Yut-lung siempre daba las mejores fiestas, eran conocidas como la "Sodoma y Gomorra" de los tiempos modernos.
Había gente follando por aquí, personas drogándose por allá, putas a montón, cantidades enormes de comida que en la mañana serían arrojadas a la basura - porque las reinas no comen recalentado - drogas y alcohol a montón.
Eiji con solo ver la entrada y a todas esas personas depravadas quiso decirle al taxista que diera media vuelta y los llevará de regreso a casa, pero ya estaban ahí, tenía que hacerle frente a la situación, además el rubio no le dejaría irse tan fácilmente.
Mala idea haberse dejado convencer por el rubio.
Le pagaron al señor gordo del taxi y bajaron.
Ash tomo de la mano al mayor y con determinación entraron a la mansión.
El ambiente adentro era una locura.
A ambos les gustaba el silencio pero a diferencia del nipón, el americano se desenvolvía bastante bien en ambientes como el que ahora presenciaban.
Ash era de ambientes desmadrosos por naturaleza.
— Vamos a bailar — dijo el rubio jalando al nipón hacia dentro de la multitud. Otra mala idea, pues en más de una ocasión Eiji sintió que lo toqueteaban de todos lados pero por la cantidad de personas nunca sabría si había sido por accidente o aprovechaban la ocasión para darle un buena agarrón de culo (el agarrón si se notó que fue intencional).
Ya estando enmedio se dispusieron a bailar.
Al principio Eiji estaba muy tenso, pero gracias a los meseros que pasaban entre la gente repartiendo tragos y la insistencia de Ash para que tomara estos, logro relajarse.
Ahora lo estaba dando todo en la pista y le perreaba a Ash como nunca nadie lo había echo.
«Modo sexo activado» fue lo que pensó el rubio.
Ver a Eiji de ese modo lo excitaba de sobre manera. Tanto que olvidó el objetivo de ir a la fiesta. Necesitaba decirle algo importante a su lindo pelinegro, pero joder, ver las nalgas de Eiji rebotar era algo que no se veía todos los días, estaba nublando todos sus sentidos. Tomo al pelinegro de las caderas, lo atrajo más para si mismo y que este restregara aún más su trasero en su creciente erección.
Estaba haciendo su vida tan hermosa. Quería ponerlo ahí mismo en cuatro y follarlo.
«Nota mental: tratar de emborrachar a Eiji en lugar de intentar drogarlo con un afrodisíaco»
Estar borracho era la mejor sensación que el sistema de Eiji había experimentado y la primera vez.
Aslan volteo la cara del mayor para besarlo al estilo francés y manosear su trasero, a lo que el mayor solo respondió con un jadeo.
Muy rico y todo pero de la nada una arcada a medio beso los obligó a separarse.
— Amor, ¿Estás bien? — el oji jade miro con preocupación a su pareja.
— S-si solo que... — otra arcada.
Sin esperar a hacer el ridículo frente a todos vomitando, salió corriendo hacia el baño.
La tercera mala idea de la noche. Obviamente Eiji no sabía dónde quedaban los baños de aquella mansión por lo que ahora se encontraba vomitando en una maceta.
— Ewww, me encargaré de que mis sirvientes boten esa maceta en la mañana — Yut-lung hacía acto de presencia.
— Pensé que no estabas presente en tu propia fiesta — le dijo Okumura mientras se limpiaba la boca con la manga de su camisa.
— No seas idiota, claro que estoy presente, no por nada es mi fiesta
— Es que no te había visto en todo este tiempo y no estás atendiendo a tus invitados
— JA ni que fuera un sirviente para atender a todos estos imbéciles... Además me estaba divirtiendo yo también~ — exclamó mientras recordaba el harem de hombres que había en su cuarto.
A todo esto a Eiji se le había bajado borrachera con todo lo que vómito.
— Bueno bye — el nipón estaba apunto de irse pero el chino lo detuvo.
— Espera, ¿Es tu primera vez tomando?
— Si ¿Porque?
Una sonrisa que significa peligro tomo lugar en la cara del de coleta — ¿Y te gustó? — depende de la respuesta, así actuaría el pelinegro menor.
— Si, ¡Se siente increíble! En Japón no me dejaban ir a este tipo de lugares — rasco su mejilla un poco apenado.
— Tengo algo que te hará sentir mil veces mejor ¿Quieres probar?
Los instintos del mayor se activaron y lo mejor sería rechazarlo.
—... Creo que mejor no
— No puedo creer que una persona tan aburrida como tú llamo la atención de Ash, es decir, míralo a él, es tan salvaje y atrevido y tú ni siquiera quieres probar una cosita — le enseño el pequeño cuadro que parecía una estampilla — eres tan aburrido, algún día te terminará dejando — iba a guardar el alucinógeno cuando el japonés se lo arrebato de las manos.
— ¿Cómo se usa?
Bingo.
— Muy fácil, solo tienes que ponerla sobre tu lengua y ya está
Así lo hizo Eiji.
LSD allá voy.
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