora social? — hablo por primera vez el nipón.

El doctor volteo la mirada en dirección al recién llegado — Bueno ¿Tú estás sordo o que hijo? Cómo lo escuchaste. No sé que pasa entre ustedes dos que se turnan para lastimarse y venir al hospital —

— Por supuesto que no hacemos eso

— Entonces dime, ¿Que sucede? — esta vez miro al rubio — ¿Porque te hiciste eso? —

— Eso no es de tu incumbencia — no era el momento indicado para que el rubio se hiciera el interesante.

— Bien, como no quieres cooperar, iré a llamar a la trabajadora social. Compermiso.

— Ash por favor — el rubio miro con un poco de incredulidad al nipón por aquella petición, pero entendió el porqué se lo pedía. Si una trabajadora social se metía en sus caminos estarían jodidos, aunque no le costaba nada amenazarla y que mintiera sobre ellos dos.

— Es que... Mi perro Chester murió hace unas semanas y me dolió mucho su partida — fingió una expresión de dolor.

— Ajá — no por nada era un viejo, no se tragaba del todo ese cuento — ¿Entonces porque parece que tuviste un poco de diversión anoche? — ni uno de los dos se había fijado en las marcas que el americano tenía en su cuello.

— Eso es porque yo trate de animarlo un poco

— Si viejo, mi Onii-chan solo trataba de consolarme

— ¿Consolarte con un consolador? Creí que eras el activo — eso fue un golpe bajo para el rubio — Y no hablo Taka Taka así que no te entendí ni vergas, ¿Que dijiste? ¿Onii que? — suspiro. Estaba muy viejo como para tratar todo el día con parejas milenials idiotas y sus jergas "buena onda". En especial con la pareja frente a el — Escuchen, voy a creer en ustedes y no llamaré a nadie, pero tienen que prometer portarse bien y no terminar aquí otra vez... Por lo menos en un mes, ¿Entendido? Genial me voy — sin más se esfumó al instante en el que salio por la puerta, puerta la cual azotó dando a demostrar su enojo.

— Viejo castroso — gruño el rubio.

Eiji se acercó al rubio para tener un poco de intimidad con el. Beso sus labios en forma de saludo, se sentó a la orilla de la cama y por inercia tomo con cuidado la mano lastimada de su pareja y la contemplo unos minutos sin saber exactamente qué decir.

— El viejo ese dijo que había tenido suerte de no cortar por completo la vena.

Hubo un poco de silencio.

— No lo vuelvas a hacer por favor — junto su frente con la del menor — sentí mucho miedo cuando te vi y no supe que hacer —

Una sonrisa burlona se asomo en la boca del oji jade — Pero claro que supiste que hacer, te excitaste. Onii-chan pervertido — tocó su cuello un poco.

Eiji se separó del rubio y sonrió un poco avergonzado — Excitado no es lo que yo diría, solo quería consolarte —

Después de eso la conversación termino y solo estuvieron abrazados dándose mimos hasta que ambos fueron interrumpidos por la enfermera que llevaba los papeles del alta.

Una vez firmados todos los papeles salieron.

—  Adiós Sasha espero que todo se resuelva entre tu y Brad — dijo Eiji a la recepcionista despidiéndose de ella.

Otra vez a casa. Esta vez el camino no fue tan silencioso.

Afloja El Hoyo [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora